🌼 12.

4.1K 221 42
                                    

Llevamos casi dos horas componiendo el tema y decidimos parar y seguir en ello mañana por la mañana, antes de volver al campamento.

El sol empieza a esconderse, y observo a Miriam, Alfred y Roi con sus guitarras, pero obviamente me fijo mucho más en la rubia. Los tres tocan una canción de Pablo Alborán, y Mireya la canta.

—Tendríamos que ir a por leña —dice Raoul, en cuanto terminan la canción. —Pronto va a oscurecer y no podremos hacer hoguera.

—Yo puedo ir —dice Roi. —Ya llevo mucho rato aquí sentado.

—Te acompaño —se une Miriam, levantándose para guardar su guitarra. Me encantaría ir con ellos, pero quizás sea demasiado pesada. Miriam y yo no tenemos nada, y no quiero agobiarla pasándome el día pegada a ella.

Raoul también se une a la expedición; así que Agoney, Alfred, Mireya y yo, nos quedamos cerca de las tiendas. Pasan los minutos y hablamos de nuestros planes de futuro, de lo bien que nos están sentando éstos días no solo de acampada sino en el campamento en general, a pesar de que casi me cargo mi rodilla los primeros días; y agradezco que no salga el tema de Miriam y que todos lo respeten lo suficiente como para no avasallarme a preguntas.

Por otro lado, me pregunto de qué estarán hablando Raoul, Roi, y Miriam.

Mi mente da vueltas a la imagen de hoy durante la hora de la siesta, Miriam totalmente a mi merced, gimiendo mi nombre y yo sin poder parar de besarla. 

De vez en cuando me viene su aroma y me doy cuenta que una vez esto se acabe, me voy a volver loca cada vez que por la calle alguien me recuerde su olor. Estoy encoñada máximo, qué le voy a hacer.

—Ey —escucho la voz de la leona detrás de mí y siento sus sobre mis hombros. Me da un beso en la mejilla y se sienta a mi lado, dejando la leña en un rincón.

—Hola —sonrío yo. —¿Qué tal la expedición?

—Un éxito —me sonríe.

Roi y Raoul dejan la leña que cargan al centro del círculo y cogen también la que Miriam ha dejado a su lado antes de sentarse conmigo. Apoya su cabeza en mi hombro y yo me siento la chica más afortunada del mundo. Le estoy acariciando el pelo, cuando una melodía nos sobresalta.

—Miriam, ¡es tu móvil! —apunta Raoul.

—Qué va, no es mi tono —responde ella, separando su cabeza de mi hombro.

—El tuyo de verdad no, el que te dio Noe para comunicarnos —insiste el rubio.

—Anda, es verdad —Miriam se levanta en dirección a la tienda y vuelve a salir al momento, sonriendo y con el altavoz puesto.

Qué, ¿estáis todos vivos? ¿Tengo que mandar a un helicóptero, ambulancia, o algo por el estilo?

Todos nos reímos.

—Estamos bien, Noe —responde Miriam.

¿Y la canción? ¿Cómo la lleváis?

—Bien —responde Agoney —, en nada la tendremos terminada.

A ver si es verdad. Supongo que no habéis bebido ni hecho cosas de esas ¿no? —lo dice bromeando, porque sabe de sobra la respuesta.

—Nos hemos portado bien, Noe —digo yo, sonriéndole a Miriam.

Bueno, bueno. A ver, aparte de eso, os llamo para deciros que mañana por la noche pronostican tormenta. Ya sé que a esa hora ya estaréis en el campamento de nuevo, pero os pido que después de comer empecéis a bajar. No os entretengáis mucho que una tormenta en medio del bosque y con tiendas, no es nada divertido.

Aprendiendo a amar 🌼 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora