IV- DE AMOR Y DE MUERTE

51 5 4
                                    

4ta parte:


AMOR:

La dulce palabra que encierra tanto, la que nos sumerge en un abismo de descontrol, la que nos quita parte de nuestra identidad, porque solo una mitad nos pertenece. Allí, somos nosotros.

Palabra que nos hace dependientes de algo o de alguien más, a quien le profesamos este sentimiento sincero.

Una variable que nos hace vulnerables ante cualquier chantaje, amenaza o venganza, haciéndonos presa fácil para cualquier enemigo declarado o invisible.

Amor, quizás, el peor de los sentimientos, que dimana emociones tan negativas como el odio, los celos, la tristeza, la ira o el dolor.

El amor mata, mata casi todo lo que hay en uno, dando paso a un ser híbrido que goza a medias todo lo que vive y experimenta, obligándose a aceptar todo lo que su 'media naranja' le ofrezca o le imponga.

El amor es tan solo un estado mental inferior, que nos degrada a la condición de seres no autosuficientes.


MUERTE:

Amarga palabra que se define por sí sola, la que nos evoca a un tiempo de reflexión, ese que nos devuelve a la realidad, a nuestro origen que nos antecede. Allí, donde renacemos.

Palabra que nos libera de ataduras físicas o emocionales y que nos sorprende en cualquier instante o lugar, sin previo aviso.

Una constante que vive en nosotros día a día, acercándose con cautela, esperando su 'momento de gloria' en el umbral del último trance.

"Cuando la Parca viene a buscarte, no hay nada que hacer".

Muerte, quizás, la única salida que puede ofrecernos un poco de dignidad, de aprecio, de comprensión, de respeto y de paz.

La muerte llama, llama a la unidad y a la resignación, en muchos casos, a la reconciliación, y de esta también, nace el amor, el amor por el tiempo perdido, el reencuentro.

La muerte es tan solo el tránsito hacia un estado superior, el abandono de un cuerpo podrido que da paso a una nueva o renovada vida, la oportunidad de un renacer.

DE AMOR Y DE MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora