P E L I G R O |TERMINADA| [N 1 Trilogía Abtuction ]

LXI - No tienes por que escuchar.

Antes que nada ... ¡¡Holaa!! Quiero saber que les parece como va la novela y presentarles la nueva portada hecha por una de ustedes, gracias VeeStan!

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No tienes por que escuchar.

-Callie- Escuché a mi madre llamar mi nombre desde la parte inferior de la escalera.

Frunciendo mi ceño, tiré el libro que había estado leyendo sobre el edredón de la cama antes de marcharme y pararme sobre mis pies. 

-¿Si?- Me puse a un lado de la mi puerta, mi cabeza estaba asomada a fuera.

-Ven aquí, a tu padre le gustaría hablar contigo.- Pude sentir la tensión en su voz sabiendo cómo me sentía con mi padre en este momento pero por el bien de ella, dejé a un lado mi odio.

-Vale, voy enseguida.- Cerrando mi puerta, puse mi suéter encima de mi camiseta de tirantes antes de volver a abrir la puerta, saliendo y corriendo mientras bajaba por las escaleras. Tomando el ultimo paso, me volteé hacia mi izquierda para ver a mi padre de pie cerca de la mesa de café, él y mi madre estaban absortos en una conversación en susurros.

-Hola papá.- Murmuré incómodamente, sin saber si estaba todavía enfadado conmigo o no. Arrastrando mis pies, evité cualquier tipo de contacto con sus ojos.

-Callie...- El suspiró, sorprendido por no decir menos de que hubiera accedido a bajar. -¿Cómo te sientes?

-Bien.- Respondí, monótona. Si él cree que lo perdonaba por lo que hizo, lo lleva claro.

-Mira, se que estas enfadada conmigo pero me gustaría tener una conversación contigo.

-Vale- Me encogí de hombros, haciendo un gesto con mi mis manos hacia él.- Habla.

-Callie...- Mi madre murmuró en voz baja, negando con su cabeza suavemente pero  mi padre le interrumpió poco antes de que ella tuviera la oportunidad de decir algo más.

-Esta bien, Melissa- Mi padre volvió la mirada de mi madre a mi, mirándome con tristeza hacia mis ojos - Ella tiene todo el derecho a estar enfadada conmigo.

Presioné mis labios juntos en una línea firme, sin estar segura de como reaccionar ante su calma. Esperaba que el me gritara o al menos ver la sombra de un ceño fruncido en sus labios pero todo lo que vi fue el débil susurro de una sonrisa comprensiva.

Aparté mi vista, sin ser capaz de mantener su escrutinio.

-¿Podemos sentarnos y hablar?- Sentándose, el señaló con su mano derecha hacia el espacio al lado de él, queriendo que yo me reuniera a su lado. Dudé antes de asentir con mi cabeza y acercarme hacia él. Sentándome un metro alejada de él, crucé mis dedos en mi regazo.