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[AL DÍA SIGUIENTE]
Tras desayunar con Ezarel, Valkyon y Nevra en la Cantina voy directa a la enfermería para hablar con Ewëlin sobre lo que el Líder de Absenta quería informarle, pero no tenía tiempo suficiente con los preparativos tras la llegada de aquellos dos vampiros. Sí, vampiros. Nevra me lo había dicho antes de dormirme entre sus brazos y con la cara roja empapada de lágrimas. Cuando entro en la enfermería casi me tropiezo con una de las chicas de Obsidiana. Era alta y robusta, de cabellos rubios recogidos en una trenza lateral dejando suelto un flequillo revuelto que ocultaba uno de sus grandes ojos azules. En cierta parte me recordaba a Valkyon... Tras un biombo de tela blanca se encontraba Ewëlin, haciendo repaso de instrumental médico. Nunca me entraría en a cabeza saberme tantos términos formales sobre los distintos usos que podían darse a las cosas.
Cuando notamos presencia se vuelve hacia mí y da un brinco por la sorpresa.
-Me has asustado -dice llevándose la mano al pecho-. ¿Necesitas que te ayude en algo? ¿Te ha pasado algo?
-No, tranquila, y lo siento mucho -me encojo de hombros incómoda-. Solo quería decirte Ezarel va a venir dentro de un rato para hablar de unos asuntos de la Guardia Absenta. Dicho textualmente por él: avisa a Ewëlin antes de que haga algún plan para esta está tarde.
Una sonrisa aparece en los labios de Ewëlin casi por sorpresa. Asiente con la cabeza indicándome algo con la cabeza. Enarco una ceja, curiosa, sin saber a lo que se refiere.
-Puedes sentarte en la camilla -indica señalando la camilla mientras se gira de nuevo hacia el carrito metálico lleno de instrumentados recién ordenada. Sigo sin comprender lo que quiere decirme.
Camino tímidamente hacia a camilla y me siento alisando el pantalón por detrás. Veo como la enfermera revuelve el carrito encontrando lo que necesita y apartándolo a un lado para no volver a buscarlo cuando sea necesario. Estoy nerviosa. No nerviosa por el hecho de que esté en malas manos, porque eso sería la mayor mentira con la que podrían engañarme; sino por el hecho de que la mejor enfermera de todo el CCG diga que me pasa algo en una indirecta tan directa como aquella.
La veo acercarse con un instrumental brillante y llamativo que me congela en cuanto lo veo. ¿Eso iba a estar cerca de mi? Ni siquiera con toda la experiencia que tenía me podría acostumbrar a aquel material.
-¿Puedo saber el porqué?
-Estás pálida y pareces débil -dijo poniendo la mano sobre mi frente-, y tienes fiebre, al parecer. ¿No te has sentido mal estos días?
-No.-respondo, dejando que la enfermera haga lo que debe de hacer.
Podía ser que ayer me hubieran bajado las defensas con Nevra al haberme puesto sentimental, pero por lo demás estaba fresca como una rosa. Rosemarie, un Ángel Caído de Ithur, nunca se había puesto enferma. Ni siquiera cuando su hermano mellizo, Adrien, varios minutos mayor que yo, se enfermó por pasar demasiado tiempo en la bañera jugando con ella. Tengo las mejores defensas de la familia, me decías mí misma delante de un espejo.
Las únicas veces que enfermé fueron por las cosas más ridículas que la gente podía imaginarse: la primera fue por apostar con mi hermano y algunos de sus amigos que no me atrevía, y al final lo hice, a lanzarme al lago cercano a nuestra casa en ropa interior; y la segunda por comerme un hongo del que muchos decían que te enfermaba por mucho que le extrajeras las toxinas. ¿Podía ser más tonta que una persona que afirma que la Tierra es plana? He leído muchos dicen que afirman decir, según los llamados científicos, que la Tierra -Eldarya y el Mundo de los Humanos- es redonda; bueno, en realidad, achatada por unas cosas llamadas «polos».
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UMBRA -[Nevra] [ELDARYA]
Fanfiction----------------------------------------------------------------------------------------------------------- «-Tu eres la única persona que me ha importado de tal forma como me comporto. Y verte allí, tirada en el suelo, me hizo recapacitar sobre lo...