TRANSMUTACIÓN

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Nací en un desierto agrio y desolado, opuestamente, en contradicción a mis negras raíces de sombría y lluviosa apariencia.

Crecí seco y espinoso, cual cactus, mas, me hice tóxico en algún momento, envenenando la savia que me alimentaba.

Ansiaba morir marchito por el sol, ese mal influjo que me resecaba.

Nada tenía sentido, ni el amor.

Y me fui hacia adentro, encerrando lento.

Mi frío corazón se congeló y me inmovilizó por largo tiempo.

Y en aquel gélido estado de ánimo, mi atmósfera climática mutó.

El desértico suelo se reforestó, nutriendo mis heridos recuerdos donde hubo sofoco y sequedad.

Todo lo apagó este brote de humedad, en que un diluvio de lágrimas ahogó todo, extinguiendo la pena.

Bastó tocar fondo para comprender que estaba en el camino equivocado, y a un paso de resolverlo... y, ¡renacer!

Olvidar las hojas secas y verdear, conservando aquello que contribuyó a que sobreviviera hasta ahora.

Ningún tormento es a perpetuidad, perdura hasta que tu mente lo permita, diluyéndose en el vacío junto al estrés y la depresión, cuando valoras tu vida como lo importante que es.

No siempre eres tú la razón del problema, si, existe un sinfín de condicionantes que determinan tu destino.

Lo primordial, es aprender que, por bajo que caigas, esta puede ser la mejor oportunidad para levantarte, crecer y cambiar todo lo que quieras, para bien.

¡El poder de transmutarnos, es nuestro!

DE AMOR Y DE MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora