c u a t r o

2K 279 202
                                    

04✨ Hijo de un demonio

Otro golpe y agarré con fuerza la pala que me había guardado para desenterrar el abeto para navidad, mierda, estaba empezando a imaginarme situaciones tenebrosas, llenas de espíritus que iban a matarme de formas inimaginables por mi pobre mente mo...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Otro golpe y agarré con fuerza la pala que me había guardado para desenterrar el abeto para navidad, mierda, estaba empezando a imaginarme situaciones tenebrosas, llenas de espíritus que iban a matarme de formas inimaginables por mi pobre mente mortal, que probablemente iban a utilizar mi pelo para colgarme de la lámpara del pasillo e iban...

¡Otro más, pero bueno!

Definitivamente, había algo que quería entrar, o bien una rama que hubiera llegado hasta mi puerta, aunque no hubiera ningún árbol suficientemente cerca como para llamar. Tenía dos opciones y sabía que no podía simplemente obviar la situación, así que no podía encerrarme en mi habitación y poner la música a todo volumen para intentar creer que no había un asesino fuera pidiendo sal para el guiso.

Bien, ¿abrir o no abrir? Esa era la cuestión.

Quise hacer cómo hacían en las telenovelas latinas y empezar a maldecir a mi madre por haberme educado tan bien, pero la quería y tenía demasiado miedo como para ponerme a invocar demonios en una noche como aquella.

Con pala en mano y cojín en la otra, me encaminé hacia la puerta, que seguía susurrando chirridos a medida que los golpes iban atenuándose cada vez más. ¿Puede que lucifer se hubiera cansado? Deseé que así fuera, ya que cuando me planté frente a la puerta con la mano en el picaporte se hizo un silencio sepulcral. Fue tanto mi espanto, que llegué a no escuchar los rayos y la lluvia que amenazaban con inundar mii casa. Aun sin golpes, girando el mango de la puerta, la abrí lentamente, esperando que no me saltara ningún perro con la rabia a la yugular en el momento en el que tuviera el espacio suficiente para pasar. Me encontré, en vez de con un animal, algo mucho más interesante.

Un chico.

Estaba cubierto por un mar de ropas oscuras, anchas, que aun estando completamente empapadas no permitían ver ni un atisbo de la figura de aquella cabeza gacha. Debido a que la luz de la televisión se reflejaba en su clara piel, pude distinguir unos mechones de pelo suelto, oscuro, caer justo por debajo de la capucha que le tapaba los ojos. Sentí como un deja-vi surcaba mi memoria. ¿Era aquel el chico que había visto con la abuela hacía tiempo?

Como si pudiese leerme la mente, el muchacho levantó la cabeza, fijando unos orbes oscuros como la más negra cueva. Sentí temor en su mirada, no suyo, si no mío. Estaba aterrorizada, él había hecho que me sintiese aterrorizada. Existía maldad en aquellos ojos pecadores, conductores de una lanza que había atravesado mi interior y que me amenazaba con exponer mis más oscuros secretos.

Nos miramos durante mucho tiempo, incontables segundos, yo con un cojín de gatitos en la mano y él calado por la lluvia, hasta que decidió abrir la boca para hablar. En un principio dudó, pude ver como se mordía la boca des del interior, ¿nervioso, puede? Desenfocó su mirada de mí para centrarse esta vez en lo poco que podía llegar a verse del comedor y la sala de estar. Tragué saliva y al acto, el chico dirigió sus ojos a la ranura que se formaba en mi cuello.

—¿Necesitas algo? —Me atreví a decir antes de que empezara a pudrirme frente a la puerta.

Al fin y al cabo, era solo un muchacho. Un muchacho que parecía tener serios problemas de seguridad en si mismo.

—Sí —Silencio, de nuevo.

—Vale, ¿y me lo vas a decir o tengo que adivinarlo?

El chico me miró esta vez con cara de pocos amigos, chasqueó la lengua mostrando durante escasos segundos las encías más pálidas de las que jamás había visto.

—Cuidado con tus palabras niña, podían volverse en tu contra.

—En fin, ¿quieres algo o no?

Antes de contestar, el muchacho escudriñó con la mirada cada uno de los detalles que parecían divertirle sobre mí, puede que estuviese un par de minutos mirándome de arriba abajo antes de que se pusiera a hablar.

—Necesito un lugar donde pasar la noche.

—Qué —Fue él quien me miró extrañado, aunque debería haber sido yo. Decidí guardarme la expresión de sorpresa para más tarde, la conversación parecía ser de lo más prometedora.

—Fuera llueve y aquí dentro no, ¿necesitas más? —Se encogió de hombros, dando un pequeño paso hacia delante, quedando justo frente al marco de la puerta, como si no pudiese atravesarlo.

—Hombre, pues estaría bien, ¿por qué mi casa? —Movió la cabeza hacia un lado, como si fuese un cachorrito confundido. Frunció los labios y se cruzó de brazos.

—Apetecible.

—¿Cómo que apetecible?

—Tú eres apetecible.

—Vale, voy a llamar a la policía —Hice ademán de cerrar la puerta, pero un frío viento me congeló los huesos cuando me aparté del ratio que dibujaba la pieza de madera. Colocó la mano en la pared exterior de la puerta, observándome fijamente.

—Parece un lugar seguro —Dijo.

—¿Quién eres?

—Déjame entrar, por favor.

—¿Por qué tienes tanto ímpetu en entrar?

—Voy a morir de una pulmonía como no me dejes pasar.

—¿Llevas algún arma con la qué puedas matarme?

—Se puede matar a alguien con cualquier cosa.

—¿Vas a intentar matarme?

—No si me dejas pasar la noche.

—Puedes quedarte hasta que amaine la tormenta.

—Vale.

El chico volvió a observar la casa, en silencio. Se había quitado la capucha mientras habíamos estado conversando y el pelo mojado se le pegaba a la frente, escondiéndole algunos rincones de los ojos.

—¿Cómo te llamas? —Se relamió los labios ante mi pregunta, aún desde la puerta.

—Min Yoongi.

—Pasa Min, prepararé algo para beber.

En el instante en el que comencé a hablar, el pie de Yoongi cruzó el umbral de la puerta, apareciendo frente a mí en un abrir y cerrar de ojos. Lo miré, echada para atrás. No me había parecido alguien tan imponente debajo de la lluvia. Sus fuertes ojos viéndome y sus rojos labios entreabiertos, respirando de una forma muy artificial.

Realmente parecía el hijo de un demonio.

—No importa, estoy servido por ahora —Sonrió.

--------------------

It has been a while, right?

Ya sabéis que no he estado actualizando nada porque he estado de exámenes, pero hoy he terminado los finales así que he decidido tomarme una pequeña tarde de descanso. Aún me quedan los exámenes de subida de nota y la selectividad, así que realmente no estaré libre hasta junio, pero al menos he subido algo, ¿no?

Quería agradeceros por leer esto aunque me pueda llegar a demorar tanto tiempo. Estas no han sido unas buenas semanas para mí, he perdido a alguien a quién quería mucho y no estoy muy alegre, pero espero que el capítulo no apeste,

Atentamente, Lili♥

Blood ✥ Myg ⁑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora