CAPÍTULO 18.1 ////LEIFTAN////

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Veo como el carruaje donde el representante del Norte, su asesor personal y Nevra marchan hacia más allá de Eel desde la ventana de mi habitación. Antes de que se fueran me hice la promesa de que no iba a llorar en la despedida. Me digne a morderme el labio y a dar cabezazos a modo de asentimiento a todo lo que me dijeran, con el especial cuidado de que nadie se diera cuenta de lo que en realidad pensaba. Los Ángeles Caídos somos buenos en mentir y tenemos esas habilidades desde muy pequeños, así que no me fue problema dentro de lo que cabe.

Lo más difícil de aguantar fueron mis lágrimas cuando Nevra se despidió de mi con sus sabias palabras para cuando le apetecía.

-Enviaré mensajes desde el Norte especialmente para ti, mi amor -comenzó diciendo mientras acunaba mis mejillas-. Mientras tanto, Shaitán cuidará de ti en mi ausencia. Volveré pronto, de eso no te preocupes.

-No me mientas nunca -respondí yo, con un ligero temblor en el labio inferior.

No llegué a decirle lo de mi supuesto embarazo y lo que en realidad era. Me parecía una tontería decirlo después de lo sucedido y lo que iba a pasar con el Norte y Eel. De hecho, creo que nunca se lo diré. Karenn es la única que lo sabe -a pasar de haberse hecho ilusiones- y que lo sabrá. La enfermera que me lo dijo, la mejor, seguramente, me dijo que mi estado de salud estaba bien, que no debía de preocuparme por lo que hubiera pensado de la otra. La otra mujer, la que sí estaba embarazada, debe de saberlo ya.

Despierto de mi ensoñación cuando alguien llama a la puerta. Me alejo de la ventana -me cuesta hacerlo, a decir verdad- recogiendo las faldas de mi vestido color marfil, ajustado y de mangas extralargas, que si dejase las manos estiradas rozarían el suelo y se ensuciarían. Abro la puerta encontrando los ojos esmeralda de Leiftan, brillantes y reslucientes de alegría. No entiendo como podía estar tan sonriente cuando yo estaba destrozada. Dos semanas sin Nevra... Bueno, eso estaba claro; Leiftan no tenía a nadie a quien añorar.

-¿Qué pasa, Leiftan? -pregunto intentando parecer normal.

Me cuesta incluso forzar la voz. ¿Hasta donde duraría este desapego?

-Miiko me ha informado de que Nevra acaba de irse con los representantes del Norte -dice. Mi corazón se encoje en mi pecho-. Me preguntaba si querrías venir conmigo a una misión para que veas los alrededores.

Estoy sorprendida. ¿Desde cuándo Leiftan buscaba la compañía de alguien en las misiones de la Guardia Brillante? Estoy tan acostumbrada a ir con Nevra o con algún voluntario a las misiones que prefiero no pensar en lo que hacen los demás cuando no estoy, o ellos están haciendo lo mismo que nosotros pero en otro lugar y con otro propósito.

-Prefiero quedarme con Karenn mientras Nevra está fuera. Va a necesitar apoyo para superar éstas semanas -«y yo también», me hubiera gustado decir-. Pero gracias por tu petición.

Leiftan frunce el ceño levemente apartando la mirada de mi silueta.

-Bueno, viendo que no quieres ir entonces estaré en la Sala del Cristal con Miiko -dice, visiblemente molesto-

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-Bueno, viendo que no quieres ir entonces estaré en la Sala del Cristal con Miiko -dice, visiblemente molesto-. Mi oferta sigue en pie, por si cambias de opinión.

Asiento con la cabeza viendo como se aleja por el Pasillo de los Guardias, aún extrañada por su petición. ¿Cuándo he visto ese extraño brillo en los ojos de una persona? Ignoro ese hecho cerrando la puerta nada más vuelvo a meterme en la habitación. Shaitán se acerca a mi trotando y se echa conmigo en la cama de su dueño, posando su largo hocico en mi vientre, mirando hacia al frente perdido en sus pensamientos. Me pregunto en que puede estar pensando un Familiar como él. Ojalá pudiera hacer lo mismo, ahora que lo pienso. Porque acabo de despertarme, despedirme de mi pareja por dos semanas, discutir con Leiftan e intentar volver a dormirme para descansar antes de irme a la biblioteca a preguntarle a Keroshane, o Ykhar -la verdad, me da igual-, si hay alguna misión libre sin tener que salir de el interior de Eel.

Por fin me duermo con Shaitán echo una bola negra y fucsia a mi lado, respirando tranquilo y con el pecho subiendo y bajando lentamente.

UMBRA -[Nevra] [ELDARYA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora