Bienvenido a tu nueva casa

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[Narra Jimin]

Cada historia tiene un comienzo y un final. Igual que todo en realidad. Porque todo empieza y acaba en algún momento.

Yo apenas iba a la mitad de mi recorrido. Mi nombre es Park JiMin... déjenlo en JiMin. En ese entonces tenía veintidós años y apenas iba a cursar el tercer semestre en la carrera de Literatura, en la Universidad de Seúl.

Amaba estudiar, escribir era mi vida, y lo único que quería hacer en ella. Es un trabajo difícil. Había escrito varias cosas, bastante buenas según mis amigos y familia, pero nunca lograba que ninguna editorial publicara mi trabajo. Eso de ser novicio es difícil.

A veces mandaba pequeños cuentos al periódico o revistas. Una vez envié una historia a una estación de radio. La paga era miserable, pero es reconfortante recibir los frutos de tu esfuerzo, aunque sea un fruto muy feo.

Ese día empezaba el tercer semestre. Estaba emocionado, a diferencia del año anterior, mi habitación en la Universidad estaría ocupada por gente con la que me llevaba bien, mi mejor amigo y mi hermano. Los cuartos eran para cuatro personas, así que supuse que nos pondrían a alguien más.

Llevaba una caja con mis objetos personales en las manos. No mucho en realidad. Unos cuantos libros, ropa, un cuaderno en el que suelo escribir, mi cepillo de dientes... En fin.

Avanzaba por los pasillos buscando mi habitación, número 205. Buen número, supongo.

Al fin lo hallé, introduje la llave y abrí. El cuarto parecía un pequeño apartamento. Las cuatro camas, separadas por una corta distancia, una pequeña mesa con cuatro sillas, un mini refrigerador, una puerta hacia el baño, un armario, una televisión con un sillón de cuatro asientos y dos simples ventanas.

No era lujoso, y tal vez un poco apretado, pero así había vivido todo el año anterior, y al menos esta vez, estaría con mi amigo NamJoon y mi hermano Hoseok.

Hablando de ellos...

—Por fin llegaste, JiMin —comentó Hoseok que había puesto su caja con objetos personales sobre una cama y ahora metía su ropa impecablemente bien doblada en los cajones. —Tardaste un rato.

Sí, ese era mi hermano. Hoseok, pero lo llamábamos Hobi. Todo un come libros. Estudiaba Diseño Industrial y era muy apegado a ello.

—El chico que compartirá habitación con nosotros llegará pronto, supongo —dijo alguien que salía del baño.

De piel morena y alta estatura, mi amigo NamJoon se dirigió hacia los libreros para examinar. Estudiaba leyes. No podía imaginarlo en una corte, presentable y con portafolios, diciendo "¡Objeción!" ... en especial con esa actitud que tenía.

—Creo que nuestro compañero se llama... SeokJin o algo así —dije llevando mis cosas a mi propia cama.

La puerta se abrió y el joven hizo su aparición. Era alto, de hombros anchos y rubio. Tenía cara de pocos amigos. Se sorprendió de hallarnos ahí, sin duda él había llegado antes, por eso había cosas en el armario y en las repisas.

—Hola... —dijo con expresión seria. —Soy Kim SeokJin.

—Hola... —dijimos todos despacio.

—Soy JiMin —me presenté. —Él es NamJoon y mi hermano HoSeok.

Inclinó la cabeza como saludando educadamente y luego fue hacia su cama, a lado de la de HoSeok. Tomó un libro de su mesa de noche y se acostó, para ponerse a leer sin prestarnos la más mínima atención.

Nos miramos perplejos. El tipo no parecía muy amigable. Así que solo nos dedicamos a desempacar, hasta que unos gritos en el corredor nos tomaron por sorpresa...

—¡DÉJENME, NO QUIERO ESTAR AQUÍ! ¡SUÉLTENME!


[Narra JungKook]

La camioneta avanzaba por la carretera...

Papá estaba enojado, mamá parecía preocupada...

Para lo poco que me importaba de todas formas. El único afectado aquí era yo. A ellos no les importaba qué quería hacer con mi vida y mi futuro. O tal vez al revés, creo que se preocupaban demasiado por eso.

Pero yo no. A mí no me importaba si no creían en mí y mi talento con la guitarra, mi único deseo era ser una famosa estrella de Rock. Siempre había sido mi ilusión... ¿y que decían mis padres?

"No seas estúpido, nadie vive de eso..."

Además de ser mentira, ¿quién vive de libros? Solo un imbécil. En ese momento íbamos hacia la Universidad de Seúl. ¿Por qué? Porque era la única salida que les quedaba a mis padres, la única oportunidad que ellos creían tener para sacarme de la música definitivamente.

No sé qué planeaban, tal vez tener a su hijo tras un escritorio los hacía más felices que verlo cumplir sus sueños en un escenario. Querían que fuera escritor.

Todo por mi culpa. Jamás debí haber hecho ese ensayo en la preparatoria. Mamá casi rompió a llorar y papá me felicitó como si hubiera hecho algo maravilloso. Creo que podían jurar que tenía la literatura en la sangre.

Aun no entiendo por qué creyeron que estudiar Literatura me ayudaría en algo. Jamás me gustaron los libros. Difícilmente me verían tomar uno, pero solo por tener demasiada imaginación ya parece que soy el siguiente Shakespeare.

Más que enojado, estaba furioso. Estaban jugando con MI futuro. No me interesaba si conseguía mi sueño y algún día vendía más de un millón de CD's o si fracasaba y tendría que ir en el metro, tocando por unas monedas. El punto era vivir la música, como si me hubiera casado con ella... "En la salud y en la enfermedad, en las buenas y en las malas hasta que la muerte nos separe".

Eso era otra cosa...

Mis padres y su maldita manía de controlarme. Su necesidad de preservar el apellido Jeon como una de las familias más prestigiosas del país los había llevado a comprometerme con una chica desde que tenía once años. La había visto varias veces. Su nombre era Lee Ji Eun. Era muy linda, lo admito, me agradaba bastante, pero en ella nunca vi más que una amiga, y, aun así, el año siguiente iba a casarme con ella, a punta de pistola si era necesario, porque mis padres no pensaban dejar que yo encontrara la felicidad por mi cuenta.

Solo soy un títere, una imagen. Jeon JungKook solo es lo que sus padres quieren que sea. Solo porque ellos lo dicen. No lo soportaba, era una presión enorme. Ninguno de mis sueños se vería cumplido por seguir bajo la sombra de mi padre. Por eso habíamos discutido y él se hallaba enfadado, no me importaba hacerlo enojar, pero por hacerlo, esta vez me había salido caro. Al fin me llevaban hacia mi destino, hacia la prisión, hacia ese maldito lugar del que no podría escapar jamás, para solo mirar mis esperanzas morir lentamente.

Cuando llegamos a la Universidad, hice el patético intento de salir corriendo, pero mi padre ya lo prevenía. Se lanzó contra mí y me llevó casi a rastras hacia la entrada, trataba de zafarme, pero, ¿cómo podría con solo diecinueve años y diez kilos menos que mi oponente? En la entrada nos esperaban dos policías y el rector. Mis padres se fueron a firmar unos papeles con el rector, los policías se encargaron de escoltarme hacia mi cuarto mientras una señorita se llevaba mis objetos personales y nos seguía.

Al llegar al pasillo del segundo piso, traté de huir nuevamente, pero los sujetos me tomaron de los brazos y me jalaron.

—¡DÉJENME, NO QUIERO ESTAR AQUÍ! ¡SUÉLTENME! —gritaba yo.

Algunos alumnos salieron de sus habitaciones por el escándalo. Era enfermizo, solo miraban, ni una sola ayuda, parecían hasta tener lástima, lástima de un infame que se hallaba encadenado a su apellido.

¿Acaso tu corazón palpita? || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora