Episodio 08.

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Parte 8. Las disculpas.

-Buenos días joven Harold.

-Buenos días Lucí.

-¿Quieres desayunar? Noté que se te hizo un poco tarde para llevar a Norita al colegio.

Asentí.

Cuando era pequeño he iba a la escuela a diferencia de otras personas yo odiaba los fines de semana y es que no me mal interpreten a quien no le gusta descansar y levantarse de la cama hasta tarde ó simplemente no levantarse de esta pero, después de un fin de semana el lunes me parece un infierno, así que prefería levantarme a diario temprano para evitar el mal lunes.

Y aunque ahora no iba al colegio, para dejar a Nora en el suyo debía despertar temprano, y hoy después de dos días de descanso se me hizo imposible despertar temprano.

-Buenos días, buenos días. -Saludó el señor Artemis entrando a la cocina.

-Buenos días.

-¿Ya llegaste de llevar a Nora?

-Si.

-Oh, Harold. -Mascullo.

-Mande.

-Ayer por la noche cuando llegué, salimos a comer a la cafetería donde trabajabas, mi auto no encendió, ¿Podrías ir a revisarlo?

-Claro.

-Si quieres vamos ahora, te invito a desayunar.

Sonreí. -Vamos.

Salimos rumbo al establecimiento de mi ex trabajo, el señor Artemis estaba conduciendo y yo en el lugar del copiloto, me sentí muy bien, por unos segundos me gustó fantasear con que el señor Artemis era mi padre y que juntos íbamos a nuestro trabajo o a desayunar como ahora. Supongo que jamás podré superar la relación que tuve con mi padre, no he tenido tanta suerte.

-Vamos, entremos. -Dijo en cuento apago el motor del auto. Asentí siguiendo sus pasos.

Ingresar a la cafetería sin ir directamente hacia el lavado o ha prepararme para atender clientes, me es muy muy extraño.
Tomamos una mesa para dos personas y esperamos a que alguna de mis ex compañeras nos atendiera. Veía el lugar como si fuese la primera vez que estuviese dentro de el.

-Buenos días. ¿Qué desea ordenar? Oh ¡Harold!

-Eleanor.

-¡No te había visto! Me siento aún estoy dormida. -Río.

-¿Cómo estás? -Pregunté.

-No tan bien como quisiera. Pero -Negó. -¿Y tú?

-Bien. ¿Qué sucede?

Ella suspiró y me indicó con la cabeza a donde estaba el señor Artemis escuchándonos.

-Oh Eleanor, él es el señor Artemis es mi jefe.

-Mucho gusto señor. -Dijo ella y extendió su mano.

El señor Artemis se dedicó a sonreír amigablemente.

-Me tienes muy olvidada. -Dijo ella he hizo puchero. -¿Crees que pueda visitarte en tu trabajo?

-Ele no...

-Si puedes niña. -Aseguró el señor Artemis. -Cuando quieras.

-Gracias señor.

Él asintió en respuesta y Eleanor comenzó a tomar nuestra orden.

  *

Bajé del auto y me recargué en el mismo esperando a Nora.

Luego del desayuno con el señor Artemis y de haber reparado el auto no tuve tiempo para regresar a casa de los Walker, directamente de la cafetería vine al colegio para recogerla.

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