Una mujer rubia estaba frente a una jovencita pelinegra dentro de su habitación platicando con ella mientras su padre había salido de la habitación para contestar una llamada telefónica.
Mira Milk, tú padre tiene ahora muchas responsabilidades en este nuevo reto que ha asumido con la expansión de su empresa por lo tanto creo que tú deberías de apoyarlo linda, se que lo que estás pasando es algo difícil pero también se que puedes manejarlo sola, no les des el gusto a personas mal intencionadas de arruinarte la vida, tu solo has oídos sordos a comentarios infundados y sigue para adelante niña pero ya no le des más tensión a tu padre, ya no. Tú no quieres que tú pobre papá cargue con más preocupaciones, ¿verdad?, decía la mujer rubia.
No, dijo Milk en voz baja.
Entonces ya no le des más preocupación a tú padre y vuelve a la escuela, dijo la mujer rubia al tiempo que el gigantesco hombre entraba a la habitación.
Hubo un problema con la entrega pero ya lo solucione, dijo el señor Ox.
Que bueno cariño porque Milk ya decidió volver a la escuela, ¿no es así linda?, dijo la mujer.
Si, dijo Milk en voz baja.
Que bueno hija, verás que las cosas cambiaran, dijo el señor Ox.
Ojala y las cosas cambien, lo que menos quiero es darle más problemas a papá por suerte tendré dos días de descanso antes de volver a la escuela, pensó la pelinegra.
Dos días después:
El chofer de la casa llevaba a la pelinegra a un nuevo día de clases.
De vuelta al infierno, pensaba la pelinegra mientras veía detenerse al auto frente a la lujosa escuela.
Milk bajo del mismo y paso cansino se dirigió al aula.
Los murmullos y risas no se hicieron esperar en cuanto la jovencita entro dentro de la escuela, pero a pesar de ello la pelinegra continúo su camino.
Al llegar al aula los jovencitos presentes allí la miraron sorprendidos.
Volvió, dijo uno.
Vaya que nos desafía, dijo otro.
Milk a pesar de ello continuo su camino hasta su lugar y se sentó en el.
Volviste, escucho la pelinegra sintiendo su cuerpo temblar de solo oír aquella voz.
Vaya que eres terca, dijo otra voz.
Ya chicas, déjenla tranquila, dijo Gokú haciendo que la pelinegra levantara su rostro para ver quien era su defensor.
Es él, pensó la pelinegra al ver al apuesto jovencito de cabello alborotado que discutía con unas chicas.
No, ya no, la obra solo será entre nosotros, si quiere presentar una obra que haga su monologo entonces, decía Lunch.
Pero somos un grupo de trabajo porque para ser un equipo nos falta mucho, pero al ser un grupo ella es parte de el, decía Gokú.
Pues la decisión ya la tomamos y somos mayoría, además en la obra que le dimos al maestro ella no encaja a menos que la pongamos de empleada o de planta, dijo Dieciocho con ironía.
Milk al escuchar ello entristeció aun más mientras pensaba: Nada cambio.
La discusión de los jóvenes se detuvo pues la maestra de matemáticas entro al aula haciendo que los jóvenes tomaran sus ubicaciones.
Gokú volteaba a mirar de manera disimulada a la pelinegra mientras pensaba: Volviste, volviste.
Luego de algunas horas, la hora del receso llego Gokú esperaba con paciencia que sus amigos y compañeros salieran de aula.
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"Diario de un suicida"
CasualeEl encontró un diario de la chica que amaba en secreto y a través de él se enterara del sufrimiento de ella y de sus planes futuros, de esa manera evitara que ella tome una decisión equivocada.