A pesar de haber pasado un mes de lo que había hablado con mis padres aún no podía creer que todo aquello que estaba soñando fue real, quiero decir con esto que ahora estaba más confundida que nunca a pesar de haber tenido las respuestas directamente de los seres que me dieron la vida, me criaron y me educaron para ser la mujer que soy ahora.
Nunca es bueno juzgar la conducta de los padres ya que la mayoría del tiempo tienen que verse sometidos a tomar desiciónes difíciles por no decir complicadas, como en este caso en particular.
Mi padre fue quien me dio todas las respuestas una vez de que abandonamos la universidad para ir a celebrar "mi graduación". Aunque me hubiera gustado tal vez beber unas copas con mis amigos y mi prometido, creo que lo más importante era saber algo de aquel pasado que tenía como una "bruja", creo que todavía no me acostumbro del todo a ese apelativo.
Ese día fuimos a un restaurante algo caro, al parecer mi padre deseaba portarse demasiado espléndido pero era lógico, unas por otras, asi que nota importante, cuando alguien te lleve a un lugar costoso o fuera de lo común solo puede significar una cosa, "te esta ocultando algo".
Yo pedí algo de crema de espinaca para comenzar la charla, aveces bien dicen que algo caliente puede amortiguar cualquier confesion, mi madre entre tanto tan solo nos miraba, no era la clase de personas asustadizas, pero cuando se trataba de enfrentar las cosas, siempre era la primera en pensar antes de actuar.
Entonces mi padre comenzaba a relatarme mi vida desde que tenía ocho años, me hablaba de una carta que me había llegado por lechuza en aquella ocasión anunciandome que yo era aceptada para estudiar en el colegio "Hogwarts de magia y hechiceria".
Cuando observé a mi madre, se encontraba acariciando una servilleta que tenia en sus manos pensando probablemente en la forma de tranquilizarme en caso de yo pedir más explicaciones de las que debían darme. Jack Granger me mencionaba que desde más pequeña yo tenía habilidades inexplicables que incluso trataron de investigarlas a través de tratamientos psicológicos.
Mi padre argumentaba que para ellos en lugar de ser algo de lo cual sentirse orgullosos, era dificil de ascimilar, pues ellos carecían de talentos mágicos. Mi madre le tomaba la mano a mi padre tranquilizando la situación diciendole "nuestra hija no es un fenomeno, es una bruja y es especial", cabe mencionar que para los ojos de cualquier padre de familia, los hijos son únicos y a cada uno se le da su respectivo lugar dentro de la familia.
Seguido a eso me comenzaban a relatar la forma en la que me acompañaron en todos los pasos que di en ese colegio, y se que a esas alturas debí recordar muchas cosas, pero no fue así. Por más que mis padres me hablaban de mi estancia en ese lugar era como si hubiera tenido otra vida o algo así.
Claro que era cierto que tenía sueños recurrentes con esa escuela y no niego que eso sea verdad ya que lo estaba escuchando de la boca de mis padres, pero en realidad… no sentí emocion alguna, conceptos extraños como la magia, la brujería, la estacion nueve tres cuartos, los calderos, mi varita, Gryffindor, eran muchos de los tantos que no comprendía. Lo extraño del asunto era que mi madre me nombraba a un chico en especial, alguien con quien al parecer había convivido en ese tiempo. Harry Potter.
