8.MANOS TEMBLOROSAS

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La lengua de Sebastián exploraba cada parte de mi boca al igual que lo hacían sus manos. Apenas me daba cuenta que él estaba subiendo mi vestido, la pasión me hizo viajar lejos de donde estaba. Ya no escuchaba el cantar de los pájaros o el rumor del agua sino el pulso de mi desbocado corazón golpeando mis oídos. Mis gemidos comenzaron a salir son control de mi boca, provocando que Sebastián tuviera espasmos de placer al escucharme. Sentía que me estaba yendo a un viaje sin retorno.

Pero entonces abrí los ojos y chocaron con los ojos ámbar de él. Me sobresalté al retomar la realidad de lo que estaba haciendo; me estaba dejando seducir por el enemigo.

Intenté soltarme de su agarre mordiéndole el labio, pero no le hacía daño. Mi cuerpo estaba completamente en llamas y si no hacía algo, no podría echarme atrás.

Le abofeteé con el poco raciocinio que me quedaba, haciéndole reaccionar despegándose de mis labios. Aproveché y me puse de pie zafándome de sus brazos, comenzando a correr en dirección al pueblo. Corrí con todas mis fuerzas en busca donde esconderme de Sebastián, encontrando una de las casas con la puerta principal abierta de par en par. Me colé dentro de la casa y cerré la puerta para evitar que él me encontrase.

-Por fin te conozco-Dijo una voz tras de mí.

Me giré asustada y me encontré con una mujer joven de cabellera pelirroja realmente bella. Su expresión era amable y no parecía estar enfadada porque yo irrumpiese en su hogar sin permiso.

 Su expresión era amable y no parecía estar enfadada porque yo irrumpiese en su hogar sin permiso

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-No te asustes querida, sé que eres nuestra reina. Algún problema con Sebastián, ¿no es así?

La miré con los ojos desorbitados, ¿Cómo lo supo?

Ella comenzó a reírse con fuerza y se acercó más a mí.

-La explicación a que lo sé es bien sencilla, no leo las mentes querida, pero sé cómo son los hombres de este pueblo. Cuando se les mete en la cabeza una mujer, no paran hasta conseguirla. Nuestro rey Sebastián pasaba noche y día mejorando por complacerte, incluso llamó las mejores cocineras del pueblo para que le enseñaran a cocinar. Al principio se hacía más cortes que platos, pero luego se convirtió en un magnífico cocinero.

Me era difícil imaginarlo en esa tesitura; era extraño que un rey pidiera ayuda a la gente de su pueblo para mejorar, ya que, según mis padres, un rey es la criatura más perfecta y no necesita mejorar.

Me gustaba esa faceta sencilla y humilde de Sebastián, probablemente era lo único que me gustaba de él. Quizás podría agradarme su compañía, al fin y al cabo. Una duda me asaltó en la mente:

The Black Queen of The  Wolves (Is it love?Sebastián) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora