C A P I T U L O 7

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¡Hola tú!

Les traigo otro capítulo. Hoy terminamos con WYAAD, les invito a leer el capítulo final y el epílogo, además de los agradecimientos. Muchas gracias por vuestro apoyo. Espero vuestros comentarios y votos tanto en la finalizada como aquí. Nos leemos.

PD: Disculpad las faltas ortográficas.


Besos, 

Maddie.


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Cuatro días después de mi discusión con Ian, seguía sin verlo. Me torturaba enormemente pensando que seguía molesto conmigo. No tomaba mis llamadas ni venía a verme, pero no podía correr el riesgo de ir a buscarlo en la estación o podrían empezar a sospechar por la inusual cantidad de visitas que le hacía un tiempo a la fecha. Me estaba evitando y eso no me gustaba para nada. Tan disgustada estaba conmigo misma y con la situación, que solo la fiesta que Avery me organizó por mi cumpleaños—el segundo regalo— estaba logrando animarme un poco y sacarme de mi tristeza.

Avery rentó uno de los salones de un enorme restaurante y organizó la fiesta para casi cien amigos, entre antiguos compañeros de la preparatoria, amigos de la infancia y compañeros de trabajo. El ambiente era magnífico al igual que la comida, por lo que estaba disfrutando aquél festejo como nunca. El vestido que llevaba también lo había escogido Avery para mí, asegurando que me vería preciosa con él y que Ian moriría al verme. Cuando me vestí con él, comprobé que sí me quedaba bien, pero que Ian reaccionara ante él era otro asunto.

En aquellos momentos me encontraba hablando con Avery, tratando de sonsacarle más detalles de lo que ocurriría más adelante en la fiesta. Siendo franca, no estaba muy interesada en los detalles, pero al menos esa conversación me ayudaba a contener la urgencia de voltear al costado del salón donde se encontraba Ian. Cuando Avery me contó de la fiesta y aseguró que Ian estaría presente porque él la ayudó a organizarla, lo dudé seriamente. Sin embargo, afortunadamente ese no era el caso y estaba conmigo festejando mi cumpleaños. Lo malo era que no estaba solo, iba con una de sus amiguitas.

Una tonta cabeza hueca llamada Brittany no hacia otra cosa que no fuera colgarse de su brazo y mirarlo como si fuera de su propiedad, como si quisiera dejárselo claro no sólo a cualquier mujer, sino a él mismo. Incluso llevaba un vestido tan corto y entallado con una abertura en el muso derecho, que dejaba claro el mensaje de que estaba completamente disponible para sus atenciones.

¿Cómo pudo traerla? ¿Cómo se atrevía a estar con otra mujer cuando me prometió estar sólo conmigo?

Aquellos pensamientos me torturaban desde que lo vi entrar con aquella chica del brazo. Mi idea de hablar con él para poder disculparme por haberlo hecho sentir mal estaba completamente descartada. Aquella zorra se negaba a soltarlo, incluso cuando me la presentó me lanzó una mirada posesiva inequívoca. La presentación fue el único momento que compartimos, lo cual me deprimía porque ni siquiera había recibido su opinión de mi arreglo personal. Me había colocado aquel vestido escogido por Avery creyendo en sus palabras y me había maquillado a consciencia. Muchos de mis invitados me dijeron que lucía preciosa, pero las únicas palabras de halago que esperaba y deseaba eran las de mi rubio amante. Si seguía pensando en estas cosas sólo conseguiría sentirme mal y no disfrutaría de mi fiesta, decidí concentrarme mejor en mi conversación con Avery, por más intrascendente que fuera. Repentinamente, Avy miró con atención a la puerta del salón e inmediatamente se puso pálida.

—No es posible. —susurró con incredulidad— ¿Qué hace ella aquí?

Curiosa por saber a quién se refería, me giré y la impresión fue tal que a punto estuve de tirar la copa de vino que sostenía. Parada en la puerta del salón, luciendo un vestido negro entallado y mirando de un lado a otro del lugar, estaba la zorra de Brandon mejor conocida como Karen.

Dulce Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora