31.MI MOMENTO HA LLEGADO

508 70 9
                                    


Cuando mi amado Sebastián brindó con todos y cada uno de los habitantes de nuestro pueblo, me tomó en brazos para llevarme dentro de casa. A pesar de las incesante copas que circulaban a su alrededor, apenas se le veía ligeramente achispado.

Comencé a reírme de sus mejillas sonrojadas y de sus balbuceos sin sentido; era una ricura.

Siempre sabía ser gracioso y gastar las bromas indicadas en los momentos indicados.

-Vamos Sebastián, debes de darte un baño para desinfectarte la herida. Tengo que cambiarte la venda.

Mientras que caminábamos hasta su cuarto con su brazo alrededor de mi cintura, aprovechó mi descuido y me dio un apretón en una de mis nalgas.

-Eres de lo que no hay-Dije entre risas.

-Ummm...que rico hueles cariño...-Me dijo mientras que su nariz recorría mi cuello provocándome una risilla tonta; me tenía totalmente enamorada.

Íbamos camino al dormitorio entre risas y tonteos; Sebastián parecía tener ganas de jugar...

-Vamos Sebastián, pórtate bien; a la bañera-Le dije intentando darle órdenes.

-Me estoy portando muy bien, ¿No crees?

Lo miré alucinada ante su aire de seducción, ¿Nunca se cansaba? ¿Nunca se le agotaba la energía?

Lo llevé hasta la bañera ayudándole a sumergirse ya que comenzaba a estar un tanto mareado.

-Te dije que bebiste demasiado, lobo terco.

-Tranquila, puedo estar al 100% querida-Me dijo mordiéndome el labio con picardía.

Comencé a reír mientras que acariciaba su bello rostro; me sentía tan a gusto.

-Voy a la cocina a traerte agua para la resaca; no tardo.

Antes de irme, Sebastián me tomó del brazo y me dijo con voz ronca.

-Si tardas iré a por ti preciosa.

-No te preocupes; no tengo intención de salir corriendo.


Mientras dejaba a mi hombre relajándose en aquella bañera donde más tarde me uniría a él, me encaminé a la cocina en busca de la jarra de agua

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mientras dejaba a mi hombre relajándose en aquella bañera donde más tarde me uniría a él, me encaminé a la cocina en busca de la jarra de agua.

"Oh mierda, tengo que salir a por más"

Abrí la puerta de casa con la jarra en la mano y caminé aprisa hasta el rio; no deseaba permanecer mucho tiempo fuera de casa y menos sola.

Me agaché y sumergí la jarra en el agua helada, percatándome del reflejo de la luna. Era realmente bonita esta noche; casi parecía destilar magia.

Sentía como si algo dentro de mí pesara cada vez más; sintiendo como poco a poco mi sed iba aumentando vertiginosamente. Tomé un trago de agua pero la sed no se iba, comenzando a latir con fuerza mi corazón. Mis nervios comenzaron a crisparse como si mis instintos comenzaran a despuntar con toda la fuerza. Mi estómago comenzaba a doler con fuerza, provocando que sangrase entre mis piernas.

"No... ¿Qué me estaba pasando?"

Caí de rodillas mientras que sujetaba mi vientre con un inmenso dolor. Comencé a arrastrarme por el suelo intentando buscar a alguien que pudiera estar por la zona.

-¡A...a...ayuda...!

Un nuevo pinchazo me hizo caer de espaldas, agarrando la tierra con mis puños y agitando mi cabeza presa de la desesperación.

Mis lágrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas, mirando de nuevo aquella luna brillante. Un pinchazo aún más fuerte que el anterior me hizo poner erguida sobre mis rodillas, escuchando el crujir de mis huesos. Sentía como si me fueran aplastando poco a poco y mi vista era cada vez mejor al igual que mi oído. Me estaba transformando poco a poco; podía sentirlo dentro de mí.

Pero no dejaba de sangrar...estaba aterrorizada. En mi forma de lobo continué arrastrándome hasta que me percaté de algo.

"Aulla Serena, él te escuchará"

Aullé con todas mis fuerzas antes de caer al suelo entre un charco de sangre.

SEBASTIÁN

Respiraba profundamente de placer mientras que me deleitaba del aroma de mi bella loba sobre mi piel. Estaba tan feliz pensando en nuestra boda y en nuestro pequeño hijo.

Tenía la gran ilusión de ver crecer esa barriguita tan adorable; quería sentir en mi propia piel como era sentirse ser padre desde el primer día. Iba a consentir aún más a Serena; no podía evitarlo, cada día enloquecía más por ella.

Cada minuto que pasaba me hacía desesperar; deseaba que ella viniera de una vez conmigo. Sentía una inquietud en la casa bastante extraño, tenía una sensación...

Mi marca comenzó a picarme y arderme; aquello no me daba buenos augurios.

-¿Serena?¿Serena estás ahí?

¿Y si había salido?

Comencé a aterrarme ya que sentía varios pinchazos por mi cuerpo. El dolor era tan profundo e indescriptible que parecía aplastarme con todo su peso. Esa sensación era conocida para mí, ya la había sentido antes hacía mucho tiempo; la transformación.

Serena se estaba transformando.

Pero algo andaba mal, ella estaba débil por alguna razón. Me arrastraba por el suelo del comedor intentando alcanzar la puerta principal con gran esfuerzo.

Un aullido resonó en mis oídos provocando que mi lobo interior aullase con ella; era ella, lo había logrado.

Se había transformado...

Ella me necesitaba; necesitaba mi sangre para tener energía suficiente contra ese cambio, pero mis fuerzas iban amainando conforme daba un paso. Cuando salí de casa, vi el cuerpo de un lobo cerca del rio, comenzando a correr en su dirección. Pero aquel horrible dolor me hizo perder el conocimiento antes de llegar hasta Serena.

The Black Queen of The  Wolves (Is it love?Sebastián) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora