BRADFORD

Capítulo 20

Sus manos continúan aferradas a mis costados impidiéndome hacer cualquier movimiento, sus labios siguen buscando los míos con determinación y fuerza; sin embargo, intento apartarlo sin éxito alguno, ya que, temo que en algún movimiento en falso la manta que cubre mi cuerpo caiga al suelo. Su cuerpo pegado al mío me deja sentir el vibrar del corazón desbocado en su pecho. Sus brazos y su cuerpo siguen acorralándome de una manera impecable y dominante.   

La parte coherente de mi cerebro y algo en mi pecho grita que esto no esta bien, no se siente correcto… nada se siente bien ahora. De pronto una sensación abrumadora y agobiante se apodera de todo mi cuerpo, así que con toda la fuerza que puedo imprimir en los brazos, empujo a Harry lejos de mí. Sus labios pierden el contacto con los míos y noto como miles de emociones surcan su rostro; luce incrédulo, angustiado, herido…

—Jade...

—Vete.—susurro con rapidez impidiéndole hablar. La inestabilidad en mi voz es palpable y hay lágrimas agolpándose en mis ojos.

Él parece como si hubiese sido abofeteado, y luce descompuesto en muchas maneras; lo que acaba de ocurrir se instala entre nosotros y no puedo sentirme más miserable. Sin apartar la mirada del chico frente a mí, veo como aprieta la mandíbula al igual que sus puños; parece a punto de estallar de ira y frustración. Pasado un momento, da media vuelta y por fin sale de la habitación.

Todo se agolpa en mi cerebro y colisiona haciéndome sentir inestable, con vergüenza y culpable…

—“No lo besé… no correspondí a su beso…” —me digo a mi misma tratando de mantener a raya la sensación de culpa que comienza a envolverme.

Doy un respiro y comienzo a vestir mi cuerpo con la pijama que reposa sobre la cama. Mi mente vuelve a repasar lo sucedido hace unos segundos y el malestar regresa. Trago el nudo que comienza a formarse en mi garganta y así, sin permitirme torturarme más, me recuesto sobre la blanda cama y trato de quedarme dormida.

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Es la una de la madrugada y sigo sin poder dormir. Hace un par de horas que me encuentro intentando conciliar el sueño, pero es casi imposible. Con frustración me levanto de la cama y camino hacia la salida de la habitación. La obscuridad en el pasillo me hace caminar despacio, sin hacer el menor ruido posible para no despertar a nadie; sigo así hasta llegar al comienzo de las escaleras.

Tomo un vaso con agua de la cocina y después de beberme todo su contenido de un trago, lo enjuago en el grifo de agua. Comienzo a caminar, pero me detengo cuando la puerta que da al patio trasero aparece en mi campo de visión; recorro el cristal y salgo hacia el exterior sujetando la manta que cubre mi cuerpo para mantenerme cálida.

Tomo asiento en un banco largo de madera y contemplo el agua azul de la piscina.

“¿Cómo es que he llegado a esta situación?, no se suponía que esto debería de ser así. ¿Cómo reaccionaria Josh al saber todo esto?”

El sólo pensar en el nombre de mi hermano hace que mi pecho se hunda un poco más, no le he mencionado absolutamente nada, no he podido acercarme a él y contarle todo lo que pasó entre Zayn y yo… a decir verdad, nadie lo sabe.

—¿Qué se supone que haces? —me sobresalto al oír la voz junto a mí y giro el rostro para encontrarme con Zayn.

Algo me golpea en cuanto poso la mirada en su rostro y la aparto fijándola de nuevo en el agua. Algo se apodera de mi pecho y lucho por lucir serena.

—Nada. —digo en voz baja.

—Ve a dormir, son casi las dos de la madrugada. —escucho que dice y noto el tono autoritario.