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|Agustín|

Es la cosa más estúpida del mundo que vaya a morir aquí. 

Mi pierna es inútil.

Mi brazo también.

Calambres musculares. Apenas una sorpresa, ahora que lo pienso. La falta de sueño, las peleas, la práctica interminable, la helada agua de la noche. Mi cuerpo se está revelando en el momento más crucial.  Lo que es sorprendente es lo poco que me importa. 

Desde que ella murió, me pregunté cómo sería morir.

¿Silencioso o ruidoso?

¿Doloroso o suave?

Parecía doloroso para mí, pero tenía doce años. Podría estar equivocado.  Se siente doloroso ahora.  Mis pensamientos están viniendo desquiciados, desparramándose.

Hay una intensa presión en mi pecho.  Aplastante. El frío es abrumador. Estoy flotando, infinitamente en la oscuridad. No puedo decir si es que estoy tan abajo que no puedo localizar la luz de la luna danzando sobre la superficie del agua, o si es simplemente que mis ojos están cerrados. 

La veo de nuevo.  Estaría disgustada por lo que su hijo se había convertido.  Brillantes luces parpadean en algún lugar de mi visión. Mis pulmones están hambrientos. Sé que si respiro, ese es el momento. Voy a morir. Pero no tengo opción. El entumecimiento se arrastra sobre las puntas de mis dedos.

Inhalo. 

Yo tenía razón. 

Morir es doloroso.

|Carolina|

Cuando alcanzo el lugar en el que estoy bastante segura que lo vi por última vez, me detengo, mis jadeos ensordecedores.

—¿Agustin? —exclamo, mi voz haciendo eco por sobre la superficie del agua. No hay respuesta. Es el momento más solitario de mi vida.  Pero no me puedo rendir.

Tomo una enorme bocanada de aire y buceo, pateo directo hacia abajo, mi pecho apretándose contra la presión del agua. Abro mis ojos, el agua salda picándome, pero por supuesto que está casi totalmente oscuro.

Nado hacia abajo y trato de sentir alrededor con mis brazos, que están pálidos en frente de mí, hasta que mi cabeza está ardiendo y necesito aire.  Salgo a la superficie y jadeo por un segundo.

Una vez más.  Esta vez, buceo profundo, más abajo de lo que nunca antes había nadado. Mis orejas estallan. El agua es una forma oscura presionando en todas las esquinas de mi visión. Y entonces veo una forma más oscura a la deriva por debajo de mí.  Agarro a ciegas y siento algo suave y flojo.

Mi mano se cierra alrededor de su muñeca. Están apareciendo luces en mi visión y él pesa mil kilos, es imposible que lo arrastre hacia arriba, ambos nos vamos a ahogar aquí… Pero de alguna manera me las arreglo para traernos a los dos a la superficie del agua. Tomo enormes respiraciones cuando alcanzamos el aire, casi llorando por el cansancio y el miedo.

Agustín está completamente inmóvil, sus ojos cerrados y su cabeza caída hacia atrás. Es todo lo que puedo hacer para mantenerlo a flote. No tengo ni idea de que como voy a llevarnos de vuelta a la playa. 

—No te atrevas a estar muerto. —Me ahogo y deslizo mi brazo alrededor de su pecho, sosteniendo su cuerpo contra el mío mientras hago mi mejor esfuerzo con la patada de mariposa hacia la costa.

Dos veces me hundo en el agua y salgo a la superficie tosiendo, Agustín aplastándome. No me había dado cuenta de cuan alto era, creo que incluso más alto que Jorge.  De verdad, de verdad no quiero que esté muerto.

Se siente como si la playa estuviera a millones de kilómetros de distancia, pero las plantas de mis pies golpean la arena cuando estoy segura de que no puedo nadar otro centímetro más. Gracias a Dios. Pongo mis brazos debajo de los de Agustín y lo saco fuera del agua,  pero estoy temblando toda y lo mejor que puedo hacer es llevarlo a la parte más húmeda de la arena. 

