Me despierto en casa con una resaca de la hostia, miro el reloj y son las ocho y media de la mañana. Joder, que temprano es. Me levanto de la cama y veo a Jesús durmiendo en el sofá del salón y no puedo evitar reirme. Ni si quiera me miro al espejo. Voy directa a la cocina para hacerme algo de comer y así de paso hacer ruido para joder a Jesús y despertarlo. Tiro una olla al suelo mientras espero que mis tostadas se hagan y enciendo la aspiradora a lo que veo a Jesús removerse de un lado a otro molesto por el ruido. Finalmente abre uno de sus ojos y me mira. Y yo le sonrío.
- ¿Se puede saber que haces? -me pregunta y me río-
- ¿Aparte de joderte? El desayuno -le digo y salen las tostadas de la tostadora-
- Es bueno saberlo -dice y a continuación suelta un bostezo-
Se levanta, viene a la cocina y pasa detrás de mí para coger un zumo. Y para ello, posa una de sus manos en mi cintura. Al momento me tenso y trago saliva. Que nerviosa me pone. Sonríe y se toma el zumo sin apartar la vista de mí. Tras desayunar noto a Jesús distante, pensativo y me mira tratando de analizarme sin ningún tipo de prisa.
- Alex ¿podemos hablar? -dice y yo alzo una de mis cejas-
- Claro -le digo y asiente-
- Es tan solo una... duda -me mira a los ojos-
- Dime -digo totalmente seria-
QUE NO SEA LO QUE PIENSO QUE VA A DECIR.
- ¿Qué se supone que somos? -me pregunta mientras se peina-
Está nervioso.
Yo estoy aún más nerviosa.
- Amigos ¿no? -digo y trato de que no se noten mis nervios-
- Sí pero quiero decir -traga saliva- nos hemos besado, varias veces, ¿eso no nos deja en nada? Quiero decir, solo amigos o amigos con derechos. Solo quiero que me digas si sientes algo por mí o solo era por diversión...
- Somos amigos -digo fría- esos besos no han significado nada -le explico- han sido errores. Muchos errores.
- Está bien -dice, coge su chaqueta y se va cerrando la puerta con un portazo-
Mierda.
Esto era justo lo que no tenía que pasar.
Amy.
Me despierto al notar un brazo encima de mi cabeza y me remuevo molesta. Me giro encontrandome a Daniel Oviedo con una sonrisa radiante mientras me mira.
- Me cago en tus ancestros -le digo y se ríe-
- Vaya buenos días más potentes nena -dice y me da un beso en la mejilla-
- Lo sé -le digo con una sonrisa-
- Levantate, hoy trabajas ¿sabes? -me recuerda-
- Que te den por culo Daniel -le digo y cojo de nuevo la manta tapandome hasta la cabeza-
Lo escucho reír y pongo los ojos en blanco aunque ni me vea. Me quita la manta de la cabeza y se acerca aún más a mí. Y como pura costumbre ya acabamos besandonos. Nos separamos cuando oímos un portazo de la puerta de mi casa. Me levanto de la cama, aún tengo puesta la ropa de anoche y salgo al salón. Alex me mira y se peina frustrada.
- Creo que la he cagado -me dice tras un suspiro-
Dani aparece detrás de mí y intenta buscar a su hermano con la mirada pero no lo ve. Me siento a su lado y la miro esperando que diga algo.
- Le dije que tan solo eramos amigos -susurra- sabes que me agobio con estos temas Amy, y no puedo estar con alguien menor -mira a Dani- no puedo decir que tu hermano me guste, tal vez me atrae ¿vale? Y lo quiero pero no creo que sea de la manera que él quiere que yo le quiera. De verdad que lo siento, Dani.
- ¿Sabes que me parece? Que sin darte cuenta has estado jugando con él y cuando te des cuenta que te gusta porque es así, será tarde. Habrá pasado página y la que acabará jodida serás tú. Sabes de sobra que me duele decirtelo, Alex, pero veo normal el enfado de Jesús. Y ahora me voy a buscarlo.
Se despide de mí con una sonrisa y coge la chaqueta para salir a buscar a su hermano. Trago saliva y miro a mi mejor amiga.
- Alex, no te preocupes, no tienes de que preocuparte, si Jesús realmente te quiere de la forma que sea volverá y si no vuelve ya lo traerá de vuelta el destino.
- Me siento un poco como Archie cuando le dijo a Betty que no sentía lo mismo en Riverdale, es el mismo dolor que sentí al ver esa escena.
- Lo sé -le sonrio- Tienes que hablar con él, quieras o no. Es lo mejor Alex.
- Lo sé y quiero hacerlo pero creo que debo darleal menos unas horas para que piense, y luego iré a verle -me mira- gracias por estar aquí para mí.
Seguidamente nos abrazamos y nos quedamos así diez segundos o más larguitos. Le hacía falta y quiero estar aquí para ella. Es mi mejor amiga y no pienso fallarle.
