Pasé mi bolso por encima de mi hombro, sacando mi pelo, y caminé hacia la luz solar. Las clases de la mañana habían terminado, por lo que los caminos estaban llenos de estudiantes riendo.
Busqué a Jorge pero no pude verlo. Probablemente esté jugando a juegos de video con su compañero de habitación. En el estacionamiento divisé el brillante auto negro que Luisa rentó la primera vez que la conocí. Definitivamente era ella, entonces. Esta vez cuando me acerco, el conductor sale. Esperé a que abriera la puerta por mí, lo cual hace, pero luego me mete dentro y pone el seguro a la puerta.
—¡Oye! —le grito, pero me callo mientras caigo en el asiento. Excepto que no es un asiento, es el regazo de alguien.
El de Agustín.
—Cuidado, pervertido —gruñó la voz de Jorge, y de repente unos brazos me colocaron en el asiento.
—Ella cayó sobre mí, ¿por qué eso me hace un pervertido? —pregunta Agustín con un deje de aburrimiento. —Eres un pervertido porque yo lo digo. —Jorge estira su remera y me mira
—¿Estás bien?
—¿Qué está pasando? —digo, peleando por sonar normal, aunque Agustín esté sentado justo allí, su mirada colgando casualmente a un lado como si nunca me ha besado en su vida. Sus brazos están cruzados.—Pregúntale al Sr. Resentido y Silencioso.—Jorge apuntó con su pulgar a Agustín, mientras el auto empezaba a andar, casi golpeándome de nuevo
—Tan seguro como el infierno que no lo sé, sólo me llego un mensaje de un desconocido, pensé que era de Larissa ya que siempre me olvido de conseguir su número, y lo siguiente que sé es que me meten en este coche con aquí, el Sr. Carita Feliz.—¿Cuál soy, Sr. Resentido y Silencioso o Carita Feliz? —pregunta Agustín ácidamente—Sugiero que elijas uno, ya que dudo que tengas la capacidad mental de recordar dos apodos para una misma persona.
—Yo dudo que tengas la capacidad de que tu cara no se rompa cuando te golpee.
—Capacidad en la cara, ¿es ese el termino científico?
—Deténganse —digo, tratando de no mirar a Agustín, porque cada vez que lo hago, la sangre corre a mis mejillas.Me asomo al asiento del acompañante, pero Luisa no está allí, y el conductor tiene auriculares. Veo que toma la salida no para la ciudad, sino para la autopista.
—En serio, chicos, ¿a dónde vamos?
Agustín no me mira cuando me contesta—No sé. Estoy tan sorprendido como ustedes. Supongo que es un molesto plan de Luisa.
Por lo que dice, supongo que él ha sido metido en este auto sin ninguna explicación también. Me doy cuenta de que está un poco pálido, y me acuerdo de lo que he leído acerca de su secuestro.
—Agustin, ¿estás bien?
—¿Por qué no lo estaría? —dice fríamente, su rostro está guardado como siempre.
—¡Ey! —Jorge golpea el cabezal del asiento del conductor
—¿A dónde nos dirigimos?Como era de esperar, no hay respuesta alguna. Toma todas mis fuerzas no mirar a Agustín. Está actuando como si el beso nunca hubiera sucedido. Cuando él me observa, es como si su mirada me atravesara.
No estoy segura cómo conciliar esto con el vistazo de feroz pasión que vislumbré. Todo lo que sé, es que quiero más. Por último, el coche se detiene en un estacionamiento vacío en el borde de la ciudad. Estoy completamente perpleja hasta que Agustín da un suspiro.
Sigo la dirección de sus ojos y veo al mismo tiempo que Jorge maldice en voz alta: hay un jet privado, enorme y blanco, sobre el asfalto como un pájaro brillante.
El conductor finalmente se quita los auriculares y gira. Me doy cuenta de cuán fornido es, más como un gorila que un conductor.
—Tengo instrucciones para asegurarme de que ustedes tres suban a ese avión.
Agustín se masajea la frente.
—Luisa se ha vuelto completamente loca.
—¿Están bromeando? —dice Jorge con deleite, prácticamente pateando la puerta del auto para que se abra
— Esa cosa es como sacada de una película de James Bond! Apuesto a que tiene Martini. Más vale que tenga Martini.Y de hecho, hay Martini, lo cual descubrimos después de que todos estamos en el avión. Agustín obviamente no quiere subir, y yo tengo mis propias reservas, pero Jorge corre para subir. Como si se tratara de algún súper plan malvado.
No puedo dejar que vaya solo. Agus me llama, molesto, pero después de que subo, él me sigue. Estoy bastante segura de que si no lo hubiéramos hecho, el conductor habría tenido sus propias maneras de asegurarse de que lo hiciéramos.
Nunca he estado en el interior de un jet antes, y no puedo dejar de mirar. Todos los asientos son de cuero color crema y más grandes que el sillón de la sala de estar de mi mamá. Un sofá a juego se extiende a lo largo de un lado del jet. Relucientes mesas de madera se despliegan de las paredes, y televisores de alta definición están montados encima. Una joven mujer en un uniforme nos sonríe.
—¿Quieren algo para beber?
Jorge inmediatamente ordena un Martini y se desparrama en el sofá de lujo.
Le dice a Agustin—Definitivamente hay ventajas de ser tu amigo, incluso si te tengo que mirar a la cara.
—Jorge, cállate. —Me siento con cautela en una de las sillas. Me hundo unos centímetros.Miro hacia Agustín, quien frunce el ceño profundamente cuando la escotilla de entrada se cierra detrás de nosotros.
No puedo dejar de sonreír, es como algo sacado de una película.
—¿Es de Luisa todo esto? Agus, es increíble.
—Es de mi padre. —Toma el asiento más alejado de Jorge y de mí—Luisa obviamente lo pidió prestado. En efecto, estoy seguro que le encantará.No disfrazó la amargura en su voz. No puedo dejar de recordar lo que he leído de su padre negándose a pagar el rescate de Agustín. Me pregunto si culpa a su padre por la muerte de su madre. Por supuesto, él no tiene ni idea de que estoy al tanto de lo que le sucedió.
Cuando el avión despega, nos asusta a todos. Jorge grita y se cae del sillón y empezó a chillar de una manera poco atractiva. No sabía que había estado esperando, que Luisa saltara en la cabina, quizás y nos dijera que quería darnos un tour por el Jet, pero no que despegaríamos sin ningún aviso.
—¿Qué demonios está ocurriendo?
La azafata regresa con las bebidas de Jorge. Nos pasa a Agustín y a mí un menú.
—A la Sra. Bernasconi le gustaría solicitarles que se sientan cómodos, ya que este será un vuelo de aproximadamente cuatro horas y media de duración. Pueden elegir la película que deseen y todo lo que está en el menú es sin cargo.
—Y la Sra. Bernasconi por casualidad mencionó ¿a dónde es que estamos yendo? —La voz de Agustín tiene un dejo de sarcasmo. La azafata nos da una sonrisa falsa, aunque el tono de Agustín la había puesto nerviosa.
—La Sra. Bernasconi pidió que el destino quedara en secreto por ahora. —¿Cuatro horas y media? —Jorge se quita los zapatos y se tira hacia atrás—Venga, veamos cuántos de estos puedo tomar en cuatro horas y media.
:)
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Torrencial |Aguslina|✔|Adaptada|
FanficHISTORIA TOTALMENTE ADAPTADA, TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS A SU AUTORA ORIGINAL.