Capitulo 16: La libreta de luz ||Prueba 3||

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«He cometido tantos pecados que no puedo contarlos, pero mi hija no merece pagarlos»



«Muchas veces pensé que no había nada que me doliera tanto. Pero fui tan débil con mis dos amores»

¿Olvidaste acaso nuestra promesa?. No.
Trato de ser feliz sin él, pero cada vez sentía que él volvía al pasando, promesas quedaron en el aire sin embargo ahora están ante aquel hombre que lo podría ayudar a salvar a su hija. No quería dañarlo, estaba volviendo al pasado, pero no podía evitarlo.

Debía cumplir mi promesa contigo, soy un monstruo, un pecador, tienen razón, la gente no cambia, mucho menos yo.

Tomo el cuchillo de plata que aquel hombre le ofrecía más dañarlo no quería, pero más fue el amor por su hija que no le importaría sacrificar a nadie, tan grande es el amor de los padres por sus hijos.

Su mano temblaba, sin embargo no sabía el porqué, nunca tuvo miedo de matar a nadie más que hasta este día, sabía que si lo hacía se arrepentiría más tarde, su hija tenía razón, él era más que un asesino.

—Hazlo, antes que te arrepientas—. Le dijo él. Sonrió amablemente y estiro su mano y palmeó la cabeza del albino. —Los hice sufrir, es lo menos que puedo hacer—. Diciendo esto dejo de palmearle y se alejó de él. Quedando frente a frente solo un par de pasos los separaban.

Tairoku exhaló y miro al que tanto lo había hecho sufrir. Agarró el cuchillo con la mano izquierda, dejando la derecha libre para sostener el cuerpo de M. Se acercó a paso lento, sentía miedo y la adrenalina empezaba a apoderarse de su cuerpo, ¿M suplicaría por su vida?, ¿Rogaría?, ¿Podría verlo humillado?. Tan solo esas preguntas invadían su mente y en su rostro se iba formando una sonrisa.
Clavo el cuchillo en el costado del hombre y colocó su mano derecha en el hombro del juzgador, este respiró hondo a la vez que sus ojos se abrían de par en par, bajo su mirada viendo el cuchillo en su costado y como el albino lo estaba sacando, sonrió al ver su propia sangre gorgoteando, levantó su vista y miro a Tairoku.

—¿Es todo?. Creí que ibas a ir por mi cuello—. Se burló M sonriendo.

Tairoku sonrió y negó con su cabeza, subió lentamente el cuchillo y lo puso donde debía estar el esófago, sonrió igualmente como si disfrutará de hacerlo, lo volvió apuñalar y este volvió a respirar hondo al sentir el dolor y sus ojos se dilataron.

Sintió como un líquido caliente subía por su garganta. Llevó su mano derecha a su boca, viendo como salía la sangre de sus labios, rió fuertemente algo que sorprendió al albino y por poco suelta el cuchillo. Vio como ante aquel dolor M sonreía y eso le hizo sentir repugnancia hacia el hombre, porque no podía disfrutar el matarlo.

El juzgador tosió sangre mientras reía y levantó su vista al cielo, pensando que lo merecía, por alguna razón esto le recordaba cuando el detective había vomitado sangre sobre él. ¿Así se habrá sentido ese pecador?. Se cuestionó, el dolor para él era lo de menos, pero por fin iba a poder ayudar a su hijo en algo.

—¿Estás loco?—. Dijo Tairoku un tanto molesto por lo sucedido.

Pero M no supo que responder, ya que la sangre no le permitiría responder, el dolor era intenso, que sentía que en cualquier momento caería al suelo, y ignorarlo le sería imposible, las voces y visiones eran fáciles de ignorar pero el dolor y la sangre esto era imposible, era su muerte, al menos su muerte serviría para algo.

Entre Lineas (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora