UMBRA -[Nevra] [ELDARYA]

CAPÍTULO 3 ////REGRESO////

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El ambiente de la Cantina era el mismo que un pueblo revuelto por un festival famoso en sus tierras. Ni siquiera la insoportable voz de Ezarel cuando se burlaba de algo que a Rosemarie le parecía bien podía pasar desapercibida con tantos gritos. El elfo movía la mano explicando las indicaciones que había seguido para una poción y como le había salido mal por una broma absurda de Chrome. Valkyon escuchaba atentamente sin decir nada, mientras que ella solo hacía su voz un fondo sonoro para sus recuerdos.

No podía dejar de pensar en lo que soñó por la noche anterior al desayuno. En Nevra tirándola al suelo después de haberla dejado a su merced sin ninguna gota de sangre en su cuerpo. Como si fuera basura. Antes de dormirse profundamente, se levantó de la cama y había dejado las cortinas corridas hacia delante para que la luna no la molestara al dormir. Shaitan la había mirada durante todo el viaje sin apartar la vista. Algo le dijo que Nevra le había dicho al Familiar que cuidara de ella.

-¿Me estás prestando atención?

La profunda mirada de Ezarel se clavó en ella igual que una fiera a su presa. Rosemarie hizo un ademán con la mano asintiendo con la cabeza rápidamente antes de coger la cuchara y comer de su desayuno.

-De acuerdo, ¿de qué estaba hablando?

-Estabas hablando de que Chrome te había gastado una broma y que pensabas reportarlo seriamente por eso.-dijo ella, con voz tranquila y sin alterar.-Claro, que si no está Nevra no puedes decir nada.

Valkyon y Ezarel se dieron una mirada rápida sorprendidos por lo que ella había dicho. El muchacho de tez morena dejo la cuchara con comida en el bol del desayuno para estirar la mano hacia la silla, donde la movió para quedar más junto a la mesa. Aclaró su garganta y habló con un intento de voz preocupada, aunque salió más severa de lo que planeaba:

-¿Has dormido bien?

-Sí, ¿por qué lo preguntas?-mintió llevándose la cuchara a la boca.

Se volvieron a mirar.

-Estás más rara que de costumbre.

-Ah, eso...Debe de ser por Shaitan, que se mueve mucho, nada importante.

Se levantó con la bandeja de comida en los brazos. La dejó en el mostrador en el que Koruto atendía a los demás miembros de la guardias y se marchó con la puerta de entrada y salida hacia la Despensa. Aunque no le hubiera dado importancia a los acontecimientos, notó varias miradas a sus espaldas mirándola con lástima y furia. Una lastima que se extendió por todo el cuartel como si algo la acompañase siempre.

Una dulce nana sonó en su cabeza. Unos cantos angelicales que recordaban a la voz de su madre aún viva.

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