La casa del loco

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No me acostumbro todavia a ir a esa lugubre prisión, pero no es tanto por la arquitectura o siquiera por los dementores, sino por que todavia escucho los lamentos de mi padre pidiendome con sus ojos llorosos que lo mate. Me cuesta demasiado trabajo fingir que no siento ni la mas minima tristeza por el. Si bien era cierto que no habia sido el mejor padre del mundo no por ese hecho merecía las peores torturas, bueno, tal vez despues de todo se lo había buscado al seguir a un imbecil mestizo que dominaba las artes oscuras, mismo que aun odio por influir tanto en mi familia haciendo que mi madre se sumiera en la depresión mas profunda y en la vergüenza. Pasamos de ser los mas respetados e incluso temidos del mundo mágico a ser ahora la peor de las escorias, eso claro si habia una con ese calificativo.

Venia de ver a mi padre, y aunque no me reconocia del todo a causa de los años y la locura, tan solo tiene movimientos inercicos, come por que tiene que hacerlo, camina por que alguien mas se lo pide, se despierta debido al exceso de sueño. MI padre quien alguna vez fue un gran poderoso y brazo derecho del mismo ministro Fudge parecia ahora mas tenebroso que los mismos dementores. Con dificultad creo que llego a recordar mi rostro, y aunque no es de la clase de hombres que sean meramente expresivos por lo menos sus ojos denotaban el cariño que me tenia a mi ya mi madre, a su manera claro, pero lo tenia.

Como siempre iba hacia mi mansión donde seguramente escucharia las mismas quejas sobre la "falta de atencion", que le habia puesto a las cosas ultimamente, ahora practicamente me tenia que hacer cargo de lo poco que nos quedaba como patrimonio. Fui algo bueno para los negocios asi que no dude en rescatar lo que teniamos para despues invertirlo en otros mas rentables, y aunque practicamente despues de la caida de Voldemort se quedaron en la ruina, no solo fue en cuestion economica sino que toda la aristocracia cerraba sus puertas con tan solo escuchar  "Malfoy". Incluso los señores Greengrass me negaron la mano de su hija con el solo hecho de ser ahora un relegado y no valorado socialmente, eso, a pesar de tener los recursos para darle a su hija una vida como la que se merecía.

No era que siquiera Astoria se mereciera ese tipo de vida, creo que tanto ella como su hermana Daphne saben de sobra quien es Draco Malfoy y puedo asegurar, que por lo menos ellas dos no me ven como una escoria. Una escoria no haría grandes proezas en la cama, y no solo con ellas, la mayoria de las de nuestro circulo e incluso de nuestra casa Slytherin pasaron ya por muchas de mis caricias, besos, y bastantes encuentros. Todas eran iguales, niñas estupidas demasiado bellas y demasiado tontas para no explotar sus recursos, no eran simplemente mucho de mi interes, al menos no de la clase que me implicaban algun tipo de reto o ganas de siquiera procurarlas.

Preferí quedarme en el jardin mientras que uno de los elfos, no recuerdo cual puesto que no me interesa, estaba trayendome una taza de te y algunas galletas. Aun no se me quitaba la cabeza la imagen de mi padre quien tenia la mirada perdida y dificilmente reconocía, ahora mas que nunca maldecía a Harry Potter, maldecía a mis parientes los Black, maldecía bastante mi estirpe. Sin darme cuenta habia golpeado la mesa con algo de rudeza mientras que deseaba que mi madre por lo menos llegara a consolarme o darme ánimos. Creo que en este momento el haber tenido un hermano menor o una hermanita le hubiera dado sentido al estar en esta mansión fría, por lo menos habrá alguien a quien molestar, pero esa era la realidad, era el hijo unico de los Malfoy y aunque tenía siempre sus ventajas en tiempos como hoy de verdad lo necesitaba.

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