7.EL PUEBLO QUE ME VIÓ NACER

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Sebastián acompañó a aquellos tres hombres a la salida para que ambos pudiéramos desayunar a solas. En aquel pueblo la comida era diferente a la de mi castillo; se notaba el cariño y la frescura de los platos. El castillo estaba más bien lejos de los campos por lo que nunca podía disfrutar de frutas recién cogidas a no ser que me escapara y cabalgara hasta el bosque. Estar tan cerca de la naturaleza era algo que ahora comprendía bien; me había criado fuera de mis raíces, fuera del pueblo que me vio nacer.

Aunque estaba contenta por el lugar donde estaba, el problema de Sebastián rondaba por mi cabeza. El saber que estábamos irremediablemente enlazados sin posibilidad de cambiarlo, me hacía sentir desdichada. Se suponía que ambos nos casaríamos pero al menos, por el momento, parecía ser lo más secundario.

Sebastián volvió a la mesa con una cesta cargada de manzanas, mi fruta favorita. Al ver mi rostro feliz, las mejillas de Sebastián se pusieron del mismo color que aquellas manzanas.

-Una de las mujeres del pueblo me las acaba de dar para ti en forma de bienvenida. Es de uno de los tantos árboles frutales que tenemos aquí.

-¿Vivís cerca de los campos?

-Exactamente, nos gusta que sea así. Por esa razón, nuestra comida es la mejor que probarás jamás.

Comencé a reírme y le di la razón, hasta ahora mi estómago no podía quejarse. Comí demasiado pero es que el traqueteo del viaje de ayer y toda la información que tuve que asimilar en tan pocas horas, me desgastó profundamente.


-Estoy tan feliz de tenerte conmigo. Parece un sueño poder verte tan cerca y saber que cuando caiga la noche, dormirás bajo mi mismo techo.

Mi vista se dirigió a la manzana de mis manos; no quería sonrojarme o mostrar que aquel cumplido me había emocionado. No quería que el pensara que tenía una posibilidad de que podríamos alguna vez estar juntos.

Mi táctica era cansarlo, aborrecerme para que él quisiera casarse con otra y no conmigo. Sabía que sería difícil por la terquedad de él, pero yo también era tremendamente terca.


-Serena, me gustaría llevarte a dar un paseo para que veas el pueblo y los alrededores. Además cerca de aquí hay un precioso lago con vistas a las montañas; muchas aves y animales están alrededor de ese lago ¿Te gustaría que hiciéramos una excursión?

-Bueno, no puedo negarme a eso.

Cuando terminé de comer, Sebastián se preocupó de limpiar todo él mismo sin dejarme tocar un solo vaso o plato.

-No soy manca,¿eh?, puedo perfectamente limpiar lo que ensucio.

-Bueno, esta es mi casa y yo haré que te sientas cómoda.

-Vale entonces deja de mirarme así-Le dije con los brazos cruzados.

-No puedo evitar mirarte como un hombre enamorado. Eres la criatura más preciosa que he tenido la fortuna de ver.


-¡Deja de decir esas cosas, no me gusta la confianza con la que te diriges a mí!

Sebastián comenzó a acercarse a mí con su mirada encendida. Me tomó de la cintura pegándome a su torso colocando mis manos sobre él para intentar alejarme. Aquel leve contacto le hizo cerrar los ojos, encerrándome aún más en sus brazos.

The Black Queen of The  Wolves (Is it love?Sebastián) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora