🌼 9.

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—Yo aquí no me meto —declara Mireya, retirando rápidamente el pie del agua y cruzándose de brazos.

El río está helado, la verdad sea dicha. De momento, los únicos valientes a meterse dentro han sido Roi, Agoney y, obviamente, Miriam. Lleva un bikini verde que me está dificultando mucho las dos misiones principales de la tarde: no mirarla, y evitarla.

—Eeeella delicada —Miriam se ríe des del centro del río y se recoge el pelo en una coleta alta.

Roi me mira con preocupación. He tenido que contarle lo sucedido muy por encima, porque al ser un grupo tan reducido, no estamos solos del todo en ningún momento. Yo le sonrío des de la toalla en señal de que estoy bien, aunque no lo estoy. 

—Oye, Raoul, ¡pásame una cerveza! —grita Agoney des del agua, que no le cubre más que hasta la cintura.

—¿Qué te pasa en las piernas? —pregunta Raoul, rascándose la cabeza, sentado encima de su toalla.

—¿Eh? —el canario se mira sus piernas a través del agua cristalina, desconcertado. —Nada, ¿no?

—Entonces, ¿por qué no vienes tú a buscártela?

—Uoooooo —los gritos de Miriam, Mireya, y Roi, se deben de escuchar hasta en el campamento.

Alfred y yo nos miramos y nos echamos a reír también.

El canario no duda ni dos segundos antes de enseñarle el dedo del medio y correr hacia el rubio para arrastrarlo al agua. Al final Raoul acaba en el río, pero Agoney se coge una cerveza para él, y otra para Raoul. Alfred también se coge una y acto seguido se adentra en el río; así que yo me quedo con Mireya en la toalla.

Me siento patética. Parece que esté viviendo la ruptura con Jadel otra vez, cuando lo único que me ha pasado es que una chica que me atrae me ha dicho que solo quiere que seamos amigas. Pero es que claro, es la chica que es.  Y en realidad, con Miriam, no sé dónde se encuentra el límite entre atracción y sentimiento.

—¿Vamos a beber algo, amiga? —me pregunta Mireya, guiñándome un ojo. —Te noto apagaíta, canaria.

Veo y oigo a Miriam reírse; está subida en los hombros de Raoul e intenta tirar a Alfred, sentado encima de Roi.

—No hay nada que me apetezca más—digo, respondiendo solo a la primera parte de su frase.

Cogemos la mini-nevera y la ponemos encima de su toalla.

—Yo no bebo cerveza, ya te lo digo —dice la malagueña, cogiendo una botella que sobró de la noche del miércoles.

—Yo tampoco —sonrío. —Así que hazme un cubata bien cargadito.


🌼🌼🌼


Me duele la barriga de tanto reírme. Creo que vamos por el tercer cubata, en plena tarde y bajo el sol de agosto. Todo lo que dice Mireya me parece gracioso, y por lo visto, es algo mutuo. Nos reímos del acento de la otra y nos enseñamos palabras como niñas pequeñas.

Ni nos damos cuenta de que Alfred y Agoney han salido del agua y nos miran con preocupación.

—¿Vais borrachas? —pregunta Alfred, con curiosidad.

Agoney abre la mini nevera y saca una botella vacía.

—¡Que se han terminado una botella entera, mano a mano! —grita el canario.

—Amigaaaaaaa tranquila —dice Mireya, pasándome un brazo por los hombros. —¡Estamos de primera!

Yo sigo riendo hasta que una sombra me tapa el sol y levanto la vista para ver a Miriam, que nos mira con preocupación.

Aprendiendo a amar 🌼 || WARIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora