35.ARRANCÁNDOME DE TUS BRAZOS

497 73 19
                                    



VERÓNICA KINGSLAVE

Ya habían pasado meses desde que mi hija amada y querida se esfumó como una nube de bruma. Su pretendiente Byron no ha pasado un día sin preguntar por ella ayudándonos a buscarla por cielo y tierra. No teníamos una sola pista; era como si la tierra se la hubiera tragado.

Mientras estaba en el cuarto de mi querida hija viendo su corona dentro del armario, uno de mis sirvientes tocó la puerta:

-Mi señora, hay alguien que desea veros. Por lo que ha dicho sabe donde se encuentra la princesa Serena.

Eché a correr escaleras abajo encontrándome una joven en el salón. Podía olfatear su hedor a loba; mi instinto me decía desgarrarla y beber su sangre hasta la última gota. Pero debía contenerme ya que ella era la única que sabía dónde estaba mi hija.

-Buenos días Señora Verónica, vengo para contarle acerca de su hija. Ella está en mi manada y va a suceder al trono de sus padres biológicos.

-¿Qué?¿Como maldiciones se ha enterado de eso?

-Nuestro rey Sebastián está comprometido con ella desde antes de nacer. Ellos van a casarse en breve. Sus padres eran grandes amigos de Evolet y Patrick, nuestros antiguos reyes y padres de Serena; él fue el que le contó todo a Serena.

Yo la miré intrigada, ¿Por qué razón delatar a su propia manada a unos vampiros?

-Creo que tienes entendido que todos los miembros de este castillo somos vampiros, ¿Por qué delatar a tu propia especie?

-Por que deseo a Sebastián para mí, de esa forma ambas conseguimos lo que deseamos; Serena vuelve a casa y Sebastián se queda conmigo.

Comencé a reírme, era cierto lo que pensaba acerca de esos lobos asquerosos; eran traicioneros. Pero no se me había perdido nada allí, así que no tenía sentido derramar más sangre de la necesaria. La miré con altivez estrechando su mano.

-Trato hecho; el prometido de Serena vendrá en breve así que espero que no sea un jueguito o trampa, porque créeme que tendrás las de perder.

-Créame señora, lo que más deseo en este mundo es deshacerme de Serena.

Entonces abandoné el salón para ir a buscar a Byron y que se encargase de traer a mi hija de vuelta a casa. Ya no habrían más juegos ni escapadas; Serena iba a casarse con Byron como teníamos planeado desde el principio e iba a olvidar sus estúpidas raíces.

 Ya no habrían más juegos ni escapadas; Serena iba a casarse con Byron como teníamos planeado desde el principio e iba a olvidar sus estúpidas raíces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


DROGO

Después de las emociones vividas la noche anterior, me acerqué a la casa de Lorelai y Peter para llevármela conmigo. Deseaba que me hiciera compañía entre mis sábanas y no solo esa noche si no todas las noches. El amanecer tenía un color más hermoso cuando amanecía a su lado, aprovechando que ella aún dormía mientras yo la observaba despierto.

Ella me hacía replantearme el crear una familia, el ser mejor cada día por y para ella. Me levanté con cuidado de no despertarla y prepararle un buen desayuno para reponer fuerzas.

Mientras que preparaba unas tostadas, la puerta comenzó a sonar. Al abrir me encontré a Peter, mierda...esperaba que no se diera cuenta que su hermana había pasado la noche fuera de casa.

-¿Qué ocurre Peter?

-Debes de ayudarme a reunir a todas las mujeres, niños y ancianos del pueblo. Han dado un aviso de un avistamiento de varios caballos venir hacia aquí. Por lo que me han dicho son vampiros.

Comencé a ponerme nervioso, ¿A santo de qué venían esos chupasangre a nuestro pueblo?, jamás nos habíamos inmiscuido en los asuntos de esas criaturas.


-Hay que avisar a Sebastián; Serena está embarazada y tenemos que protegerla.

-Yo iré a por Minerva y la traeré aquí para que se quede con mi hermana.

Espera, ¿Él sabía que Lorelai estaba aquí.

Ante mi mirada alucinada, Peter entrecerró los ojos:

-Sí Drogo, sé que Lorelai ha pasado la noche fuera de casa. Espero que la cuides bien y no le hagas daño sino tú y yo acabaremos mal.

Le di una gran palmada en la espalda mostrándole mi sonrisa orgullosa. Me había ganado a mi amigo y ahora cuñado.

-No sería capaz jamás de hacerle daño; ella lo es todo para mí, siempre lo fue. Lo he ocultado durante muchos años porque quería ser un buen hombre para ella, pero ya no aguantaba más estar lejos de ella. Todo se lo debo a Serena; ella nos ha unido.

Peter me dirigió una sonrisa cansada. Se notaba que le dolía que su hermana pequeña ya fuera adulta y estuviera con un chico y más que ella solo cuenta con 18 años. Pero una vez que el amor llama no puedes negarte.

LORD BYRON

Cuando la reina Verónica me mandó llamar, una llama de esperanza se prendió en mi corazón. Mi sexto sentido vampírico me decía que algo había descubierto acerca de mi amada Serena. Deseaba poder hincarle el diente a esa lobita de cabellos de cuervo y ojos de ensueño. Iba a quitarle esa naturaleza de loba de un plumazo; sería una vampira excepcional.

Cuando llegué al castillo lo que menos me esperaba ver era una de las lobas del clan de Sebastián en el castillo. Al enterarme que ella deseaba quedarse con él ya que el eco del bosque había unido a éste con Serena me inundó una serie de sensaciones pasando por la risa hasta la ira. Si había tocado a mi prometida iba a pagarlo realmente caro.

Con los caballos a toda prisa comenzamos a dirigirnos hacia el poblado de los lobos cerca del lago. Aquella loba sonreía ampliamente al haberse salido con la suya y yo tenía el corazón desbocado al pensar en Serena.

Al llegar, varios lobos se echaron encima de nosotros. No deseaba masacrar a medio pueblo sino llevarme a mi amada.

-Señor, la residencia real es esa de allí-Me dijo esa pequeña traidora.

Tomé las riendas de mi caballo de nuevo mientras intentaban detenerme hasta llegar a la casa de la residencia de ese bastardo. Por supuesto no iba a llamar a la puerta sino a colarme en el interior por la parte trasera.

Mientras que mis hombres se encargaban del resto, comencé a colarme en el interior de la casa, viendo a mi amada desnuda envuelta en una sábana. Por lo visto, Sebastián no estaba en el dormitorio pero, sabiendo lo posesivos que son los lobos, no andaría lejos.

Me acerqué a la cama de Serena con la ira hirviendo en mis venas. El instinto de destrozar a aquel maldito que había tomado lo que era mío estaba consumiéndome.

Cuando me acerqué lo suficientemente a ella, abrió los ojos e hizo el amago de gritar, pero le tapé la boca antes.

La tomé en brazos aún envuelta en esa sábana y la saqué como pude de la habitación.

Pero ella me mordió y comenzó a gritar.

-¡Sebastián! ¡SEBASTIÁN!

Antes de que aquel idiota llegara a su encuentro, la subí al caballo sujetándola fuerte para que no se moviera y echamos a correr.

-¡Ya tenemos lo que queremos muchachos, vuelta a casa!

Entonces mis hombres y yo tomamos de nuevo el camino mientras que varios lobos intentaban hacernos daño, sin éxito. Por fin ya tenía a Serena entre mis brazos y nada ni nadie iba a robármela.

ÚLTIMOS CAPÍTULOS

The Black Queen of The  Wolves (Is it love?Sebastián) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora