Charla con osos (?)

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La tarde siguiente llegó con rapidez. YoonGi logró hacer que sus amigos se fueran, y a las cinco en punto, JiMin tocó a la puerta.

—Hola, me da gusto verte —le saludó YoonGi haciéndolo pasar. —Ponte cómodo.

—Hola YoonGi, gracias.

YoonGi cerró la puerta y fue hacia el refrigerador.

Mientras, JiMin echó un vistazo a la habitación. Definitivamente, JungKook había recogido el lugar, la diferencia entre ese cuarto y el del día anterior era enorme.

En una de las camas, había una mochila y un pequeño escrito engargolado. JiMin se acercó y lo tomó.

El título era "Mujercitas por Louisa Alcott". Era la portada de un resumen del ya nombrado libro, y el nombre del estudiante, era el de JungKook. JiMin recorrió con la mirada el escrito y posó su vista en una cifra escrita a mano con color rojo sobre la hoja, además de una calificación perfecta, el profesor había anotado algo en la parte baja de la portada, con una delgada y apretada letra:

"JungKook: Estoy muy impresionado con tu gran mejora en redacción. Realmente has superado mis expectativas. Esa nota te la has ganado tú solo, y espero que continúes así. Sé que mucha gente no aprecia esta clase de libros, y yo te felicito por hallarle un lado tan profundo. Adoré la descripción que le diste a Jo, de verdad que pareciera que la conocieras personalmente, a pesar de ser un simple personaje de ese libro. No me queda más que repetir... que me siento orgulloso de tu trabajo, y ojalá que tú también. Continúa así."

JiMin trató de hacer memoria. "Jo" era la forma en la que llamaban a una de las chicas del libro, cuyas más grandes pasiones eran la escritura, la lectura y el teatro.

—Curioso, ¿no? —preguntó YoonGi haciendo que JiMin se sobresaltara. Le tendió una cerveza mientras bebía de la suya. —El enano llega siendo un desastre, y ahora hasta los profesores lo felicitan. Pero bien, a eso no venimos. Siéntate, YoonGi

JiMin dejó el escrito y se recostó en una de las camas con su cerveza. YoonGi se puso cómodo en la cama de a lado, con su cerveza y la grabadora, que acababa de poner a funcionar.

—Muy bien... —comenzó YoonGi. —La sesión anterior, me platicaste de ChanYeol. Dime, ¿lo has olvidado ya?

—Pues, sinceramente no lo sé —murmuró JiMin. —Yo quiero pensar que sí, pero en el fondo continúo ligado a él. Ha sido la primera persona en mi vida, en todos los sentidos.

—¿Y es por él, que ya no crees en el amor?

—No creo en el amor homosexual...

—Pero, ¿si es sincero?

—Yo no tengo como saber si es sincero —replicó JiMin.

—¿Acaso no lo escuchaste de la boca de JungKook?

JiMin guardó silencio y observó a YoonGi con reproche. No quería tocar el tema de nuevo, pero YoonGi jugaba con su botella, de forma inocente, sin hacerle caso. De esa forma, JiMin sabía que no tenía como zafarse.

—Digamos que no quiero caer en el mismo juego —dijo al fin. —Así comencé con ChanYeol, y aún me arrepiento cada maldito día de mi vida por haberlo conocido. Pero al mismo tiempo agradezco el haberlo hecho, cambió mi vida para siempre, aunque lo que dejó solo fue para mal.

YoonGi no dijo nada, pero no pudo evitar decirse así mismo, que JiMin no se había sacado de la cabeza a ChanYeol, por más que lo despreciara.

—Mira JiMin, haremos algo. —YoonGi se inclinó, quedando cabeza abajo, a un lado de la cama, para poder ver debajo de ella. De ahí, sacó un viejo oso de peluche. Volvió a enderezarse con el oso en las manos. —Éste es un oso que me dieron en mi primera clase de psicología. Es una de las terapias más básicas que nos enseñaron. Lo único que tienes que hacer, es hablar con éste oso.

¿Acaso tu corazón palpita? || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora