EL AUSENTE DE 18 AÑOS II

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Aunque no estaba oficializado,

era ya un hecho que estaba desaparecido,

su cuerpo físico se hacía espíritu

y rondaba noches en que se le invocaba

entre velas y oraciones.

El ausente de dieciocho años

había sido un pequeño vástago

que contradecía a su generación,

ausente de energía, de futuro y de vida.

Aquel no era su mundo, pues,

le había abandonado sin más,

y no necesitó una excusa

cuando nunca había estado conforme

con ser parte de él.

El amor obscuro y desafiante

gatilló en él, un sentimiento de soledad,

que sólo supo darle fin junto a su vida.

Cuando ves al mundo en tu contra

y tus principios no concuerdan con él,

buscas a quién hacerle sentir tu odio

y equivocas tu camino de redención,

confiándole tus planes de destruirlo,

cuando ella, es también, parte de ello.

El ausente de dieciocho años

vivió tan poco, pero, aun así,

supo contrarrestar los embates

morales que la sociedad le propiciaba,

reconociéndoles y enfrentándoles

con fundamento y humanidad de la que carecían.

Quizás, él fue sólo una vida más,

pero también, una llamada de atención

al porvenir que estamos provocando;

quizás, él fue una advertencia

de lo que podríamos haber evitado

hace mucho tiempo;

quizá, esta ausencia nos ayude

a comprender que cada vida importa

y que una voz puede ser la correcta,

aún, cuando sea una en un millón.


*(Video-canción: Estas Ahí / Autor: P.I.B.)

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