Capítulo 4

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Después de una tarde con Fran, entré a mi casa saludé a mis padres con dos besos, conversamos un poco sobre nuestro día, más cuando me tocó hablar a mí, respondí cortante e intente escaquearme de la manera más rápida posible. Entre a mi cuarto y respire hondo, para no ponerme a llorar. Se me hacía tan difícil ocultar esto. Y lo peor es que no sé ni porqué lo oculto, el porqué de que aún no esté en comisaría testificando. Estaba hiperventilando. Al darme cuenta asenté mi cabeza y empecé a respirar hondo para tranquilizarme.

En cuanto me hube tranquilizado fui a ayudar a mi madre a hacer la cena. Preparamos la mesa y cenamos en un silencio profundo, pesado, un silencio que hacía presión en mi pecho, y no paraba de repetir aquello que me aterraba una y otra vez en mi cabeza. Cuando acabamos, recogí todo y me fui a la cama. Cogí mi móvil y me metí en whatsapp. Lo primero que abrí fue un grupo del instituto, en el que platicaban todos los cursos. Me era interesante puesto que estaban metidos los más conocidos del centro y conciliamos con ellos.

Al principio con la intención de dejar visto y salir, ya que no tenía muchas ganas de leer chismes baratos, pero me llamó la atención el tema del que hablaban. Supuestamente el lunes que viene se integrará un chico nuevo al instituto. Según hablan tiene 18 años, bastante guapo, fuerte e inteligente. Y se matriculará en 1º de bachillerato. Me picó bastante la curiosidad. Entonces empezaron a saltar comentarios como: "yo me lo follaré seguro" o "me dará un poco de vergüenza pero le pediré su número"; al momento silencié el grupo. Apagué el móvil y me puse a dormir.
[...]

Me desperté de un salto, con la respiración frenética,la cara sudada y mi corazón latiendo a mil por hora. He tenido una pesadilla horrible. Parecía tan real.

Soñé que estaba siendo secuestrada por dos hombres con traje, corpulentos, de pelo oscuro y canoso.

Me portaban en un maletero, atada con una gruesa soga, de pies y manos, con un trozo de tela en la boca.

Se veía todo oscuro. Tenía miedo.
Intentaba liberarme de la soga a la vez que pataleaba y golpeaba la puerta del maletero, queriendo salir de ahí lo antes posible, mas de nada sirvió.
El coche seguía en marcha.
Yo saltaba junto a él, suponiendo por baches que pueda a ver en el camino.
Estaba apunto de cerrar mis párpados y sumir me en un profundo sueño, el cual me agradaría ya que no sentiría más este dolor de cabeza que me causan los botes de los baches ni los roces y seguramente ya rojeces en las muñecas por culpa de la soga. Sentí que paramos, entonces, mis sentidos se dispararon y mi cuerpo se puso en modo alerta. Esos dolores y escozores sé esfuraron de mis pensamientos y lo único que se me pasaba por la cabeza era lo que podrían llegar a hacerme.
Uno de ellos abrió el maletero y me cogió a rastras, haciendo rasguños mi ropa y arañazos en mi piel, hasta la orilla de un puente que cruzaba un río, en medio de una carretera, encima de una enorme montaña verde y frondosa. Ahí paramos y se quedó uno de ellos observándome con tenacidad mientras me sujetaba con fuerza, y mucha, mis brazos los sentía hechos polvo por el agarre. Aún así intentaba evadir su agarre, mas no pude, por la diferencia de peso y fuerza. Me agarró en un abrazo no muy agradable mientras yo me retorcía y hacia todo tipo de movimientos que en las películas salían, como morderle y dar patadas, pero parece ser que en mi sueño no funcionaron puesto que mis intentos por escabullirme fue en vano y mis actos menos vigorosos cada vez. Me faltaba fuerza y energía para seguir luchando.
En ese momento no sabía que pensar, no sabía qué hacer. Si pedir socorro a la desierta carretera, si rezar a mi Dios por que un sueño fuera o seguir luchando aunque nada de fuerza me quedará.
Los dos hombres, al uniso, me cogieron con firmeza y me tiraron al río. Por un instante cerré mis ojos, me deje caer, que el aire rozará mi cara, y deseé que algo o alguien me salvase.
Los abrí, presenciando lo poco que vería en lo que me queda de vida. Y al final de este verde y frondoso paisaje, la vi. Vi a aquella muchacha del callejón, riendo. Y antes de tocar fondo, me desperté. Le di las gracias a Allah por que todo fuera un sueño, aunque mi miedo no cesó, demasiado real parecía. A lo mejor es solo por un trauma de presenciar aquella muerte, pero aún así tengo miedo, mucho miedo. No sé si ir por la calle cubriéndome las espaldas, o seguir con mi rutina sin más. Sea como sea esto del asesinato me está volviendo paranoica.

Respiro hondo pensando en que todo se me olvidará cuando esté con mis amigos. Cogí mi móvil, lo encendí y vi la hora. Era ya casi hora de rezar, así que cogí una toalla y entré a la ducha. En ella me daba mil vueltas la cabeza.
¿Que significaría ese sueño?
Al salir hice el wudu (ablución). Salí del baño, recé y me vestí para desayunar y salir dirección al instituto.

Estuve esperando a Fran y a Carlos un buen rato, pero no aparecían por lo que decidí irme. Empecé a caminar a paso lento y pesado. No tenía ganas de ir al instituto y menos sola. Oí unos pasos acelerados detrás de mí y antes de que pudiera darme la vuelta dos cuerpos se abalanzaron sobre mí. Grite por la sorpresa y por el daño.

- ¿Estáis locos? Me podríais romper la espalda con estas tonterías vuestras. Dios Fran y ya podrías cortarte las uñas, me has arañado todo el cuello tia

- Habernos esperado-me respondió Fran en tono burlón- además no tengo uñas - me dijo mientras me sacó la lengua como las niñas pequeñas y escondió sus manos tras ella.
- Podríais haber venido antes. Y sí, si tienes, mira- le dije a la vez que le enseñaba los arañazos que me había hecho y me quejaba por el escozor.

- Lo sentimos- me dijo Carlos alargando la "i"

- Ay si tía perdona, no pretendía hacértelo ni mucho menos.

Parecían arrepentidos así que por supuesto les iba a perdonar pero antes les hice sufrir un poco con una expresión de duda y pasividad. Cuando les vi lo suficientemente ansiosos les di una sonrisa y afirme moviendo la cabeza de arriba a abajo.

Terminamos nuestro trayecto hacia el instituto. Hablábamos de nuestro día de ayer. Cada uno contaba sus divertidas ocurrencias. Cómo que Fran jugando al karaoke se motivo y se cayó o que Carlos en fútbol empezaron a a tirarse globos de agua, y nos enseñó un vídeo de ello.
Después de un rato entre risas y burlas nos encontramos a Noah por el camino, que se unió a nosotros. Empezaron ha hablar del chico nuevo. Según Noah hoy se incorporaría hoy. Me pregunto cómo es que tanta gente lo conoce.

- Oye chicos, ¿cómo es que sabéis todo eso de el pero nunca nadie le ha hablado?

- Querida Dina-comenzó Fran-chico guapo, musculoso y supuestamente listo.

- ¿y?

- Lo que quiere decir Fran es que al ser el nuevo todos quieren saber de él y ya sabes, nuestra sociedad está llena de viejas marujas. Además ¿Nunca te ha pasado que te hablan mucho de alguien y ya sabes mucho pero aún así no le conoces de nada?

- Si, supongo-el resto del camino estuve ausente de mente, mientras ellos reían y conversaban.

Llegamos. Carlos y Noah se fueron a su clase, mientras Fran y yo estábamos esperando a la secretaria a que nos diera unos papeles.

- Tia ¿cuánto más van a tardar?- se quejó Fran.

- Si quieres vete. Son mis papeles o tienes porque comerte un retraso por mi culpa. Ve a clase.

- Vale amor, nos vemos, adiós.

Estuve un buen rato ahí esperando. De repente sale la directora de su despacho. Iba a pedirla que me de ella los papeles hasta que vi el motivo de su presencia. El chico nuevo. Me sorprendí bastante al verle ahí. Ayer en el grupo no exageraban. Es guapísimo y con esa ropa se le marcaban bastante los músculos. Impone a cualquiera.

- Hola Omar, ¿qué tal?

- Bien señora directora ¿y usted?

- Bien gracias. Bueno ¿tienes la matrícula?

- Si, pero hoy no asistiré. Tengo cosas que hacer.

- Sin problema. ¿Mañana vendrás?

- Probablemente.

Unos labios carnosos, una barba de tres líneas, pestañas largas, cejas afiladas y ojos grises. La primera vez que le vi, también me clavaron sus ojos, son increíbles, pero estaba tan asustada que no los contemple con total admiración. Y ahora ya se como se llama. Omar. Suena tan bonito. Y de repente conectamos nuestras miradas. Al principio me puse algo nerviosa pero me tranquilizó con una sonrisa, la cual me dejó atónita.

Tras el armaWhere stories live. Discover now