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(MARINETTE)

La mañana empezó, tomé en mi maleta de mano un vestido que había hecho yo misma para una fecha especial.

Salí muy feliz de mi habitación al mismo tiempo que "el jefe", -quien al verme se sorprendió por mi felicidad-empezó a hablarme.

— Hace mucho no sonries pequeña — comentó viendo su reloj— deberías irte ahora.

— Si Gabriel —asentí y él me dió un beso en la mejilla de despedida.

Después de los aburridos papeleos en el aeropuerto y sin mencionar el viaje al fin llegue a Inglaterra, al salir del aeropuerto Adrien vendría a recogerme, mi corazón latía aceleradamente.

Salí y de inmediato él se acercó a mí, mi corazón salto de alegría, sentía que se me iba a salir del pecho.

— Marinette —me abrazó fuerte, un beso en la mejilla y su sonrisa hicieron que olvide las peripecias del viaje.

Me tomó de la mano y empezó a jalarme hacia su coche, subimos al moderno automóvil deportivo del año, de color azul eléctrico, encendió la radio, puso en movimiento el auto y conversamos de todo un poco sobre el país.

Llegamos a mi suite en el hotel más renombrado de Inglaterra, él me acompañó hasta la habitación, después de un baño, me puse el vestido que había traído para la ocación.

— Te ves muy hermosa, deberías ser parte del staff de modelos Marinette.

— Gracias Adrien

— Te invito a cenar y a lucir ese vestido —sonrió con esa sencillez que lo hacia adorable.

— De acuerdo, tengo mucha hambre —me tomó de la mano y salimos de la suite, avanzamos por el pasillo, hasta el ascensor, que cuando cerro sus puertas, descendió unos metros, pero se quedó varado y a oscuras, me sentí muy nerviosa. -Espero que el ascensor se ponga en movimiento de nuevo.

— Yo no —susurro en mi oído, me abrazó sentí su corazón latir tan rápido como el mio, de pronto su rostro estaba tan cerca al mio, un tambor estaba sonando en mi pecho, mi respiración se aceleró.

— Adrien... —murmuré luego rodeé con mis brazos su cuello, me sujeto de la cintura, al darme un casto beso en los labios, de inmediato solté mis brazos y me alejé un poco estaba nerviosa él no se acercó a mi, no hubo tiempo para nada más puesto que el ascensor comenzó a moverse, trague en seco y actúe muy normal.

— Marinette sigues siendo tan dulce —habló con una sonrisa picara.

— A ¿que te refieres?

— Te quiero mucho... —dijo al mismo tiempo que las puertas se abrían, me tomo de la mano una vez más.

Salimos del hotel y en su coche fuimos a un restaurante sencillo donde comí delicioso, luego salimos hasta una disco para bailar un poco, tomamos un par de copas, y a media noche salimos del local.

Me llevo hasta su departamento, donde continuamos bebiendo champagne, él se arrodillo frente a mi y me pidio disculpas aunque no dijo la razón de disculparse.

— No fue mi intención —dijo mientras me abrazó, me dio un beso al que correspondí encantada— mi amor...

Nos quedamos dormidos, en ese sillón, por la mañana el sol que entraba por las ventanas logró despertarme. Mire la hora y de un brinco me levante asustada, debía reunirme con las modelos y muchas actividades mas previas al desfile.

— Adrien... —dije en voz baja para despertarlo— debo irme, tomare un taxi, trata de descansar un poco —le dí un beso en los labios de despedida y salí mientras él me observaba asombrado.

Me sentí la mujer más feliz del mundo nuevamente; él me quería.

En medio de los preparativos del desfile, el rubio de mi vida llegó, me acerque alegre a saludarlo con las mejillas coloradas, intente darle un beso él se acercó despacio para darme el beso en la mejilla mientras oí gritar.

— ¡Aleja tus manos de mi novio...!

QUE NADIE SE ENTEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora