d o c e

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12✨Inicio del final

—La verdad es que ahora mismo no tengo muchas ganas de hablar —Le contesté a Yoongi a la par en la que se colaba a través de los poros de mi piel un fuerte y gélido viento.

Apreté más la tira de la mochila que llevaba al instituto y a continuación cerré la cremallera de mi chaqueta. El clima había cambiado sin ningún aviso previo. Era verdad que durante toda la mañana las nubes habían sido lo que más predominaba en el cielo, propiciando así al mundo un apagado tono grisáceo que me hacía entristecer. Las nubes no habían desaparecido, pero ahora la aparición y movimiento del aire frío hacía que me doliesen las articulaciones y que solo quisiera correr hasta la puerta de mi casa y una vez estuviera dentro de aquellas paredes, me pudiera acurrucar contra la calefacción portátil que había en mi habitación mientras leía un buen libro, o muy a mi pesar, hacía deberes. Me gustaba el frío invernal más que el calor veraniego, me gustaba poder estar fuera con el abrigo y una taza caliente entre mis palmas y observar los delicados copos de nieve caer en el asfalto, lugar dónde se derretían y empezaban el ciclo de nuevo. Al mirar a Yoongi, algo frío se instauraba dentro de mí, aunque no era un frío como el del invierno, era un frío que me asustaba.

Una de sus cejas fue elevada cuando su cerebro procesó las palabras que habían salido de mi boca. Si, había sido un poco borde, pero tenía excusa. Había dormido como el orto, me habían aparecido un montón de moratones en el cuerpo que tendría que llevar al médico para asegurarme de que no fuese ningún problema sanguíneo, estaba cansada por la falta de descanso y además no había podido concentrarme en todo el día. Parte de todo aquello provocado por el poseedor de las dos palabras que formaban un bello nombre que cosquilleaba entre las células de mi lengua.

Min, Yoongi.

—Por favor Jee —Se retorció entre los pliegues del cuero del asiento de la motocicleta en la que estaba sentado. Los apretados pantalones que llevaba acentuaron la silueta de los músculos de sus piernas. Colocó el caballete central del vehículo y bajó de sus alturas. Cuando sus pies tocaron el frío suelo, fue como si el mundo hubiese quedado sumido en un silencio sepulcral, cómo si Yoongi no pesara más que una pluma y pudiera flotar. Él caminó un par de pasos lentos y seguros en mi dirección, cauteloso fijó sus oscuros ojos en los míos, emitiendo electricidad en mis nervios, me sentí altamente intimidada por la proximidad de su cuerpo. Los pensamientos que habían estado volando en mi mente durante toda la mañana me hacían comportarme aún más de forma meticulosa.

¿Y si todo aquello me lo había hecho Yoongi? Me atraganté con mis propios pensamientos y me doblé un poco hacia delante, ocultando la tos que provocaba el alzamiento de vaho. Si había sido él, ¿cómo demonios había llegado hasta mi habitación y había provocado todas aquellas marcas sin que me hubiera despertado? Aquella situación me parecía estúpida y surrealista, tanto que tuve que reprimir una carcajada sarcástica que me dedicaba a mí misma.

Él volvió a moverse y como un resorte, me aparté de él, renovando el espacio que originalmente había entre nosotros.

—No saques conclusiones apresuradas de cosas que no sabes, deja que te ex... —Yoongi, y ahora de forma definitiva, avanzó y lentamente colocó sus gélidas manos en los huecos que se formaban entre mi cintura y mi cadera, justo en la misma posición en la que los moratones se extendían, pude sentirlo por el dolor que su suave toque me provocó. Coloqué mis manos en su pecho y con fuerza lo empujé para que dejara de tocarme y se apartara de mí.

No se movió ni siquiera un centímetro.

Comencé a ponerme nerviosa. Cansada y agobiada, ¿qué mejor combinación existía? Inhalé y exhalé profundamente mientras seguía ejerciendo presión en los pectorales de Yoongi, de nuevo, sin ningún resultado. Gruñí, ¿cómo podía tener tanta fuerza y no mostrar ni un ápice de resistencia en su cara? Admitía que no era ni de broma una persona que pudiera destacar por la fuerza de mis brazos, ni de nada en mi cuerpo en realidad, pero tampoco me cabía en la cabeza de qué forma podía mantenerse tan calmado cuando me encontraba prácticamente retorciéndome entre sus brazos.

Blood ✥ Myg ⁑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora