Capítulo 30: Hay que decidir

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Los rayos de sol que entraban desde la gran ventana de la habitación del hotel hicieron que abriera mis ojos y me encontrara atrapada por los brazos de la persona que hacía todo lo posible por hacerme feliz.

Analicé nuestra postura, tenía mi espalda pegada a su pecho y el me rodeaba con su brazo derecho, normalmente sería yo quien le tuviera atrapado, pero en este caso no era así. Con mi mano recorrí su brazo hasta llegar a su mano, que estaba situada sobre mi estómago, no se si lo había hecho de forma inconsciente, pero me agradó que su mano estuviera ahí, es más en mi cara apareció una sonrisa.

Después de varios segundos así, retiré mi mano y la dirigí a la mesita de noche en busca de mi teléfono móvil. Una vez con el, lo primero que hice fue mirar la hora, las 10 de la mañana y seguidamente me metí en instagram. Me hallaba haciendo algo que tanto he criticado, coger el móvil recién despierta para ver redes sociales, en mi defensa he de decir que estaba demasiado agobiada por toda la situación.

No llevaba ni tres minutos mirando el móvil cuando comienzo a notar besos en mi cabeza y en mi hombro desnudo, al instante sonreí y noté como me pegaba aún más a el.

- buenos días - dijo con su voz ronca.

Bloqueé el móvil y me di la vuelta y besé de forma casta sus labios.

- buenos días - le sonreí tras separar nuestros labios.

- ¿es muy tarde? - negué - ¿has dormido bien? - solté una pequeña risa - ¿qué pasa?

- que contigo siempre duermo bien - me ofreció una sonrisa - podríamos ir a desayunar que tengo hambre - le hice un puchero y el besó mi frente.

- me parece buena idea, además hemos venido para estar en la playa.

No tardamos en levantarnos de la cama y vestirnos para ir a la playa, pero antes de eso pasaríamos por el restaurante del hotel para desayunar. Mientras que Fernando desayunaba un zumo de naranja y una tostada de aguacate, yo había ido a lo más sano que había para elegir, unas tortitas con nutela y un batido de chocolate. De normal, yo también hubiera optado por tostada de aceite y un zumo de naranja, pero fue ver las tortitas y el batido y no poder resistirme a ello, es más mi cuerpo me pedía una sobredosis de chocolate y sobre todo de azúcar.

Una vez terminamos de desayunar entre risas y con Fernando metiéndose conmigo por la comida que había elegido, nos dirigimos a la playa privada que tenía el hotel. Si anoche me quedé maravillada por la playa y por la isla en general, hoy me había enamorado totalmente. Fue dejar el bolso encima de la tumbona y mis chanclas al lado y salir hacia el mar para poder sumergir mis pies sobre el agua cristalina. Al igual que siempre que pisaba un lugar costero me preguntaba como era capaz de vivir sin el olor a playa, sin la humedad y sin el sol, y también como soportaba el frío de Madrid durante todo el invierno, en realidad como había soportado vivir con frío toda mi vida, porque en Granada capital la temperaturas en invierno eran muy bajas también.

Fernando me abrazó por la espalda y puso su cabeza sobre mi hombro.

- ¿Cómo has sobrevivido tanto tiempo sin pisar la playa? - él sabía que mi gran pasión era el mar y que siempre deseaba estar en la playa - este año no te habías escapado todavía - sonreí.

Sabía que mi hermano le debió contar que en cuanto terminaba los exámenes abandonaba Madrid y me iba a la playa todo el verano, una semana con mis amigos de toda la vida al apartamento de mi mejor amiga en la costa de Málaga, aunque a veces nos quedábamos María José y yo unos días más, un par de semanas con David, otro par en las vacaciones familiares, una semana o algo más en hotel con mis amigas de Madrid.

- He estado bien acompañada - besé su mejilla - ha merecido la pena esperar - me giré para poderlo mirar - pero cuando volvamos me voy a Málaga.

- Lo sé, hablé con María José para saber cuando teníais pensado ir.

- ¿Desde cuándo tienes su móvil?

- Desde que empecé a planear el viaje y le hablé por instagram para que me lo diera - me reí - algo bueno tenían que tener las redes sociales, eso sí previamente me hizo un interrogatorio de donde íbamos a ir y que íbamos hacer.

- La curiosidad nos mata.

- Será el cotilleo ¿no? - dijo para picarme.

- No, es ser curiosa y querer estar informada, por eso estudié periodismo.

- si antes me daban miedo tus dotes de detective, ahora que sabes como hacerlo bien me da aún más miedo - le dí un golpe en el hombro - es broma, pero reconoce que te enteras de todo lo que te interesa.

- reconocido - le sonreí - ahora quiero dejar mi vestido en el bolso y meterme en el agua que me estoy muriendo de calor con tanta conversación.

- Forma de decirme que deje de hablar - me reí - sabes, me gusta cuando me callas de otra manera - dijo detrás mía. Me giré y le saqué la lengua - así me gusta ______ madurando.

Pasamos lo que quedaba de mañana en el agua y en la tumbona, la verdad es que no necesitábamos nada más para estar disfrutando del día.

En la hora de la comida fuimos al restaurante que había en la playa, donde disfrutamos de una paella que estaba buenísima y de postre yo me decanté por un trozo de tarta de chocolate.

- ¿Qué te pasa hoy con el chocolate?

- No sé, me apetece y estamos de vacaciones, así que por un día que coma mal tampoco pasa nada.

- Antes me has hecho ir a por un helado de chocolate ¿no será un antojo? - lo miré extrañada.

- ¿No es demasiado pronto? - levantó sus hombros.

- No he convivido con ninguna embarazada para saberlo - le miré mal - ¿qué?

- No lo digas - el que me miró de forma rara fue el esta vez - no quiero que se entere nadie - ahora sí me entendió.

Una vez terminada la comida volvimos a la playa, para pasar el resto del día allí. Basicamente, nuestros días en Formenteran fueron así, del hotel a la playa, de la playa al hotel, algunos paseos por la noche y poco más.


(...)

Fernando había llegado a casa, después de recoger un par de cosas de casa de sus padres, la mudanza parecía no terminar nunca, tanto el como yo aún no habíamos terminado de traer todo a nuestra casa.

- Hay que decidir - dijo tras besar mi frente y sentarse a mi lado en el sofá.

Esta tarde teníamos revisión con mi ginecóloga y era la última oportunidad para decidir se queríamos ser padres.

- ¿Tú que quieres? - le pregunté sabiendo que su respuesta sería seguir adelante, pues ya me lo había dicho antes.

- Lo sabes, contigo lo quiero todo y por mí es un sigamos con ello - cogió mi mano - pero comprendería que no quisieras y estaría de acuerdo contigo, ahora mismo lo que más me importa es que seas feliz y que estés bien con la decisión - suspiré.

- No sé en que momento te merecí - suspiré - si seguimos adelante perderé muchas oportunidades.......





Heeeeeeeeeeeeeyy!

Nuevo capítulo con sus vacaciones y la decisión final😊

¿Qué opináis sobre la decisión? ¿os la esperabais?🙈🙊

Si os ha gustado el capítulo no os olvidéis de votadlo🌟 y como siempre os leo en comentarios👀

Si este capítulo llega a los 10 votos subo otro esta semana.

❤️💜

Sweet Creature | Fernando Torres - 2ªparte de SWMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora