Capítulo 26

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Todo era borroso aún cuando estaba intentando  abrir los ojos estaba en mi casa y sentía un pequeño dolor en el estomago, cuando logre enfocar bien.

Estaba Estefanía, estaba dormida en el sofá de mi habitación.

Intenté levantarme, casi al instante me comenzó a doler el estómago, también me dolía un poco un brazo y una mejilla. No era grave, pues no estoy en el hospital. Camine con cuidado para tratar de no despertar a Fanny, camine al baño y me vi al espejo ¡Dios! ¿Que es esto? ¿Por que estoy así? Mi mejilla esta hinchada y morada, mi brazo casi no lo puedo mover y descubrí que también tengo una mínima lesión en una pierna.

Salí de la habitación que compartía con Ana, supuse que estaría arriba. Ojalá y así sea.

Recorrí cada una de las habitaciones, sin rastro de ella ni de los niños ¿que está pasando?

Volví y al parecer Estefanía había despertado.

— Fer, ¿cómo estás?— se levando y se acercó a mi.

— Bien, supongo.

Ella rió:— Por Dios, mírate. Vamos al hospital...

— No es necesario de verdad.

— Ana está ahí.

En ese momento todas mis alertas se activaron y mi corazón comenzó casi a salirse de mi pecho.

—¡¿ Y que esperamos!? Vamos lo más rápido posible.

— No le ocurrió nada, no te alteres, está allá por que ella quiso ir, al parecer ella...

— ¡Vamos! ¡Que!, ella que...

— es mejor que ella misma te lo diga, vamos.

No insistí, supongo que era más íntimo, o no se, pero durante el trayecto me estuvo contando cómo fue que planearon lo de nuestro rescate, y que por fin Enrique estaba en donde debería de estar.

Al llegar primero fuimos a que me revisarán, pues ella me dijo que yo no había querido antes, aunque no recuerdo haberle dicho que no.

Me pusieron una mínima venda en el brazo, algunas pastillas para el dolor, y otras cuantas cosas.

Al fin me dijeron donde estaba Ana, al parecer en pediatría. ¿Que hacia allí? Lo primero que se me vino a la cabeza fueron los niños.

Llegamos a donde estaban ella y los niños, en compañía de Manuela y Bruno.

Fanny, Nando y Alicia corrieron con Estefanía. Llorando de felicidad por su regreso.

Ana estaba contemplando la escena, mientras las gemelas eran atendidas por el doctor.

Me acerqué a ella y rodee su cintura con mi brazo.

— ¿Que pasó?

Ella volteo a mirarme y juro que vi sus ojos cristalizarse, le di un beso en su frente y la abrace fuerte.

— Mira nada más cómo estás. Esto fue mi culpa.

— no, no, no, no digas eso, pasó lo que tenía que pasar, ya por fin estamos a salvo.

— No te preocupes por los niños, los traje por qué todos, literal, se sentían mareados y tenían fiebre las gemelas, tal ves sea algún síntoma de gripe o no se.

— De echo solo fueron nervios, los niños se sentían desesperados por qué se sentían solos, y creían que no iban a volver, es normal. Pero no se preocupen, de todas formas y les receta unos medicamentos para la fiebre y los otros síntomas.— interrumpió el doctor.

¿Y tú?, ¿Me amas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora