The Black Queen of The Wolves (Is it love?Sebastián) [TERMINADA]

23. ESTÚPIDO LOBO

Peter en la foto(L)

El silencio junto con mis resoplidos cubiertos de ira, habían enfriado el ambiente que, instantes atrás, estaba más que caldeado. Sebastián me miraba alucinado, como si no creyese lo que acababa de suceder, aquella mujer no paraba de llorar y Peter no sabía dónde meterse.

De pronto, el que menos esperaba entro a la habitación.

-¿Qué son esos gritos? ¡Se oyen en todo el pueblo!-Gritó Drogo.

El rostro de Lorelai se puso de todos los colores, escondiendo su lacrimógeno rostro bajo las amplias mangas de su vestido.

-No te preocupes Drogo; solo ha sido un malentendido. Serena se pensó cosas que no son, pero ahora nos vamos a casa, ¿Verdad, mi reina?

Miraba aquella sonrisilla de triunfo dedicándole mi más oscura expresión que no surtía el efecto de intimidarlo. Él me tomó de la cintura, pegándome a él, susurrándome algo al oído.

-Creo que le debes a alguien una gran disculpa, ¿No crees?

Peter le dijo algo en voz baja a Drogo y ambos salieron para dejarnos solos con Lorelai. Yo la miraba con rabia; no podía evitarlo pero me caía fatal.

-¿Te refieres a que me disculpe con ella? ¿Y por qué si puede ser?

-Porque te pasaste de la raya y la agrediste cuando no tenías razón para eso.

-Tenías todo su olor por tu cuerpo, ¿Qué querías que hiciera?, además, nada me dice que no hayáis estado juntos-Le dije gruñéndole.

-¿Me crees capaz de eso, serena?

-¡Lo único que sé es que pensaba conocerte pero hace poco he descubierto algo de ti que me hace dudar! ¿Y si no te conozco tanto como creo?, yo ya no sé ni siquiera quien soy...-Dije desesperada.

Me senté en la cama, hundiéndome en mis propios pensamientos. Sebastián se me acercó y puso su mano sobre la mía.

-Voy a ayudarte en todo lo que necesites y lo sabes; sabes lo que siento por ti sin necesidad de decirlo. Solo ayudaba a Lorelai a conseguir lo que yo he conseguido; una pareja con la que compartir tu vida. Ella merece ser feliz, es una buena mujer y la hermana de un gran amigo. Sí, Peter es el hermano de Lorelai, por eso viven juntos.

Aquella chica me miraba con timidez, temblando con fuerza como si tuviese frio. Cuando la miraba con dureza, inclinaba su rostro en señal de culpabilidad y eso lo odiaba.

-Levanta la cabeza; no soy una tirana a la que debas de temer.

-Me siento terriblemente mal, mi reina; no quería que Sebastián tuviera problemas contigo solo por ayudarme. Por favor, perdóneme.

No podía seguir enfadada con ella; era solo una adolescente. Se la notaba triste y arrepentida y se merecía otra oportunidad.

-Está bien, te perdono-Le dije una poco menos brusca.

Ella comenzó a sonreír, secando sus lágrimas con las mangas de su vestido. Sebastián se me acercó de nuevo al oído.

-¿No se te olvida algo más, Serena?-Me dijo con retintín.

Comencé a impacientarme, dando golpecitos con mis botas en el suelo. Puse la mejor de mis sonrisas y le dije a Lorelai.

-Disculpa por haberte pegado; no debí hacerlo, me cegó la ira.

-Dirás los celos, mi reina.

-Sebastián, te estás ganando una patada en el culo.-Susurré.

Lorelaí me tomó de las manos haciendo una reverencia.

-¡No se disculpe mi reina, por favor llévese un poco de pan que hornee esta mañana!, tómelo como un regalo de disculpa.

-No es necesario pero gracias-Le dije con el rostro más relajado.

-Nos marchamos a casa, espero que puedas hablar con Drogo cuanto antes y le expliques lo que sientes.

-Si no es mucha molestia, me encantaría que la reina Serena viniese a casa de vez en cuando; me gustaría escuchar sus consejos.

La miré extrañada, ¿Yo aconsejar sobre relaciones?, a la vista estaba que no tenía ni idea...

-No te ofendas Lorelai, pero soy una pésima ayuda; no sé nada de relaciones-Expliqué.

-No estoy de acuerdo; su relación con Sebastián en envidiable. Espero que nos volvamos a ver-Dijo con otra reverencia.

Los tres nos despedimos y comenzamos nuestro camino de vuelta a casa. No me apetecía decirle una sola palabra a Sebastián; temía que me saliera fuego de la boca.

-¿Mejor, Serena?¿Más tranquila?

Ignoré la pregunta de Sebastián, gruñendo mientras pisaba con fuerza a cada paso.

-Las flores no tienen culpa, mi reina.

Me giré hacia él y lo encaré con toda la ira que podía soportar.

-¡Deja de comportarte como un idiota! ¿Sabes lo que me hiciste pasar? ¿La vergüenza que me hiciste pasar?, no tienes un ápice de consideración, ¡Me dijiste que acostarte conmigo fue un error!¿Crees que no lo he olvidado?

-No me expliqué con claridad; fue un error hacerlo sin que supieras todo de mí. Debí de hablarte de todo esto antes, pero llevabas tan poco tiempo sabiendo acerca de tu pasado que no quería sobrecargarte.

-¡Pues tu maldito error casi me mata de un infarto, lobo imbécil!

-¿Qué dijiste?-Preguntó con el ceño fruncido.

-¡¡LOBO IMBÉCIL!!¿Te lo repito o te lo digo en otro maldito idioma?

Sebastián se apoderó de mis labios, suspirando dentro de mi boca pegándome contra él. Sus manos apretaban con fuerza mis caderas, olvidándome lo que iba a decirle. Comenzaba a sentir un sopor cálido y reconfortante, sin darnos cuenta que estábamos a plena vista del pueblo. Su lengua fue directa a la marca de sus dientes, lamiéndola y mordisqueándola mientras acariciaba mi espalda. Su agarre se aflojó y me tomó el rostro entre sus grandes manos.

-No más mentiras, te lo prometo. Quiero que esto salga bien; no quiero más celos ni más peleas. Comencemos de nuevo, Serena.

Yo lo miraba con cierta desconfianza. Me sentía mejor que antes con él, pero todavía no me sentía libre de amarlo sin pensármelo dos veces. Tenía quizás algún problema, quizás mi madre tenía razón cuando me decía que yo no podría amar a nadie.

Tome las manos de Sebastián apartándolas de mi cara, diciéndole con voz débil:

-Lo siento, pero no puedo...

El rostro de Sebastián se desencajó de tristeza, tomándome de la mano para volver a casa cuanto antes.