C A P I T U L O 3

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¡Hola tú!

Se suponía que hoy subiría capítulo de WYAAD, pero como verán... aún no he escrito nada. Así que, para llenar un poco el vacío, decidí subir otro de DV. Votad y comentad, bellezas.

PD: Disculpad las faltas ortográficas.
PD2: Capítulo dedicado a YaizaMarie. Gracias por tu apoyo, hermosa.


Besos,

Maddie.


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Era ya entrada en la mañana cuando decidí regresar al departamento. Me topé con un par de vecinos en el camino, pero a ninguno pareció sorprenderle que llegara a esas horas. Probablemente pensaban que estuve con Avery como había hecho otras veces. En realidad, no tenían por qué sospechar lo que estuve haciendo toda la noche. Sin embargo, sentía como si tuviese la palabra culpable tatuada en la frente.

Me sentía horriblemente cansada, pero totalmente satisfecha. Durante las horas que estuvimos juntos, nos la pasamos teniendos sexo. Solo algunos intervalos para descansar e incluso platicar de cosas sin sentido. Sólo de recordar lo que hicimos, lo que yo había hecho, lo que había dejado que él me hiciera, me sentía sonrojar y de alguna manera deseaba otro encuentro.

Estaba demasiado cansada como para preocuparme de dejar mis cosas en donde solía dejarlas, así que solo las aventé en una esquina de la entrada y me encaminé a la recámara para poder dormir. No me percaté de la presencia de Brandon hasta que casi choco con él. Al tenerlo de frente, no pude evitar ponerme nerviosa. No esperaba encontrármelo justo ahora luego de regresar de mi encuentro con Ian.

Ian.

Por un momento temí que el aroma de él aún estuviera impregnado en mi piel, Brandon no tardaría en darse cuenta y reconocerlo. Algo totalmente ridículo porque me había duchado a conciencia, sobre todo cuando Ian y yo jugamos por un buen rato con el jabón bajo el chorro de agua de la ducha.

—Brandon, qué sorpresa. No esperaba encontrarte, dijiste que esta semana no tendrías descanso y que te quedarías en un hotel cercano al trabajo. —comenté confundida con los nervios a flor de piel.

—Así es, pero pensé en venir para verte.—respondió encogiéndose de hombros sin signos de incomodidad, contrariedad o culpa. ¿Cómo podía ser tan cínico?— ¿Dónde estuviste toda la noche? Me quedé para verte y nunca llegaste.

Era el momento perfecto. La entrada perfecta para soltar lo que había hecho, la manera en que me desquité de su nuevo engaño y podría incluso darle detalles que destruyeran su orgullo por completo. El momento había llegado, sólo tenía que soltarlo.

—Yo... Estuve con Avery.—mentí bajando la mirada al suelo— Me quedé pasando la noche con ella viendo películas y eso.

—Comprendo.—musitó en un largo silencio, la confusión me golpeó por no haber podido soltar la boca y estoy segura que él lo estaba al notar mi silencio.— ¿Sabes? Creo que puedo quedarme contigo un par de horas. Tengo tiempo libre por ahora, hace mucho que no estamos juntos. ¿Qué te parece? —cuestionó y por la forma en la que me miraba, supe exactamente qué quería.

¡Seguro acaba de salir de la cama de esa zorra! ¿¡Y espera que me acueste con él!?

Sin embargo, me sentí hipócrita. La situación también era compartida por mi lado, pero yo no tenía tan poco pudor como pasar de una cama a otra con sólo unos minutos de diferencia. Además, no sentía la menor excitación ante la perspectiva de irme a la cama con él. Siendo franca, me atraía mucho más la idea de regresar a la cama de Ian.

Dulce Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora