Haikyuu!! - One-Shots

Akaashi Keiji

Hoy había sido un día tranquilo y normal; las clases habían sido tan aburridas como siempre, la hora del almuerzo no había tenido nada especial para destacar, las horas pasaban tan lentas como suempre... Un día normal para todos.

Excepto para ____.

Ella iba dando saltitos por la acera mientras iba en camino a su casa canturreando alegremente. Ese mismo día, el chico que le gustabaría a su casa para hacer un trabajo de química. ____ no hacía más que recordar una y otra vez el rostro del chico cuando el maestro decidió que irían en el mismo grupo. Nunca se le olvidarían aquellos ojos tan brillantes de Akaashi. 

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Nada más llegar a su casa, miró desde la entrada lo que sus ojos podían captar, y la alarmó bastante. Estaba la casa entera patas arriba, y sin pensarlo dos veces, se puso manos a la obra con la limpieza.

En un abrir y cerrar de ojos recogió todas las prendas de ropas sucias que su madre, su padre y ella habían ido dejando por el suelo de las habitaciones y de la sala de estar. También fregó todos los platos, limpió la cocina y empezó a preparar té verde. En un tiempo record consiguió limpiar los cristales y pasar la escoba por la cocina, su habitación y la sala de estar. 

Si estuviera sus padres en casa se estarían riendo de la joven por recoger de aquella manera tan enérgica la casa sólo porque un chico iba a hacer los deberes con ella. 

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Una característica de ____ era que es muy positiva y directa; en ocasiones hasta demasiado. Desde que le había empezado a gustar Akaashi no había estado haciendo otra cosa que flirtear con él sutilmente. Pensó que hoy sería el día ideal para intentar confesarle sus sentimientos a Akaashi, aunque para estas cosas era demasiado vergonzosa, y seguramente al final no lo haría.

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Media hora después de que ____ hubiese terminado de arreglar la casa, alguien llamó a la puerta. Con pasos alegres, llegó hasta la entrada y se retocó un poco el pelo y la ropa antes de abrirle la puerta a Akaashi con una bonita sonrisa, cual fue correspondida por la de él. 

El joven y curioso Akaashi no dejaba rincón de la casa sin mirar. Le parecía una casa limpia, bonita, amplia, relajante... No le encontraba defectos. Después de hacer un pequeño tour , ____ le indicó donde se encontraba su habitación, cual sería el lugar en donde harían el trabajo. Llevaron las mochilas a la habitación y se sentaron en el suelo, uno frente al otro con una pequeña mesa de manera en medio de los dos. 

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—¿Quieres té?— preguntó ____ intentando romper el hielo después de quince minutos. Ciertamente no habían estado callados todo el rato; de vez en cuando habían mencionado algo sobre el trabajo, aunque ni siquiera se habían dado una mirada. 

—No, gracias...— susurró Akaashi. ____ veía al joven demasiado concentrado en el trabajo, tanto que había empezado a sacar conclusiones de que quería acabarlo pronto para irse cuant antes a su casa. Aunque, el peli-negro lo único que quería hacer lo mejor que pudiese aquel trabajo por dos razones. La primera era que quería sacar buena nota y la segunda era que quería pasar el resto de la tarde hablando con ____.

Durante la siguiente media hora, sólo se escuchaba el sonido de los bolígrafos escribiendo sobre el papel y el del teclado de el portátil. A la joven se le había quitado por completo las ganas de querer declararle sus sentimientos, ya que se había olvidado del tema, y en caso de que se hubiera acordado, no sabría como hacerlo; que dudaba de que su compañero le fuese ha hacer el mínimo caso .

____ levantó la vista de la pantalla del ordenador cuando escuchó que su compañero empezaba a susurrar cosas que le eran casi imposibles escuchar. Frunció el ceño y poco a poco Akaashi fue subiendo el tono de voz a la vez que las mejillas se le iban tornando a color rosa.

—Tengo un proceso bioquímico en el hipotálamo debido a la segregación de dopamina.— dijo esta vez lo suficientemente alto como para establecer una conversación con alguien.

—¿Qué? ¿Eso qué es? ¿Tiene que ver con el trabajo?— interrogó ella, seguidamente intentó recordar las palabras del chico y empezó a escribir en el portátil.

—No, no. Eso quiere decir que me he enamorado.— contestó él tranquilamente. ____ todavía no había comprendido que lo que estaba haciendo Akaashi era confesar sus sentimientos, por lo cual, inocentemente ella siguió con expresión confusa. 

—¿De quién? ¿Del trabajo?

La inocencia y la confusión de ____ solo hizo que naciera de los labios de Akaashi una pequeña sonrisa acompañada de una -casi inaudible- carcajada.

Akaashi se levantó del cojín y se puso en pie para ir en dirección a ____ y sentarse de rodillas en frente de ella; en todo el proceso, esta no le había quitado la vista de encima a Akaashi. Poco a poco levantó una de las manos hasta que tocó la mejilla de ____ y la acarició mientras que, muy lentamente, se llegaron a tocar la frente de uno con la del otro, luego la nariz y por último los labios. A la joven me costó unos pocos segundos reaccionar y seguirle con entusiasmo el beso a Akaashi. Como si el chico fuese una joya muy delicada, ____ pasó los brazos sobre los hombros de él cuidadosamente y entrelazó sus dedos por detrás de la nuca de él.

Fueron pocos segundos más tarde cuando se separaron y se miraron uno al otro los ojos. A ____ le parecieron muy curiosos los ojos de Akaashi en aquel momento, ya que los tenía tan dilatados como si de un búho por la noche se tratase. Pero ____ tampoco se quedaba atrás con las expresiones, ya que se había quedado boqui-abierta mirando al joven y esto le había hecho bastante gracia a Akaashi.

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Durante el resto de la tarde, los dos jóvenes dedicaron las horas a hablar, a reír y de vez en cuando se lanzaban para darse más de esos besos que tanto les habían gustado.

Una vez Akaashi salió de la casa de ____, tanto él como ella se preguntaron cuando sería el próximo encuentro para hacer el trabajo.