Capitulo 103 10/10

6.3K 245 31
                                    

Helloo!♥ espero les guste!!! comenten porfavor... la novela casi termina!!! mañana subire los dos ultimos capitulos!!! esten pendientes darlings♥ (LEAN LA SINOPSIS DE LA NUEVA NOVELA QUE SUBIRE)

▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼▲▼

Xx: ¿Algún trago, señorita? –Me sobresalté de la sorpresa y volteé la cara al barman.
Tu: Um no. –Sonreí y volví a mirar a la gente bailando.
Xx: ¿Coca Cola? –Preguntó otra vez. Asentí con la cabeza sin mirarlo, desconcentrada.
Tu: Una coca cola estaría bien.

Jugaba con los dijes de mi brazalete aburrida, cuando se me acercó un chico. Un chico increíblemente alto, rubio y de ojos color marrón. Se paró frente a mi taburete con ambas manos en los bolsillos de su chaqueta.

Xx: ¿No bailas? –Tenía una sonrisa amplia y linda. Sacudí la cabeza.
Tu: Estoy cansada. –Inventé. Miré hacia los lados, era la única que estaba en la barra de tragos, todos estaban disfrutando en la pista u otros lados a los que no me atrevía ir. 
Xx: No pareciera como si hubieses bailado -Miró por sobre mi hombro, luego a mí- Ni que hubieses bebido.
Tu: No bebo y no tengo ganas de bailar. –Me encogí de hombros, intentando sonar relajada.
Xx: Oh vamos, ¿bailas conmigo? Estoy algo aburrido y sé que tu también. –Levantó una ceja. Algo en él no me agradó en ese momento. 
Tu: Lo siento, pero no quiero… -Miré hacia otro lado, esperando encontrar a mi rubia amiga en la multitud con la mirada.
Xx: ¿Vienes acompañada de alguien, verdad? –Hizo una mueca.
Tu: ¿Te refieres a un chico? Estoy soltera. Es simplemente que no estoy de ánimo esta noche.
Xx: Pero acá te aburrirás…
XX: ¡No quiere bailar, por el amor de Dios, Rick! -Una chica rubia, alta y delgada le gritó por sobre la música. Ella volteó a mí.- Lo siento, Rick es realmente fastidioso a veces…
Tu: Tranquila, no estaba siendo fastidioso, solo era amable. –Sonreí.
Rick: Así es, la vi acá algo solitaria y…
XX: Y te aprovechaste de la situación para luego llevarla a una de las habitaciones del hotel, como si no te conociera. –Le interrumpió. Eso me abrumó.
Tu: Como si yo fuera así de fácil. –Murmuré un poco ofendida.
XX: ¡Exacto! Ella no es fácil como las otras, así que ve por otra chica. –Lo empujó amistosa, el iba a decir algo pero ella lo echó al mar de gente. 
Tu: ¿Lo conoces? –Ella se me hacia conocida.
XX: Es mi primo, desafortunadamente. –Rió. Llamó al barman con un gesto, luego me miró sonriente. 
Tu: Tú… te me haces conocida… -La observé bien. Ella soltó una simpática carcajada. 
XX: ¿Has ido a las tiendas del centro comercial? -Asentí confundida- Entonces sí. Soy Cara, ¿mi nombre te suena? –Hice memoria. ¡Claro que la conozco!
Tu: ¡Cara Delevingne! 
Cara: Solo Cara, por favor. En las fiestas me molestar usar mi apellido, soy una más. –Sonrió. Miró al atractivo barman que preguntaba que se le ofrecía. El me vio de reojo y prácticamente corrió por mi bebida. Al volver, me la entregó.
Xx: Lo había olvidado. –Sonrió y volvió a mirar a Cara.
Cara: Típico de Oliver, ¡de ser tu jefe te despediría! –Bromeó. 
Oliver: Apuesto a que ningún otro barman te preguntaría “¿Lo mismo de siempre?” 
Cara: Después de un tiempo sí. Y por hoy no quiero lo mismo de siempre. Una cerveza. –Sonrió. Oliver fue por la cerveza y yo pregunté curiosa.
Tu: ¿Lo mismo de siempre? –Murmuré.
Cara: Vodka con zumo de arándano. -Miró mi botella- ¿Beberás solo Coca Cola?
Tu: Um si, ¿por qué? 
Cara: ¡No te dejaré! -Rió- ¡Es una fiesta! Debes beber algo más fuerte. –Sugirió.
Tu: No lo sé, no quisiera…
Cara: Te he dicho que no te dejaré decirme que no, ¡disfruta, mujer! ¿Una Coca Cola?, eso es de niñas. –Sonrió, pasándome una cerveza. Dudé antes de cogerla.
Tu: Tengo diecisiete. 
Cara: ¿Y nunca has bebido? –Preguntó sorprendida.
Tu: Si, pero no seguido, fue solo una vez. –Reí al acordarme de esa noche.
Cara: Bien, yo te llevo a casa después. Es ahora o nunca, coge la cerveza y te presentaré a unos amigos. –Volvió a colocarla frente a mí.


Me dije a mi misma que no bebería demasiado, pero no me dije que no bebería. Había venido a esta fiesta a pasarlo bien y tenía la oportunidad ahora. 
“La mayoría de las personas de tu edad están bebiendo en fiestas o fumando mucho, tu eres más madura. Sea como sea, me gustas.” Lindas palabras de Matt un día de esos en los que era feliz con él. Iba a ser exactamente lo que él no quisiera. 
Destapé la cerveza y la bebí casi en tres segundos. Escuché la risa de Cara y me detuve. La miré y ambas reímos.


Sus amigos que me presentó eran dos modelos, uno llamado Daniel y otro llamado Christian, también estaban con ellos Rick y un chico homosexual muy agradable llamado Henrie. No podía evitar notar los constantes coqueteos de Rick y no podía parar de reír con lo que Christian hablaba. Cara y Daniel llevaban cervezas, tragos, de todo hasta donde nosotros y al parecer Henrie celaba a Daniel, eran personas divertidas y agradables.


Tu: ¿Qué es eso? –Miré el vaso de Rick.
Rick: Oh no, no puedes beber esto. 
Tu: ¿Por qué no? ¿Qué es?
Rick: Es Ron con soda sin hielo y algunos otros condimentos secretos de Oliver. Es fuertísimo.
Tu: ¿Y tu tomarás? –Miré el vaso. 
Rick: Si, tengo veinte, mayoría de edad. –Guiñó un ojo. De pronto se me ocurrió algo. Me acerqué lentamente a él y respiré en su oído, besé su mejilla ruborizada haciendo el recorrido hasta su boca. Dejó el vaso en la barra y se volteó para corresponder a mis labios, pero haciendo un movimiento rápido de cara, lo esquivé y cogí el vaso, bebí antes de que el reaccionara.
Tu: Muy bueno… -Después de uno segundo hirvió mi garganta y apreté los ojos, el rió- ¡Más ardiente que el infierno!


No sabía cuánto había transcurrido, dos o tres horas tal vez. Mi cabeza daba vueltas, mis pies estaban hinchados con esos tacones, me sentía mareada, acalorada, estaba físicamente y mentalmente agotada. Mis piernas estaban acalambradas y las personas se me hacían borrosas. Me escuchaba reír pero no tenía idea de que reía, solo lo hacía. Había estado bailando mucho tiempo con Rick y había perdido a los demás de vista. No recuerdo donde dijo Cara que iría pero sabía que había sido hace mucho, tal vez se había ido. Me sentía liviana y pesada a la vez. Me movía con fluidez pero mi cuerpo me pesaba. Aun llevaba los tacones rojos, me tambaleaba sobre ellos pero nadie parecía notarlo. Caminé fuera de la pista desesperada por un lugar donde sentarme y descansar, Rick iba tras de mí. Me gritó por sobre la música que iría por agua, no respondí y seguí caminando. Divisé con dificultad un asiento al final de la sala. Mientras avanzaba, di un mal paso y mi rodilla se dobló inoportunamente, me preparé para sentir mi cuerpo caer al suelo, pero alguien tomó mi cintura, ayudándome a mantener la estabilidad. Nuevamente todo me dio vueltas y sentí como el alcohol tomaba control de mí, pero algo seguía consiente en mí.
Al sentir las manos sujetando mi cintura, un escalofrío viajó por mi espina dorsal.

Xx: Tacones de aguja, nunca te fue bien con ellos. –Escuché su sonrisa tras de mí. Cerré los ojos un momento tomando un respiro. Volteé soltándome de su agarre.
Tu: ¿Qué haces acá? –Pregunté con amargura.

Vestía un pantalón ajustado negro, unas zapatillas converse negras, una camisa de seda negra arremangada hasta el codo y los primeros botones desabrochados. Se veía terriblemente bien.

Xx: Te ves mortal con ese vestido… -Me miró a cuerpo entero, cosa que él sabía que me cohibía. 
Tu: ¿Qué estás haciendo acá? –Pregunté nuevamente, sin demostrar lo que su comentario me había causado.
Xx: Lo mismo que tú, o eso creo. –Su cabello estaba desordenado y… estaba quedando sin aire.
Tu: Matt, lo digo en serio. ¿Qué haces acá hablando conmigo? –Pregunté irritada.
Matt: Yo… estaba pidiendo una cerveza cuando de pronto te vi caminando hacia acá, me iba a acercar a saludarte y antes de alcanzarte… casi caes. 
Tu: ¿Me ibas a saludar?, creí haber dejado claro que no quería una amistad. –Cogí otro vaso que tenía no sé qué. El frunció el ceño al vaso, luego a mí.
Matt: No te ves bien. Te iré a dejar, ven… -Iba a tomar mi codo pero me alejé dos pasos atrás rápidamente.
Tu: No me iré contigo a ningún lado. –Dije a la defensiva. Suspiró.
Matt: ¿Por qué no quieres que seamos amigos? –Colocó su mano en el bolsillo de su pantalón. Bufé molesta.
Tu: Eres el ser más… más… insensible. Puedes irte por donde viniste. –Mi cabeza ardía, mis ojos pesaban. 
Matt: ___...

Volteé nuevamente y vi a Rick acercarse con el vaso de agua. Caminé hasta él y lo tomé del brazo llevándolo a la pista. Aun estando mareada, nublada y cansada, necesitaba hacer esto para alejar a Matt. La canción que sonaba era medio lenta así que envolví mis brazos alrededor del cuello de Rick aun sosteniendo la copa de lo que sea que tuviera en su interior y el colocó sus manos en mi cintura, tal y como Matt minutos atrás. No sabía cómo podía seguir parada ahí, solo quería tirarme en el suelo y dormir. Mis parpados se cerraban y... alguien me tomó de la muñeca arrastrándome fuera de la pista. Abrí los ojos para encontrarlo frente a mí nuevamente. Su mandíbula estaba tensa y sus ojos oscuros, sentí un escalofrío que necesitaba sentir.

Matt: Dame eso. –Me quitó la copa de la mano.
Tu: ¿Qué?, ¡No! –Protesté cuando ya estaba fuera de mi alcance. 
Matt: Si mal no recuerdo aun eres menor de edad y… -olió el trago- ¿Qué es esto?, huele fatal. 
Tu: Devuélvemelo. –Exigí. 
Matt: Estás ebria, no dejaré que empeores. 
Tu: Ahora ya no debes preocuparte por mí. Si, es cierto, soy menor de edad ¿y eso qué? A esta edad debería estar disfrutando de esto y…
Matt: ¿Quién te ha metido esa cosa en la cabeza? ¿El chico con el que bailabas?
Tu: Eso no es de tu importancia. Vine acá a disfrutar y olvidarme de lo pésimo que la he estado pasando… solo… -Sentí que desmayaría- devuélvemelo.
Matt: Si te lo devuelvo, ¿dejarás que te lleve? 
Tu: Lo dudo, quién sabe sin entro a tu auto y me encuentro con otra americana esperando a ser besada por ti, ew. 
Matt: ¿Le dices “ew” a eso? -Miró de reojo a Rick- Ew a ese chico. ¡Te mira como depravado! Tus gustos ahora me decepcionan. 
Tu: Cállate, voltea y déjame tranquila. Si crees que me iré contigo pierdes tu tiempo. Rick me llevará.
Matt: ¿Rick? ¿El depravado? –Rió falsamente. 
Tu: ¡Te estás comportando como un niño inmaduro! –Lo fulminé.
Matt: Tú eres la que está bebiendo y se va a bailar con un chico que apenas conoce para provocarme celos. ¿Quién es el inmaduro acá? –Me devolvió la mirada.
Tu: ¿Provocarte celos? Yo no pretendo provocarte celos, ¿por qué? ¿Estás celoso?
Matt: No, no estoy celoso, no estaría celoso de él. Nunca.
Tu: Genial entonces. Ahora ve con esas chicas que mueren por darte un beso, ahora ya no tendrás que lidiar con la carga de no decirle a tu novia que eres un ser sin sentimientos. 
Matt: Bien. Ve con el psicópata depravador. Conste que quise ser amigable contigo.

No respondí nada. Me devolví furiosa donde Rick y seguí obligando y sometiendo dolorosamente mis pies a otra canción más. Estaba necesitando aire y además necesitaba descargar mi ira con algo. Abrí mi boca para decir a Rick que saldría afuera, pero sin saber cómo ni cuándo, sus labios estaban teniendo una guerra con los míos para que le permitiera entrar. Iba a apartarlo pero era increíblemente fuerte y me tenía sostenida junto a él con una mano dominando mi espalda y dejándome sin movilización. La otra bajaba hasta mi cintura, incluso un poco más abajo. El sabor de sus labios era agrio y repugnante, no sé si era por el alcohol o siempre eran así, pero me daban nauseas. No sabía cómo apartarme de él, no podía detenerlo, el me besaba como si yo accediera a eso pero él sabía perfectamente que yo estaba tratando de alejarlo. Cuando pude respirar y sentirlo lejos de mí el ya había sido apartado por alguien más. El nuevamente. Se interpuso entre Rick y yo. Miré a Rick con miedo y asco y me refugié en la espalda de Matt.

Rick: ¿Qué diablos te sucede? –Le gritó a Matt. Los que estaban más cerca se detuvieron a vernos.
Matt: ¿Qué diablos te sucede a ti? ¡Ella no quería besarte! 
Rick: Ella si quería pero tú te metiste. Apártate. 
Matt: No me apartaré. No te acercarás a ella ni una vez más. –Rick rió.
Rick: ¿Quién eres tú? ¿Su hermanito mayor? –Preguntó burlonamente. Pude ver como el puño de Matt chocó con la nariz de él. Llevé mis manos a mi cara, espantada. 
Matt: Su novio, ¿me has oído? Soy su novio, así que tengo el derecho de haberte golpeado por haberlo besado contra su voluntad.
Rick: No mientas baboso. Ella misma me dijo que estaba soltera. –Tocó su nariz, pero Matt no le sacó sangre.
Matt: ¿Eso haces con todas?, ¿esperas que estén inconscientes y te aprovechas de eso? Eres un… Ella está conmigo así que no te le acerques. 
Tu: Matt, vamos… -Susurré en su oído, asustada. 
Rick: ¿Qué vas a hacer? ¿Me golpearás de nuevo? No es mi culpa que tu chica sea tan… -Dejó la oración en el aire cuando Matt dio pasos acercándose a él amenazadoramente. Apretó los dientes.
Matt: Vuelves a tocarle un solo pelo y yo… yo te juro que te parto eso a lo que llamas cara. ¿Entendido? –Volvió a estar delante de mí. Lo tiré de la muñeca hasta otro lado pero aun seguía mirando a Rick con rabia.
Tu: Vamos… -Volví a jalarlo. Al tercer intento accedió, pero pasó el por delante llevándome a mí de la muñeca hasta otro lado.
Matt: Imbécil. –Murmuró.

Salimos por la puerta trasera ya que por delante estaba lleno de cámaras y personas. Cuando sentí el aire azotando mi cuerpo sentí alivio, pero mucho frío por el cambio de temperatura. Apenas ya podía mantenerme de pie, desequilibraba mucho y tenía nauseas. Matt me miró y escuché una risa desanimada.

Matt: Afírmate de mis hombros, me agacharé para quitarte esos tacones de muerte. –Eso hizo y eso hice. Cuando quitó el segundo sentí el alivio más grande del mundo. Los sostuvo con una de sus manos y la otra la colocó en mi espalda, para sostenerme mientras caminábamos.
Tu: ¿Crees que tengo un pie más grande que el otro?... –Miré mis pies y el rió.
Matt: ¿Acaso ves un pie más pequeño? -Asentí- Yo los veo iguales. 
Tu: Oh. –Seguimos caminando y me reí, como si me hubiesen contado un buen chiste, reí mucho. Matt rió también.
Matt: ¿De qué te estás riendo?
Tu: Yo… -Volví a reír- De una vez que tu y yo estábamos… -Mi voz y mi risa se fueron apagando hasta quedar en silencio. Matt jadeó incomodo. 
Matt: ¿Qué tal te sientes?
Tu: Como si un tren de carga hubiese pasado por mi cabeza.
Matt: Ese tren cargaba alcohol, sin duda. –Ambos reímos.
Tu: Nunca, pero nunca, le quites el trago especial secreto de Oliver a alguien. 
Matt: ¿Oliver?
Tu: El barman. Es simpático pero está un poco loco, no sé. –Me encogí de hombros.
Matt: ¿Más loco que tú? –Preguntó sorprendido.
Tu: ¡Yo no estoy loca! –El rió. 
Matt: ¿Quieres ir a casa? Son las dos de la mañana. 
Tu: ¡¡¡Las dos!!! –Exclamé alterada.
Matt: Si, estuviste muchas horas matando tus pies.
Tu: Descubrí que bailo bien incluso ebria. –Lo dije seriamente, pero el rió a carcajadas. 
Matt: ¿Y bien? ¿Vamos a casa o no? 
Tu: No, no quiero llegar a casa aún. Samy no me dejará dormir por contarme todo lo que habló con nash en la fiesta.
Matt: nash y Samy se fueron al departamento de nash. -Sonrió- Hay un local de comida rápida que está abierto las veinticuatro horas del día, podría comprarte un café y algo de comer.
Tu: Yo lo puedo comprar, tengo dinero en mí… ¡Mi cartera de mano! No la he traído. –Sacó unas llaves del bolsillo de su pantalón.
Matt: Ten, sube al auto y espérame, yo iré por tu cartera. ¿De qué color es?
Tu: Roja. –Cogí las llaves.

Media hora después aparcamos en un local de comida que tenía unas luces neón en el nombre. El me pasó sus zapatillas que me quedaban algo grandes mientras que el se quedó en calcetines. No llevaba nada más que su camisa así que no tenía nada que darme para cubrirme del frío. Entramos, había pocas personas. Me llevó hasta una mesita apartada y me sentó en el sillón que había como asiento apegado a la ventana.

Matt: Compraré un café y una dona, ¿está bien? -Asentí con la cabeza.- No te muevas de acá, por favor.
Tu: Claro. 
Matt: Bien. ¿Necesitas pasar a un baño?, hay uno en el fondo a la…
Tu: Matt. -Interrumpí- ¿Por qué te estás preocupando por mí? –Me quedó mirando largos segundos. Podía sentir la sangre tibia dentro de mí cuando me miraba directamente. 
Matt: ¿Dónde quedaría mi reputación como ex novio si dejo que mi ex novia tome por mi culpa?

Ambos reímos. Días atrás le había dicho lo mismo solo que una situación diferente. El se levantó de la mesa y fue a hacer el pedido. 
Miré por la ventana hacia afuera. La luna estaba más grande y radiante, las estrellas brillaban con entusiasmo. Miré a Matt. No sabía si lo que sentía venía de mi estado consciente o el inconsciente. Aún tenía mis oídos dañados por la alta música, mis manos estaban tiritando disimuladamente. 
Entonces la realidad me vino de golpe. 
¿Qué hacía yo acá? ¿Por qué yo estaba acompañada de él? ¿El lado inconsciente me arrastraba esta vez? Sabía perfectamente que hacía acá, pero no porque lo hacía. Me sentí molesta y exhausta con él y con todo. No seguiría acá ni un segundo más, sin importar las consecuencias. Cogí mi cartera y me levanté intentando mantenerme firme. Prácticamente corrí a la entrada sin buscar su mirada y salí. El frio chocó en mis huesos y me estremecí. Daba unos cuantos pasos fuera del local cuando oí mi nombre siendo gritado por él detrás de mí. No me devolví ni me detuve, seguí caminando ignorándolo. Pero obviamente el estaba sobrio y era más rápido, me alcanzó. No pudiendo escapar de su casi rota voz, volteé casi chocando con él. Me aparté algunos pasos más atrás.

Matt: ¿A dónde vas? –Llevaba una bolsa del local y un vaso de café con tapita en sus manos.
Tu: A casa. –Mi voz sonaba raspillante.
Matt: Son las dos y media de la mañana. Estamos en medio de la carretera y tu casa queda demasiado lejos. –Lo miré unos segundos y luego me encogí de hombros.
Tu: No te molestes en prohibírmelo, no te he pedido el permiso. –Dije firme.
Matt: ¿Por qué quieres irte ahora? 
Tu: Quiero dormir.
Matt: Te llevaré entonces…
Tu: No. No quiero que me lleves a ningún lado. No quiero que me hables, no quiero que me sigas, tampoco que me mires. No quiero nada de ti.
Matt: Es el alcohol. Ten, sírvete esto. –Me ofreció el café y la bolsa. Corrí la cabeza hacía otro lado, rechazando las cosas.
Tu: No lo quiero. -Busqué algo de dinero en mi cartera, se lo tiré contra el pecho- Ahora hazme el favor de dejarme sola. 
Matt: ¿Por qué estás actuando así ahora? –Ignoró por completo mi petición. Me sentí dolida.
Tu: ¿Con qué cara pudiste decirle a Rick que se aprovechaba de mi ebriedad si tú haces lo mismo?
Matt: No me compares con ese malcriado, sabes bien que jamás me aprovecharía de ti.
Tu: Pues lo haces. Estaba o estoy, no lo sé, ebria y te aprovechaste de eso para convencerme de estar a tu lado por unas horas y ser amigable contigo, quieres que te vea como el héroe de mi noche y que luego te perdone, pero adivina qué, no estoy lo suficientemente ebria. –Me entrecerró los ojos y sacudió su cabeza.
Matt: Estás siendo injusta. Me preocupo por ti y tú llegas y me dices eso. 
Tu: Fui a esa horrible fiesta para olvidarme de ti, de tu tonta cara bonita, de tu estúpida sonrisa y de esos terriblemente hermosos ojos color miel verdosos. –Mientras decía eso me quitaba sus zapatillas y literalmente se las lancé.

No dijo nada, me quedó mirando como si tuviera algo en los ojos o qué sé yo, parecía una estatua. 
Gruñí y caminé más allá, las piedrecillas mataban la planta de mis pies que ya no daban más con tanto dolor en una sola noche. A mi lado había una muralla de cemento. De la nada fui lanzada suavemente hacia la muralla, chocando mi espalda en esta. Estaba helada pero era cómoda, abrí los ojos nuevamente. Sus manos estaban afirmadas a los lados de mi cabeza contra la muralla. Su cuerpo estaba a centímetros del mío y su boca estaba entre abierta y cerrada. Sus ojos estaban oscuros, casi negros, pero brillaban como diamantes.

Matt: Lo entiendo. Entiendo que no quieras ser mi amiga y por mucho que lo intente, entiendo que jamás perdonarás mi estúpido error. También entiendo que nada volverá a ser como antes, no puedo rebobinar el tiempo, no puedo ni podré volver a sostenerte en mis brazos y besarte como quisiera, ni tampoco puedo corregir lo que sucedió esa tarde con Kendra, aunque quisiera, no puedo y lo sé. Tú tampoco puedes rebobinar el tiempo a antes de haberme conocido como así lo deseaste semanas atrás, pero me alegro de que tu no puedas rebobinar el tiempo, porque de no haberte conocido yo no sería el que soy ahora o el que fui cuando estaba contigo. Entiendo que me estés odiando ahora. Puedes golpearme, gritarme, insultarme, torturarme, lo que desees, pero no te dejaré ir sola. 
Tu: No te odio. –Corregí. Estaba casi sin palabras. Mi garganta y mi boca estaban secas y mis mejillas ardían. 
Se apartó y por un segundo lo odié por haberse apartado. Se ganó tras de mí, apoyó sus manos en mis descubiertos hombros y me llevaba hacia su auto. Sus manos eran firmes y causaban estremecimientos en mí. Pero yo seguía dándole vueltas al tema y defendiendo mi tesis. Utilicé mi tono de tristeza e irritación.

Tu: Quiero quedarme acá. –Me detuve, pero él me seguía conduciendo a su auto.
Matt: Estarías realmente loca si crees en esa posibilidad. -¡Era mi vida!, yo la controlaba y el no tenía el derecho de ordenarme a hacer o no hacer nada.
Tu: ¡Me estás llevando a tu auto en contra de mi voluntad! –Escuché esa sonrisa de pirata.
Matt: Podrás denunciarme y meterme a la cárcel cuando se te pase la resaca entonces. Me arriesgo a lo que sea si de tu bienestar se trata.

Mi cuerpo se aflojó y mis parpados pesaban amenazando con cerrarse. No tenía voz para seguir luchando contra él ni ganas de sentir sus manos fuera de mis hombros. Suspiré rendida. Subí al auto y me sentía cómoda con ese olor agradable que caracterizaba a su auto. El olor quemaba agradablemente mi nariz y esbocé una sonrisa fácil. Cerré mis ojos y me hundí en el asiento. Por muchos minutos me quedé así, relajada, pasiva, encantada. Es como si Matt hubiese echado una droga aromatizante o algo así a su auto.
El auto se detuvo en seco y un ruido espantó a mi oído, abrí los ojos de golpe, imaginé lo peor. No un accidente, no de nuevo, no lo podría soportar. Matt golpeó el volante maldiciendo a su auto. No había rastro de choque ni atropello, la carretera estaba desierta.

Tu: ¿Qué ha sido eso? –Lo miré preocupada. Mis latidos aun estaban descontrolados, pudo haberme dado un ataque ahí mismo.
Matt: Tranquila. Yo… se ha acabado la gasolina del auto.

Half A Heart (Matthew Espinosa y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora