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(MARINETE)

>>Se va a casar, infeliz y anda enamorandome por teléfono<<

Arrojé todo lo que tenía de maquillaje sobre el tocador.

—¡Maldición! —grite a punto de romper el espejo de un golpe, cuando escuché que alguien tocó la puerta.

—¿Estas bien? —preguntó Gabriel del otro lado y corrí a abrirle de inmediato.

—Si —sonrei tiernamente— sólo que rompí todo lo que tenía de maquillaje, me tropecé en la alfombra y terminé sobre el tocador empujando todo, maldición —hablé con tristeza, pero la tristeza de saber que el amor de mi vida iba a casarse con la petulante hija del alcalde.

—Se nota que te afecto...

—No... bueno si un poco, lo poco que tenía lo compré apenas —suspiré más triste al ver todo en el suelo, en realidad me había costado mucho juntar ese pequeño arsenal de cosméticos.

—¡Nathaly! —llamó Gabriel y casi de inmediato la tosca asistente apareció— recoge todo por favor.

—¿Yo? —preguntó con cara de pocos amigos— asi es, a partir de ahora debes tratar a Marinette como una Agreste.

Nath me hecho una mirada que si los ojos lanzaran rayos ya me habría dejado sin cabellos o algo asi, se notaba su insatisfacción pero... ni modo, ahora debía aprender a respetar los rangos, en cuanto me convierta en la señora de la casa ella iba a saber lo que era Troya si no empezaba a tratarme con más respeto o al menos hipocresía, por favor yo era su Jefa, que ocupe su lugar no era malo.

—Lleva un abrigo pequeña.

—¿Abrigo? —inquirí curiosa— ¿para que?

—Saldremos de compras.

Llegamos al centro comercial más completo de Francia, quizá del mundo entero, empezamos buscando la marca de maquillaje que solía usar y terminamos comprando desde un labial hasta un auto, si así es ahora esta chica llegaría al trabajo en su propio auto.

No fue difícil llenar mi closet, con parpadear un par de veces Gabriel me concedia mis deseos sin si quiera pedirlos, era como un sexi Santa Clous.

Al final del día me dió una chequera, para que organice la boda, no es necesario mencionar que absolutamente todos los detalles seran carísimos e importados, mis zapatos desde Nueva York el vestido de Londres, y las flores traídas desde Brasil, estaba disfrutando imaginar esto.

>>No iba a casarme con Gabriel realmente pero, saber que Adrien pensaba casarse con Chloe me empujo a apresurar esto, quizás cuando se casen podría ayudarlos con la boda, y algún día podramos ser buenos amigos<<

Cuatro semanas después...

—Hoy es la última prueba de su vestido señorita —oí a Sophi mi asistente personal, siguiendome con una libreta desde que había ingresado a la empresa.

—¿Todo esta listo para el sábado?

—Claro que si hasta el detalle más minimo, señorita.

Ambas nos alejamos del recibidor en la planta baja, hacia los ascensores, para subir a mi oficina, de pronto alguien me tomó de brazo un leve jalón que hizo que gire hacía atrás, dos manos sobre mi rostro, unos labios en los mios, ese aroma lo reconocía, ese sabor me encantaba, lo rodeé con mis brazos y seguimos en medio del beso más dulce de la historia.

—Marinette... —susurro Adrien, estaba de vuelta, mi Adrien estaba en París.

QUE NADIE SE ENTEREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora