DIFUMINADO

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En el atardecer de mis años,

cuando la flor comience a marchitarse,

y las hojas secas se propaguen

por mi sombra vieja y macerada,

se disipará la vida que albergó

mi tronco robusto y mis firmes ramas.

Se irán con ello, las aves que un día

nutrieron su hambre con mi savia

y volverán para despedirme,

cuando la polilla y la pudrición

hayan hecho su inclemente trabajo;

volverán a repartirse la tierra

que abonada de recuerdos quedará,

sobre mis huesos enraizados.

La ventisca ayudará a esparcir

lo que quede en pie, de mi legado.

Y en el rocío del anochecer,

alguna lágrima se confundirá

con mi ausencia, que poco a poco,

se difuminará entre la niebla...

DE AMOR Y DE MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora