Tras una misión que sería en completo sencilla, Sasuke, Sakura y Naruto terminan visitando una dimensión opuesta a lo que conocen con ciertos hechos singulares: al padre de Sakura fue el cuarto Hokage; Kakashi es más energético de lo usual; Tsunade...
Disclaimer: los personajes de Naruto no me pertenecen.
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El equipo siete cayó del cielo. No supieron cómo llegaron a los árboles o el momento que impactaron en las ramas y rodaron por el suelo. Cuando estuvieron consientes, ya estaban tendidos en el suelo boca arriba mirando el cielo oscuro de la noche. Se incorporaron con dificultad para verificar que no hubiera enemigos cerca, y cuando no sintieron las presencias enemigas, se quedaron tranquilos.
—Ya no siento sus chakras... estamos a salvo —habló Sakura soltando un suspiro de alivio, cerró los ojos y estuvo un momento de paz.
—¡Casi morimos ahí! —exclamó Naruto resoplando indignado—. Pero ya estamos lejos. En verdad me siento débil —se dejó caer sentado en la raíz sobresaliente de un árbol y cruzo los brazos, molesto.
Sakura se acercó a él para curarle las heridas superficiales que le molestaban, todavía tenía un poco de chakra para curarlos. Y mientras lo hacía, pensaba en cierto azabache que se mantenía callado y observándolos un poco lejos de ellos. Sasuke siempre fue callado y no era del tipo de personas que hablara más de lo que considera necesario. Y eso le desesperaba un poco, pero gracias a ello entendía al lenguaje corporal del Uchiha, y era maravilloso poder conocerlo de esa forma tan profunda pues solo ella podía notar sus cambios.
—Sasuke, ¿cómo supiste del ataque? —preguntó curioso el rubio mientras se acomodaba su chaqueta negra.
Ahora Sakura trataba las heridas de Sasuke y su rostro femenino reflejaba concentración, pero al escuchar la pregunta del rubio, alzó espontáneamente los ojos interesada por la respuesta de Sasuke. Él mantenía una expresión serena y con los ojos cerrados, pensando en que las manos de Sakura eran tan cálidas que podía perderse unos momentos en sus cavilaciones.
Afortunadamente si alcanzó a escuchar la cuestión del rubio, abriendo los ojos lentamente, contestó:
—Iba de regreso a Konoha cuando note que unos renegados me seguían desde lejos, así que los retuve e interrogue —al recordarlo, no pudo evitar inclinar el rostro a Sakura y entrelazar sus miradas, sus ojos negros notaron el pequeño sonrojo en las mejillas de la joven antes de que bajara su rostro para concentrarse en sanar la herida de su única mano—. Ahí supe que a ambos les tenderán una trampa y fui al punto de la batalla.
Él sabía la razón por la cual querían a Sakura muerta, para verlo sufrir a él. ¿Muy ingenioso? Sí, admitía en su mente que Sakura era la mujer que le robaba el sueño por las noches, era su barco en medio del mar, su luz de esperanza entre su oscuridad... su salvación y felicidad. Sólo faltaba que lo admitiera abiertamente, pero siendo un tipo que rehuía de las relaciones y de las personas que lo amaban, le resultaba difícil. Algo muy irónico porque que él no creía que nada difícil fuese imposible de hacer.