Estoy aterrorizada cuando lo miro, él definitivamente no está respirando, y su piel está pálida. No hay rastro de la arrogancia que vi antes en su quieta cara. Extendido de espaldas en la arena, solo se ve vulnerable.

Obtengo el control sobre mis temblorosos dedos y me estiro para agarrar mi teléfono para llamar al 911, pero estaba en mi bolsillo cuando salté al agua, y la pantalla no se enciende. 

Siento su pulso; tiene uno, pero es débil. Tomé una clase de CPR1 en la secundaria, y rezo por recordar correctamente cómo hacerlo mientras empujo fuerte en su pecho, una vez, dos veces, y una veces más antes de cubrir su boca con la mía, respirando dentro de él hasta que su pecho se levanta. 

—Vamos —jadeo mientras vuelvo a comprimir su pecho—Respira. Por favor.

Sigue sin moverse. Está muerto. No fui lo suficientemente rápida.  Y entonces su cuerpo se sacude. 

Dejo escapar un sollozo de alivio cuando sus ojos se agitan. Él hace un sonido estrangulado antes de empezar a toser; duras y profunda toses que sacuden su cuerpo entero.

Él rueda sobre uno de sus lados y vomita agua del mar en la arena, rastrillando en secos jadeos entre arcadas. Pongo mi mano en su hombro para estabilizarlo. Él no parece notarlo, concentrado en cambio en respirar adentro y afuera. Cuando finalmente me mira, su mirada está desenfocada.

—¿Por qué estás llorando? —murmura.  Me froto el agua debajo de mis ojos.

—Yo… supongo que estaba asustada. Sacude su cabeza un poco, y sus ojos se enfocan. Me reconoce.

—¿Que estás haciendo aquí? —pregunta bruscamente, y luego pone una mano sobre su frente—¿Qué pasó? 

—Tú… um… —Mi boca está completamente seca. Todos y cada uno de mis músculos duelen—. Estabas ahogándote, creo. Te hundiste. Tuve que saltar detrás de ti. —Rezo para que no pregunte por que estaba observando en primer lugar.  Me mira fijamente por un momento, la sorpresa alterando momentáneamente su expresión.

—¿Saltaste dentro… detrás de mí?

En este punto me estoy sonrojando tan fuerte para poder hablar, así que solo asiento, contenta de que esté lo suficientemente oscuro que no me pueda ver. Estoy temblando y mi pelo cuelga en húmedos y gruesos grupos, mi camiseta blanca esta aferrada a mi pecho de una manera que estoy bastante segura no es Apta Para Todo Público.

Esta es probablemente la situación más embarazosa en la que jamás he estado. Nunca pensé que salvar la vida de alguien pudiera hacerme sentir tan incómoda.  Pero lo observo tomar otro aliento y simplemente estoy tan increíblemente feliz de que él esté vivo, de que no estoy llorando sobre un cadáver sobre la playa, que la vergüenza sale de mí.

—Agustin, realmente estoy feliz de que estés bien.

Entrecierra sus ojos hacia mí con algo que parece sospecha, aunque no puedo entender por qué. Oh… tal vez no está bien.

—Estás bien, ¿no? —Me inclino con ansiedad—¿Estás respirando bien? ¿Cuántos dedos tengo levantados? 

—Ninguno —dice, y me doy cuenta de que tiene razón, que me olvidé de levantar ningún dedo en absoluto. Realmente necesito dormir.  Pero primero tengo que asegurarme de que se puede ocupar de sí mismo.

—¿Puedes caminar? Yo como que tengo mi celular mojado, pero si podemos volver al campus puedo pedir prestado el teléfono de mi amigo y podemos llamar a una ambulancia… probablemente deberías ser examinado… 

Me callo, porque está forcejeando hacia arriba, jadeando duramente mientras se levanta. Una vez más me golpea lo increíblemente hermoso que es, la manera en que sus músculos cambian con cada movimiento. Su pelo está sobre sus ojos, pero no se molesta en quitárselo. 




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CPR: Siglas en inglés de Reanimación Cardiopulmonar.

Torrencial |Aguslina|✔|Adaptada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora