QUE NADIE SE ENTERE

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(MARINETTE)

—Es agradable volver a encontrarte Marinette —escuché a Nath decir durante la cena, a pesar del tiempo él aún tenía ese brillo en los ojos que me decían que sentía algo por mi, aproveche esa situación, para coquetearle un  poco, la razón: a mi también me gustaba todavía un poco.

Y como no, sí tenía muy buenos recuerdos de él, era: muy romántico, amable, atento, educado conmigo en aquel entonces y ahora, demostraba no haber cambiado, bueno sí cambio su aspecto ahora se veía más seguro y lo demostraba en su forma de vestir y sus gestos, que hacian reconsiderar retomar aquella relación.

—Muy agradable Nath.

—Y puedo preguntar sí ¿Estas soltera? —inquirió y bebí de mi copa un poco del vino que había ordenado, tragué muy despació, para pensar mi respuesta ¿debía mentir a Nath?, no era una buena opción al trabajar en la empresa tarde o temprano se enteraría de la situación.

—No Nathaniel —tragué en seco y luego lo ví a los ojos—, no estoy soltera, pero no es precisamente porque yo lo haya querido así.

—No entiendo Marinette.

—Es una historia muy larga... —elevé la mirada como sí estuviese buscando el principio de aquella historia— me voy a casar con mi jefe.

—Pues resumiste muy bien la historia —carcajeo irónico.

—Hace como año y medio busque empleo en las empresas de Gabriel Agreste, como recordaras me gustaba diseñar —baje un poco la mirada— empecé a trabajar para ayudar a mis padres con una deuda, un día Gabriel me propuso aumentar mi sueldo, eso implicaba mas horas en la empresa, y horarios extendidos, acepté de muy buen gusto, firmando un contrato, ese mismo día me fui a vivir a la mansión Agreste.

—Y te enamoraste del jefe.

—No, al pasar el tiempo oí comentarios en la empresa que me vinculaban amorosamente con el jefe, me indigné a tal punto de pedir anular ese contrato para que pueda regresar a mi casa, fue cuando me recalcó una clausula del contrato donde decía, que debía anular el contrato con dos millones de euros de mi parte —al oir esto Nathaniel se atoró, inmediatamente buscó el vino.

—¿Es una injusticia? ¿Que no leíste el contrato antes de firmar? —preguntó indignado.

—No leí esa clausula Nath, fuí una tonta lo admito, busque ayuda legal para ver como podía solucionar ese aspecto, fue cuando mi abogado me sugirió una boda.

—Qué abogado tan incompetente.

—En realidad me sugirió que renuncié a los derechos de autor de todas mis creaciones, para que Gabriel acepte anular el contrato, cuando propuse esta opción a Gabriel, él me dijo que yo podia reclamar esos derechos en cualquier instante a menos que pasen a su propiedad de forma legal, es asi que acordamos una boda.

—Él te lo sugirió, que astuto, bonita forma de atrapar a sus empleadas. Así como lo veo él te acoso desde el principio y lo planeo muy bien para llegar hasta este punto.

—Ya no importa como paso, Nath sólo sé que pronto seré la señora Agreste, y no precisamente del Agreste que quisiera.

—¿Aún sigues enamorada de Adrien?

—No puedo negarlo, pero él me lastimo recientemente, me dijo que me quería y hasta me ilusioné con una relación con él, cuando ya tenía una relación con Chloe —rechine los dientes por la rabia de recordar lo que me hizo en Inglaterra.

—Presiento que no es presisamente amor lo que sientes por él sino ganas de vengarte.

—Creo que si —sonreí un poco entendiendo que Nath tenía razón.

—Sabes ahora Adrien, Gabriel y Chloe están esperandome en casa, y tenía tantas ganas de tratar mal a Chloe y me las has quitado, pensándolo bien a pesar de todo su desastroso caracter ella no tiene la culpa de nada.

—No te detengas por mi, es más si vas a tratar mal a Chloe me lo cuentas para alegrarme un poco —carcajeó tan fuerte que me contagió.

—¿Tampoco te grada Chloe?

—Yo te aseguro que a medio París no le agrada Chloe.