Capítulo 6; Catrina

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«Ella camina con elegancia y yo la miro con envidia a ella se que la muerte no llegara... ¿Pero cuándo ella vendrá por mi?»



«¡Pobre alma en pena! No encuentra salida por más que busca... Quizá solo busca por el camino equivocado»


Ella estaba recostada en su cama, con pequeñas lágrimas marcando su rostro, había llorado hace unos momentos y como si nadie lo notara excepto él, él había notado los ojos hinchados de su pequeña niña, la conocía a la perfección y se daba cuenta que ella aun seguía triste, estaba traumada por culpa de él. Acaricio el rostro de su princesa, la contemplaba y la cuidaba mientras ella dormía, era normal para él velar por la seguridad de su única hija, no podía evitar sentirse culpable, él era el causante de aquellas lágrimas.

¿Cuanto continuaría así?, ¿cuanto más ella iba a culparlo? No lo sabia pero cada vez temía el perder a su única hija.

Él no sabía nada, no sabía lo que M planeaba si él lo hubiera sabido entonces no se hubiera preocupado por esta situación, si él hubiera sabido lo que aquel hombre planeaba quizá todo hubiera estado bien.

La niña se movió de la cama sacando de los pensamientos a su padre. Tairoku se puso de pie y se dirigió a la salida de la habitación, salio de la habitación y cerro la puerta con cuidado, dejando a su niña completamente dormida.

Ese fue su error, ojala no se hubiera ido, ojalá nada de esto hubiera ocurrido pero el destino no puede evitarse.

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M no podía dormir, por alguna razón algo le preocupaba, era extraño aquel presentimiento, es algo que él nunca había sentido, se puso de pie dispuesto a dirigirse a la cocina, bajo las escaleras planeo prepararse algún sándwich con mermelada de fresa, llego a la cocina y lo primero que hizo fue sacar la botella de leche así mismo un vaso de cristal para servirlo. En ese momento que iba a servir la leche en el vaso por alguna razón su corazón dolió y soltó el vaso y  la botella, miro sus manos con sorpresa,  veía sangre en estas, aunque no había nada, su cuerpo temblaba inconscientemente, aun así cuenta no se dio, que lo que veía era producto de su propia mente. Shinichi quien escucho el ruido bajo  preocupado por su maestro, al bajar lo vio, como cual niño temblando de miedo.

—¿Pasa algo maestro Gabriel?—. Pregunto curioso.

—N...No—. Tardo en contestar, se llevo sus manos a su cabeza como cual loco. Tapaba sus oídos y evitaba gritar, era como si lo estuvieran volviendo loco. —¡Basta!—. Grito y como si el grito hubiera sido suficiente todo aquello que le estaba ocurriendo a M se detuvo.

—¿¡Esta bien!?—. Pregunto alterado.

M recuperó su postura, su respiración era agitada mientras que miles de imágenes pasaban en su cabeza, que si otra persona que no fuera él le hubiera pasado era probable que se hubiese vuelto loco. Llevo su mano a su frente donde comenzaron a surcar pequeñas gotas de sudor.

—Shinichi... Creo que deberías ir a Japón ya mismo —. Dijo con voz fría.

No le gustaba lo que pasaba por la mente de su maestro ni quería saber el porque se había puesto así. Solo sabía una cosa; Obedecer a la persona que le devolvió a la vida.

Entre Lineas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora