El psicólogo Min regresa...

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[Narra JungKook]

Silencio.

Y más silencio.

Era yo. Yo era. Yo era el maldito bastardo, yo era la causa de que la respuesta para JiMin fuera un grande y rotundo NO. Si él sufría por esto, yo era el único responsable, y que EunJae dijera lo que fuera: que Jiminie no era de su tipo o alguna tontería así, no importaba, yo me sentía culpable a morir.

¿Y quién iba decirlo? ¿EunJae enamorada de mí?

—Pero, ¿por qué? —fue lo único que logré articular.

—¿De verdad no te habías dado cuenta, Kookie? —me dijo ruborizada. Y extrañamente, toda mi aversión hacia ella había desaparecido y ese "Kookie" pasó desapercibido por mi detector de incomodidades. —Cada sonrisa que te dedicaba, cada corto, pero significante segundo que pasé contigo, ¿no notabas como me comportaba? A tu lado siempre he hallado como sonreír.

—Pero siempre te hallaba con JiMin...

—Porque JiMin siempre estaba contigo... —musitó. —Y yo quería estar ahí, esperaba a que te acercaras, que estuvieras, aunque fuera un minuto a mi lado, porque no me atrevía a hablarte directamente.

Entonces JiMin, JiMin sin percatarse se había convertido en su palanca, para llegar hasta mí. Pero EunJae nunca lo pensó así, porque jamás creyó que JiMin estuviera interpretando los gestos de ella hacia mí, como si fueran para él.

—Pero tú y él, en la fiesta... hicieron... —desvié mi mirada. —Bueno, lo hicieron...

Ella pareció perpleja.

—Kookie, jamás hicimos nada —dijo quedamente. —Puedo jurártelo.

Sus palabras fueron muy sinceras, y el peso que había estado en mí desde ese desgraciado día, repentinamente se esfumó, aunque aún sentía un peso en el corazón, pero por lo que estaba pasando en ese instante.

—JungKook, discúlpame —dijo entonces bajando la mirada. —Yo entiendo que esto te resulte molesto. Te pido una disculpa, porque sé que tú no sientes nada por mí, pero es que... —me miró. Y sus ojos se hallaban bañados en cristalinas lágrimas. —¡Perdóname, pero no puedo evitar querer decírtelo! Porque en verdad es algo que siento muy dentro, es importante para mí que lo sepas.

Pude haberla calmado, decirle que simplemente no se preocupara y que se fuera, porque podía notar que la distancia entre ella y yo estaba siendo cortada poco a poco por ella. Pero esa escena me pareció como un deja vù, al recordar a cierto incauto que había hecho algo similar en un gimnasio, y terminando con un gran dolor en el corazón por el rechazo de esa persona, de ese escritor.

Y no supe que hacer o cómo reaccionar. No quería lastimarla. Como dije anteriormente, mi dolor no se lo desearía a nadie, ni siquiera a ella, ni a mi peor enemigo, porque era un sufrimiento que sobrepasaba el físico o el sentimental.

Ya que no pude hacer nada, pronto me hallé siendo besado por EunJae. Juro que no sentí nada, simplemente le correspondí, pero muy tímidamente para que ese beso terminara tan repentinamente como empezó. Y al separarme, pude ver una corta sonrisa en su boca y una mirada anhelante, pero supongo que ambos sabíamos perfectamente lo que yo estaba por decir, o casi...

—Esa era la chispa que buscaba en JiMin... —murmuró.

—EunJae... —musité.

—Yo sé JungKook, yo sé... —suspiró. —Yo no te gusto. Lo siento, perdóname. Soy... soy una tonta.

—No. No lo eres. Está bien que expreses lo que sientes, si no lo hicieras estarías cometiendo un error. Al menos tú te guías por tus sentimientos y no por lo que la gente dice... —no pude evitar pensar en él. —No perdías nada con intentar.

¿Acaso tu corazón palpita? || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora