Capítulo 25

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—¿Nerviosa? 

—No —respondo con firmeza.

Su mirada viaja a la mía por unos segundos y después comienza a colocar un par de guantes en mis puños. Hace un momento que terminó de vendar mis manos y no ha dejado de mirarme cauteloso, como si esperara que en cualquier momento me arrepintiera y saliera de aquí. La verdad es que estoy nerviosa hasta la mierda, pero no pienso admitirlo frente a él, no cuando fui yo la que pidió esto en primer lugar.

Con sus dedos comienza a ajustar los guantes y noto la presión que hace el material en mi piel. En un intento de amortiguar los nervios me concentro en el rostro de Zayn, en la forma en que su ceño está fruncido y mantiene su atención ocupada en mis manos.

—No creí que aceptaras ayudarme —suelto sin preámbulos—. Pensé que pondrías pretextos para no hacerlo.

—Sigo sin estar muy seguro —agrega rápidamente—. Pero ya había pensado en esto antes. Creo que te ayudará a que sientas mayor seguridad en ti misma.

Termina de colocar los guantes y pide que levante un poco los brazos; noto el aumento de peso en mis manos al hacerlo pero no es una tarea difícil. Indica que lo siga y el nerviosismo se hace presente otra vez cuando veo que se dirige al saco de boxeo. Me detengo justo al frente y Zayn se coloca al lado del objeto.

Doy un respiro.


Estoy a punto de golpear el saco, cuando Zayn estira un brazo anticipando mi movimiento y me detengo confundida.

—Relájate, estás demasiado nerviosa —dice en voz baja.

Dejo salir con lentitud el aire de mis pulmones. Zayn abandona su posición y avanza hasta colocarse a mi lado; entonces intento dar un golpe, pero me detiene de nuevo. Su mano se envuelve en mi brazo y lo baja con lentitud. La frustración no se hace esperar y de nuevo intento calmar mi respiración.

—No he dicho que ya puedes golpear el saco —su tono tranquilo no hace mas que alterar mis nervios—. Necesito que te relajes primero.

—Pues no me eres de mucha ayuda —espeto.

—Hazlo a tu manera entonces y evítame perder el tiempo — suelta con dureza.

Casi muerdo mi lengua para evitar responder, porque sé que cualquier cosa que diga puede echarlo todo a perder y por más que me cueste aceptarlo, necesito de su ayuda. Así que guardo silencio y comienzo a concentrarme.

—Cierra los ojos —dice.

Frunzo el ceño y giro mi rostro para ver el de Zayn. La seriedad con la que me observa me hace saber que no es ninguna broma. Así que vuelvo la mirada hacia el frente; dudo un momento más, pero entonces, lo hago.

Cierro los ojos y comienzo a respirar con calma.

Puedo sentir cuando el chico a mi lado se mueve y casi abro los párpados para ver en dónde se encuentra ahora; pero en vez de eso, me concentro en hacer lo que dice e intento relajar todo mi cuerpo, así como mis nervios absurdos.

—Respira —su voz cerca de mi oído me hace dar un pequeño salto y me desestabilizo por un momento, entonces mis nervios ya alterados se alteran un poco mas ahora que se encuentra justo detrás de mi—. No pienses en nada, relájate—su aliento cálido golpea mi piel y lucho por mantenerme serena—¿Lista?

"¡Maldita sea Jade, relájate!"


—Sí—susurro.

—Cuando cuente hasta tres, abre los ojos y da un golpe rápido en el saco —escucho su voz pero ahora en un punto más lejano.

Asiento y trago duro.

BRADFORDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora