🌼 8.

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Hace menos de veinticuatro horas he besado a Miriam, medio desnuda; y ahora nos meten en el mismo grupo para la acampada. Tampoco somos muchos los de diecisiete y dieciocho; y ya me veo que vamos a acabar las dos compartiendo más de una situación incómoda.

—Ay, Ana —dice Amaia, mirándome con los ojos brillantes. —Te vamos a echar de menos.

—Jo, muchísimo —dice Aitana, abrazándome.

—Niñas, sois unas exageradas —me río yo, aunque los nervios me están comiendo por dentro. —Solo vamos a pasar un par de días fuera.

—Eeeellas dramáticas —escucho la voz de Miriam detrás de mí y un escalofrío me recorre el cuerpo. —No os olvidéis de quién es la hermana mayor de verdad.

Carraspeo. Miriam siendo la versión de Miriam que pasa de mí.

Las dos niñas se lanzan a sus brazos. Ella les toca el pelo y les dice que se porten bien, que se pongan repelente de mosquitos antes de acostarse, y que si comen en la habitación no se olviden de barrer el suelo después. Ellas asienten a todo, y luego Miriam se gira para despedirse de Nerea.

Al final, el grupito de los mayores y que, por lo tanto, nos vamos de acampada, está formado por: Agoney, Raoul, Mireya, Miriam, Alfred, Roy, y yo. Nos llevamos un par de tiendas de campaña, y yo creo que es obvio cómo será la distribución en ellas.

Todo el grupo de Miriam, exceptuando Nerea, se viene; así que dudo que nos veamos en una situación en la que estemos a solas. De hecho, des de lo que pasó ayer, que no me ha vuelto a mirar. Después del beso, dijo que necesitaba que le diera el aire y fue a vestirse a otra cabaña. Yo me fumé dos cigarros casi de golpe y fui en busca de Roi, que me escuchó atentamente y con los ojos muy abiertos. Le sorprendió el beso, pero no le sorprendió que Miriam me gustase. Al fin y al cabo, él ya lo sospechaba de antes.

Así que éste es el estado de las cosas.

Diciendo adiós con la mano, y bajo la advertencia que nos da Noe de tener el teléfono que nos ha dado a mano por si necesitamos cualquier cosa, comenzamos a ir caminito arriba y nos adentramos en el bosque, dejando el campamento atrás. Lo que no sabe ella es que Miriam y Mireya ya de por si siempre tienen el suyo a mano.

Mireya se desvía un segundo a recoger su famosa bolsa con la bebida, que está escondida bajo un montón de hojas, a los pies de un gran árbol.

—Me ayudáis a cargar con ello, ¿eh? —dice la malagueña. Roi asiente y se carga la bolsa a la espalda, porque Raoul ya carga con la mini nevera y Agoney lleva las tiendas.

—Joder —suelta Roi, cuando nota el peso de las botellas.

—Pues imagínate el día que la tuve que traer llena, amiga —dice Mireya, cruzándose de brazos.


🌼🌼🌼


Ya es prácticamente la hora de comer cuando llegamos a lo alto de una colina que nos da unas magníficas vistas. Decidimos acampar allí, no está lejos del campamento y el bosque nos envuelve  por detrás.

—Pues ya estaría —dice la leona, con los brazos en sus caderas, viendo las vistas del lugar.

—Antes que nada, hay que montar las tiendas —dice Raoul. —Así después de comer, hacemos siesta.

Todos estamos de acuerdo, aunque yo no tengo idea de eso. Miriam y Roi sí que se enteran de la historia, así que básicamente ellos montan y nosotros les ayudamos.

Intentando sujetar la tienda, mis manos rozan las de Miriam y nos dedicamos una mirada fugaz. Es la primera vez que la rubia me aparta la vista, y me gustaría saber qué está pasando por su cabeza ahora mismo, porque la verdad es que esa es la primera reacción distinta que tiene des del beso; por lo demás ha hecho como si no hubiese pasado nada. Bueno, sí que ha hecho algo que últimamente ya no hacía: ignorarme.

Aprendiendo a amar 🌼 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora