C A P I T U L O 17

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¡Hola tú!

Quiero decirles que este capítulo contiene pequeños saltos en el tiempo, por lo que no os extrañéis de que la cosa avance muy rápido. Espero que os guste tanto como a mí me gustó escribirlo. 
PD: Disculpad las faltas ortográficas.
PD2: Capítulo corto pero efectivo.


Besos, 

Maddie.


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Entré a la habitación de Ian nuevamente encontrándome con Itiel en el pequeño sofá. Había ido a casa a darme una ducha y descansar un poco ya que Itiel me había insistido. Durante las dos semanas que habían pasado ya, solíamos hacer turno para quedarnos con Ian. Craig se había quedado el jueves, Itiel se quedó ayer, yo me quedaba hoy, mañana le tocaría a Keith, pasado mañana a Brandon y así sucesivamente, también hacíamos turnos para cuidar de Caleb. Leonie ya estaba enterada de la situación mas no había venido aún ya que trabajaba muchísimo en una reconocida empresa.

Lo habíamos decidido de esta manera ya que así nadie se atrasaría tanto en sus trabajos y vendríamos a verlos a menudo, aunque por lo general yo solía quedarme con quien le tocara cuidarlo, no soportaba la idea de estar mucho tiempo lejos de él. Itiel me dio una sonrisa mientras se levantaba para saludarme con un beso en la mejilla, gesto que correspondí.

—¿Todo en orden? —cuestioné acariciando su brazo.

—Todo en orden. —afirmó regresando su vista a Ian mientras hacía una mueca— Es tan extraño y triste verlo así.

—Lo sé. —musité por lo bajo— Ya han pasado dos semanas y todo está igual.

—Su herida está sanando, la de él y las de Caleb. —comentó soltando un suspiro— Es lo único bueno durante este tiempo.

—Exactamente. —respondí haciendo un mohín sentándome en la camilla y tomando la mano de Ian para darle un beso— Sólo espero que ambos despierten pronto.

—Eso esperamos todos. —musitó con gesto afligido— ¿Fuiste con Avery?

—Así es. Pasé primero a verlos antes de venir acá. —respondí intentando darle algo de calor a la mano de Ian, sus dedos estaban helados.

—¿Cómo está?

—Bien, supongo. —respondí dudosa. Itiel asintió comprensivo.

—Pasaré a verlos, y luego iré a casa. —comentó acercándose para darme un beso en la mejilla— Nos vemos.

—Cuídate. —musité.

Elevé levemente la mano de Ian haciéndole un puño con suavidad. Itiel sonrió de forma leve con evidente tristeza y chocó con cuidado su puño con el de Ian antes de marcharse. Besé sus nudillos una vez Itiel se marchó mientras regresaba mi vista a su rostro, sintiéndome triste de nuevo. El chocar sus puños eran algo que solían hacer cuando se saludaban, por lo que sentí el impulso de hacer el intento para que Itiel lo sintiera cerca, o más bien, para sentirlo cerca.

A todos nos afectaba verlos de esa manera. Ian era muy energético y solía contagiar a los demás con su alegría. Caleb era algo más tranquilo y serio, pero contagiaba su seguridad. Necesitábamos con urgencia que regresaran con nosotros, escucharlos reír y ver esas típicas sonrisas burlonas que los caracterizaban.

—¿Cuándo piensas volver? —murmuré a la nada.


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Dulce Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora