— Le has metido hoy ganas eh— comenta Omar.
— Tengo que estar a la altura.
— ¿Te gusta esto?
— ¿El qué?
— Lo de estar con una mafia.
— ¿A ti sí?
— No.
— ¿Y por qué estas?
— Tengo que comer.
— Hay más maneras.
— Ya, pero con 14 no.
— ¿Tan joven empezaste?
— Es una larga historia.
— Tengo tiempo.
— Ya pero yo no—se levantó y empezó a caminar. Poco después se dio cuenta de que yo no le seguía y se dio la vuelta— ¿no quieres ir a casa o qué?
— Estoy bien aquí.
— Bien tú ganas. Mi padre era policía y yo muy de barrio. Un amigo se fue de casa por problemas familiares y se unió a una banda, en esa banda le trataban muy mal decían que no estaba a la altura que tenía que entrenar más. El un día ya harto de tantos golpes hablo con "el jefe" y le comentó que tenía un amigo que su padre era poli o sea yo, y este le pidió que se hiciera cargo de que me uniese. Mi amigo me rogó que me uniera, diciendo que ya estaba harto de tantos golpes, que a este paso le iban a matar así que cedí. Fui ante "el jefe" y me dijo que mi labor sería fácil, que iba a ir por libre que solo tenía que pasar información y si a caso droga de vez en cuando.
— ¿Qué tipo de información?
— Dónde estaba mi padre, qué movimientos tenían pensado hacer, etc...
— Madre...
— Un día mi padre no hizo caso al cuerpo y fue por libre siguiendo una pista que le había llegado, alzo el arma y cuando iba a intervenir para detener a la banda le metieron un tiro. Yo estaba muy cabreado, pero igual iba a dejar la banda y seguir con mi vida, se lo debía a mi padre, mas "el jefe" no me dejó, decía que era muy bueno en lo mío y que si me amenazaba con matar a mi madre también si dejaba la banda, así que no me quedo otra que seguir con ello. Siempre me iba con los mejores, a trapichear con armas, drogas, etc. Un día me ofrecieron empezar con cosas más grandes, deudas. Empecé practicando mi tiro con botellas y eso, según el equipo, demasiado bueno. Pocas veces he llegado a matar a alguien, suelo disparar a la pierna. Con tan solo 17 Steven ya me tenía como el mejor de sus hombres. Pero igualmente quería cumplir con mis propósitos y con todo lo que prometí a mi padre, me volví a meter a estudiar sin dejar lo malo atrás.
— Es decir, trabajas para tu peor enemigo.
— Si ese sería una buena descripción para mi historia—mi mano llego a su rostro sin darme cuenta y automáticamente lo giro y me abalancé a sus labios. El me apartó— no. No hagas esto. Porque me estás gustando y no te puedo hacer esto.
— ¿Hacerme el que? —no le dejé contestar me puse encima suya y le empecé a besar con rabia, mordiendo sus labios, fui a su cuello, quitándole la ropa y el a mí. La rabia es mutua, los besos son apasionados pero la rabia en ellos se nota. Estábamos ahí los dos, ya en ropa interior, poco a poco fui bajando hasta su miembro. Lo saqué de sus calzoncillos y empecé a mojarlo con mi saliva, chupándosela. Me bajé el tanga y le di permiso para entrarme. El dudo, pero acabo tirándome al suelo y entrando en mí. Duro dos movimientos y paro.
— ¿Estás segura de esto?
— Soy yo la que empecé— y siguió, entrando y saliendo de mí. Volvió a parar para ponerse un preservativo, se lo quite de las manos y se lo puse con mi boca, y el proceso siguió.
Estábamos tumbados. El teléfono sonó, se levantó y lo cogió, mientras yo admiraba su desnudez.
~Narra Omar~
Estábamos tumbados en el suelo, abrazados uno al otro, yo acariciando su mejilla y ella mi pelo, cuando mi estúpido móvil arruinó el momento.
— Ahora vuelvo.
— Vale—susurra, a lo que le dediqué una sonrisa.
Llamada telefónica
— ¿Sí?
— Tío ¿dónde estás?
— No me dejas en paz eh Salman. Sal con mi hermana a dar una vuelta o sal a correr con mi madre por favor, ahora estoy ocupado.
— Vale vale hermano, perdona. Llámame cuando estés ya dispuesto.
— De acuerdo, nos vemos.
Fin de la llamada telefónica
Me giré hacia Dina y observe que había sangre.
— ¿Es tu primera vez?—se puso roja y la acaricié para que se tranquilizara.
— Si, y me alegro que haya sido contigo.
— Y yo—le dediqué una sonrisa, cual ella me devolvió con timidez.
La lleve a una casa de campo, de mi padre, para ducharnos y así volver ya a nuestras casas.
— Que bonita.
— Sí, es de mi padre, o bueno era. Ahora es mía pero no vengo mucho.
— Pues deberías.
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Decir que mi ausencia se debe a responsabilidades, más que el insti, gracias a Dios estás, no me han supuesto unas malas calificaciones pero si una ausencia larga de este campo. Igualmente he vuelto y hoy os traigo este capítulo e intentaré escribiros otro más. Espero que os guste mucho, y que tengáis una felices vacaciones ❤️🃏
Ah y pasaros por mí otra obra, la cual le cambiaré el nombre a "Las reglas del juego", espero que esa también os guste. Y gracias a todas aquellas personas que están siempre conmigo apollando mis capítulos a pesar de que no son tan buenos. Un beso😍
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Tras el arma
AcakDina, una estudiante con una vida normal, hasta que presencia una escena que le cambia la vida. No por completo, pero si que da un buen giro. Escrito por mí y editado por mí y @Halimafarsi