Entre amor y drabbles.

Celos.

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JiMin y YoonGi estaban enlazados hace 3 años. Una vez que el Omega terminó el instituto decidieron dar el siguiente paso y estar unidos de por vida; ambos estaban seguros de su amor y sabían que sólo se necesitaban el uno al otro.

El Alfa realmente amaba el olor de su pequeño, podía estar con la cara oculta en el cuello contrario por horas. Debido a la marca JiMin también poseía el aroma de su pareja, haciendo una mezcla deliciosa y YoonGi no podía estar más orgulloso de presentar a aquella persona como su Omega.

Sin embargo, hace unos días que el mayor siente otro aroma impregnado y eso lo está haciendo arder en celos, ¿Acaso JiMin está viendo a otra persona? Imposible.

Por esa razón el Alfa había puesto distancia, sabía que eso provocaba dolor en su pequeño, lo sentía; pero sus pensamientos lo atormentaban en cada momento. Su rutina estaba cambiando, ahora al momento de dormir le daba la espalda, ya no corría al salir del trabajo para llegar a casa y definitivamente las sesiones de mimos habían disminuido. Luego de una semana JiMin no soportó más y lo encanró.

—¿Podrías decirme que está pasando?

—Nada. —siguió haciendo sus cosas ignorando la presencia.

—¡Yoongi! —chilló.

—¿Sabes, JiMin? ¿Por qué no me dices tú que pasa?

—¿Yo? —estaba confundido.

—Sí. —el Alfa se paró frente a él. —Hace un tiempo que venía sintiendo algo distinto en tí y es tiempo de que me lo expliques.

—No sé de qué estás hablando. —se cruzó de brazos.

—¡De tu olor! ¡Tienes otro aroma en tí! ¿Estás viendo a otro Alfa?

—¿¡Estás diciendo que te engaño?!

—¿Lo haces? —respondió seriamente.

El silencio se apoderó de la habitación, JiMin se sentía dolido por la desconfianza que había entre ellos. Pensaba que una vez unidos las dudas serían inexistentes ya que habían hecho la prueba máxima de amor, entregarse al otro.

—¿Qué tan mal piensas de mí, Min YoonGi? —susurró.

—¡Respondeme! —provocó un dolor en el lobo Omega.

—Vete. —lo miró fijamente a los ojos.

—Soy tu Alfa. No puedes echarme.

—Lo eres. Pero justo ahora no puedo soportar tu presencia. —respondió tajante.

Sin dejarle tiempo de decir algo, JiMin se encerró en la habitación. Sentía náuseas, puso la mano en su boca y respiró hondo, jamás había peleado con su pareja y nunca se esperó hacerlo; la puerta de entrada cerrándose fuertemente fue lo que detonó la bomba. El menor se acostó en la cama, abrazando el cojín del pálido y rompió a llorar, se sentía débil.

Rayos de sol se depositaban suavemente en su cara, abrió despacio sus ojitos adoloridos por llorar tanto. «¿YoonGi habrá llegado anoche?» fue lo primero que se cuestionó.

Salió en dirección a la cocina y al pasar por la sala de estar lo vió, acostado en el sofá durmiendo con el ceño fruncido. Decidió preparar el desayuno, podía estar enojado pero no dejaría a su Alfa morir de hambre.

Cuando ya estaba todo servido, YoonGi apareció pasando sus manos por su cara. Lo miró, pero sólo se sentó y tras agradecer, empezó a comer.

Nunca habían tenido momentos de silencio, desde que se conocieron las palabras simplemente fluían entre ellos.

Al terminar, JiMin se levantó pero tuvo que afirmarse rápidamente de la mesa y cerrar los ojos.

—¿JiMin? —sintió una voz a la lejanía. —¿Bebé, te sientes bien?

Para el Omega no hubo más que oscuridad. YoonGi lo había afirmado en el momento justo y evitó la caída; el pánico comenzó a invadirlo, llevó a su pareja a la cama y lo acomodó. Tomó su teléfono y marcó.

—¿Hola?

—¡Nam necesito que vengas! ¡JiMin se desmayó y no sé qué hacer!

—Voy enseguida.

Su amigo por suerte también era doctor y vivía cerca de ellos. Sólo tuvo que esperar unos minutos cuando la puerta era tocada.

—Lo siento, Jin se preocupó y quiso venir.

—No importa. Por favor, sólo ve a verlo.

Los tres llegaron donde estaba el menor y tan solo al entrar Jin chilló aturdiendo a los dos Alfas.

—¿Qué? —preguntó al borde del colapso.

—¿Por qué no nos habías dicho que JiMin está esperando un cachorro? —lo abrazó fuertemente.

—¿De qué estás hablando?

—¡Su olor! ¿No lo sientes? ¡Ya debe tener más de un mes! Por eso se siente otra presencia.

—¿U-un cachorro?

—¿No lo sabías?

Después de contarles sobre la discusión y recibir múltiples insultos, NamJoon le dijo que sería mejor llevarlo a hacerse una ecografía, pero que lo dejara descansar. YoonGi se sentía horrible. Había desconfiado de la única persona que jamás le había dado indicios para hacerlo, ¿Podría JiMin perdonarlo?

—¿Hyung? —sintió una débil voz.

—Estoy aquí, amor. —tomó su mano y dejó un besito en ella.

—¿Qué pasó?

—Te desmayaste. Pero no tienes nada de qué preocuparte. —acarició su pelo, el menor suspiró satisfecho por el contacto.

—Pediré hora al médico.

—Nam y Jin vinieron a verte.

—Ah, entonces debió revisarme.

—Cariño...  —sonrió. —Estás embarazado.

Las lágrimas invadieron los ojos de JiMin, quién se sentó y se abrazó a su Alfa.

—Lo lamento tanto. —pasó su mano por la espalda del menor. —No debí dudar de tí.

—Ya pasó hyung. No volvamos a discutir jamás.

—Estoy de acuerdo. —suspiró feliz, tanto su parte lobo como él se retorcijaban de alegría.

JiMin tomó su mano y la puso en su vientre, gracias al lazo ambos sentían la felicidad del otro; el bebé sería inmensamente amado.