CAPÍTULO 3: NOVIAZGO PÚBLICO

283 24 12
                                    

CAPÍTULO 3: NOVIAZGO PÚBLICO

Como Sebastian, además de candidato a político, era hijo de un expresidente de USA y Blaine el hijo de un importante empresario, no era de extrañar que pronto comenzaran con los rumores de relación. Ninguno de los dos los había confirmado ni negado, simplemente habían evitado hablar del tema.

De todos modos, no se escondían. Era cierto que sus últimas citas habían sido en casa de uno y otro, pero también habían dado paseos o tomado algo por la ciudad. Como esa tarde, que los dos recorrían las calles de Washington mientras hablaban. Intentaban conocerse mejor, porque tarde o temprano acabarían siendo esposos. Ninguno quería que esa boda fuera entre dos desconocidos.

Si smythe era sincero consigo mismo, se sentía fascinado con Anderson. Cuanto más lo conocía, más le gustaba. Era muy diferente a él, algo que jamás pensó que le podría atraer. A pesar de que se conocían desde hacía poco tiempo, había visto que era amable y generoso. Eso contrastaba con su avaricia y altanería, pero suponía que sería bueno para encontrar un balance en la relación.

Físicamente, era muy atractivo. Su forma de vestir era algo distinta, pero lo hacía más apuesto si eso era posible. Era increíble, pero lo tenía todo, belleza, inteligencia, buena personalidad...

Sin embargo, lo que más le fascinaba eran sus hermosos ojos. Todavía no había decidido con qué color los iba a definir, cambiaban de color según la luz. Sin embargo, lo más maravilloso era que reflejaban lo que el otro estaba pensando con claridad.

Sabía que se sentía dolido cuando se mostraba borde con otras personas, algo que sabía que debía trabajar para que su matrimonio funcionase y para que la gente confiara más en él para votarle.

También sabía que le encantaba la música. Cada vez que paseando se encontraban a un artista tocando o cantando, se iluminaban sus ojos. Era hermoso de ver y se preguntaba por qué, si le gustaba tanto, no había decidido dedicarse a eso...

Porque, al dejar que sus ojos mostraran sus sentimientos, Blaine le había revelado a Sebastian que no le gustaba lo que estaba estudiando y no quería hacerse cargo del negocio familiar. Eso era un misterio para el castaño, que no encontraba un motivo para que alguien hiciera con su vida algo que no le gustaba.

No podía ser por cuestión de dinero, los Anderson tenían más que de sobra para que hubiera intentado encontrar su oportunidad. Tampoco por la desaprobación de sus padres porque Cooper, el hermano de Blaine, era actor.

Mientras la pareja paseaba, Sebastian vio al fondo unos paparazzi. Los estaban fotografiando mientras intentaban ocultarse para que no notaran su presencia. Afortunadamente, ellos no se dieron cuenta de que habían sido descubiertos.

Para que no se notara mucho, Smythe esperó unos minutos para actuar. Tal vez era el momento idóneo para confirmar su relación sin tener que hacer declaraciones.

–Blaine... No mires, pero hay unos paparazzi fotografiándonos. –El castaño informó mientras se acercaba y lo agarraba de la mano. Era un gesto inocente, pero sabía que era el primero que hacían en público. Hasta ese momento, habían mantenido cierta distancia.

–¿Qué quieres hacer? –El moreno preguntó, sospechando que había llegado el momento de dejar que todo el mundo descubriera su "relación".

–Si ahora te beso, parecerá fingido. Las otras veces que nos han visto no nos hemos besado... –El político se paró a pensar, tenían que encontrar la forma de que pareciera que no fingían.

–Tengo una idea... –El estudiante sonrió de manera adorable. –Sigamos paseando, pero vamos hacia casa de mis padres, está cerca de aquí.

Los dos siguieron caminando, hablando tranquilamente. Se comportaban como siempre, aunque tal vez se tocaban un poco más de lo habitual. Cuando llegaron a la casa de los Anderson, Blaine sonrió y se volvió para que los dos se pudieran mirar frente a frente.

–Nunca nos han visto cuando nos despedimos. –El moreno informó con una sonrisa pícara.

–Tienes razón... Si intentásemos ser discretos, guardaríamos los besos para la despedida... ¿Estás seguro de que quieres que te bese? –Sebastian preguntó porque no quería equivocarse y hacer algo que el otro no quisiera. Lo cierto era que hasta ese momento el contacto físico había sido bastante limitado.

–En algún momento lo tendremos que hacer, ¿no? Vamos a casarnos... –El estudiante afirmó, pareciendo más seguro de lo que realmente se sentía.

–Pero no quiero precipitar las cosas, si no estás listo, simplemente nos podemos ir. –El castaño propuso.

–Estoy listo...

El político no esperó más tiempo, sabía que no tenía nada más que decir y solo esperaba que no se arrepintiera de ese gesto. Por eso comenzó a agacharse, lo que fue aprovechado por el otro para ponerse de puntillas, de manera que entre los dos eliminaron la diferencia de altura.

Sus labios se tocaron y, en ese momento, Smythe supo que estaba perdido. Esos labios iban a convertirse en su perdición, de eso estaba seguro. Nunca había sentido algo así mientras besaba a otro hombre. Siempre había supuesto que el amor no era para él, pero esa creencia empezaba a romperse cuando sentía que cada célula de su cuerpo deseaba unirse al joven que tenía frente a él. No le importaba la diferencia de edad, no le importaba que el otro solo estuviera con él porque habían concertado un matrimonio... Lo único que le importaba era que quería estar con ese hombre para siempre.

Por mucho que Sebastian deseara que ese beso fuera eterno, al final tuvieron que separarse. Blaine entró en casa de sus padres mientras el castaño se marchó sonriente.

–¿Qué haces aquí? –Pam preguntó algo molesta. No le gustaba que su hijo fuera mucho a casa.

–Me ha acompañado Sebastian. Estábamos paseando por un parque y ha visto que estaban haciéndonos fotos. Hemos creído que la mejor manera de que se hiciera pública nuestra relación era que "nos pillaran" besándonos... Pero si lo hacíamos a la vista, parecería forzado. Como estábamos cerca, hemos decidido venir aquí y despedirnos con un beso. –El joven informó.

–¿Os han fotografiado besándoos? –Ella preguntó, su cambio de actitud era notable. Le agradaba ser la nuera del futuro presidente.

–Creo que sí.

–¿Quieres quedarte a cenar? –La madre ofreció, sorprendiendo a su hijo. Desde que comenzara el master, sus padres habían sido muy estrictos en cuanto a que debía hacerse cargo de sus gastos, lo que implicaba que no podía hacer allí ninguna comida. Ese cambio le agradó, a pesar de todo, eran su familia y los amaba...

Matrimonio Por Conveniencia (Glee Seblaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora