Papeles invertidos

506 39 4
                                    

Debían ser las siete...

Bueno, no me importaba realmente. Estaba recostado en mi cama, mirando el techo abatido, escuchando la música, las voces y las risas de la gente que se hallaba en el festival. Habían puesto luces de colores que parpadeaban, se movían, y recorrían mis cortinas.

Supongo que pude haber esperado cualquier cosa de esa noche, cualquier cosa excepto lo que pasó después.

Tocaron a mi puerta. Yo no me molesté en levantarme, ni siquiera contesté. Si era alguno de mis compañeros debían de tener la llave, si no, que fueran a pedírsela a alguno de los demás; y si se trataba de otra persona, yo no tenía ni la menor intención de salir. Era mejor que creyeran que yo no me encontraba ahí.

Volvieron a tocar.

Lo volví a ignorar.

Pasé un buen rato, tratando de definir las figuras que se formaban en el techo, mientras el visitante seguía tocando, con desesperación más constante.

El que se desesperaba ahora, sin embargo, era yo. ¿Qué nadie le había enseñado a esa persona que si tocabas una puerta y nadie te abría era porque no había nadie o porque el que se hallaba del otro lado trataba de superar una crisis emocional?

Me senté un poco exasperado, mirando la puerta con ceño. Aún no decía nada, me debatía por volver a tumbarme y ponerme una almohada sobre la cabeza o abrir la puerta, gritar: "¡Deja de estarme jodiendo!" y azotarla en las narices del "visitante".

Pero entonces...

—JungKook, ábreme por favor...

Mi corazón se detuvo. Era la voz de JiMin.

Sonaba congestionada, y hablaba en voz baja. Parecía nervioso y triste, pero firme, como si estuviera seguro de que yo estaba del otro lado.

Me levanté y me acerqué a la puerta, estuve a punto de abrir, pero me detuve.

No.

Era obvio, su tono, la hora..., para este momento ChanYeol ya debía de haberlo lastimado y ahora venía detrás de mí de nuevo.

Sonreí con amargura.

"Oh, no, claro que no señor Park..."

Me di la vuelta, dispuesto a volver a mi cama y continuar fingiendo estar en otro lugar.

—JungKook, sé que estás ahí —murmuró entonces. Me detuve en seco. —HoSeok te vio entrar al edifico, la mesa donde es "El Banco" está muy cerca... por favor, ábreme. Quiero hablar.

"¡Estúpido HoSeok!" pensé furioso. Suspiré y miré a la puerta.

¿Valdría la pena contestar? ¿Ganaba algo con ello?

—En este momento no tengo ganas de hablar contigo —le contesté a la puerta con el ceño fruncido. —Haz una cita con mi secretaria para... uhm, déjame ver... quince o veinte años y quizás, con suerte, pueda atenderte.

—JungKook, por favor, escúchame, es todo lo que quiero —me pidió su voz del otro lado. Escuché como pegaba sus manos y su frente contra la puerta. —¿Podrías escuchar, sin juzgarme por un momento?

—Se fue, ¿cierto?

—¿Qué?

No pude evitar decirlo, mirando al suelo con los brazos cruzados. Me acerqué a la puerta de nuevo y recargué mi espalda contra la madera. JiMin estaba en silencio.

Punto para Jeon.

—Lo sabía —mascullé con resentimiento. —Tú no puedes venir a buscarme si no se trata de desahogarte, ¿cierto?

¿Acaso tu corazón palpita? || JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora