T1. Cap. 28. Luna de miel I

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- No puedo creer que estemos aquí...

Brittany y Santana acababan de aterrizar en el aeropuerto de Roissy de París. Justo el día siguiente después de la ceremonia, Puck fue a buscarlas con su coche para llevarlas al aeropuerto. Tras una parada en casa de las Faberry para dejar a la pequeña Sarah y estar un buen rato despidiéndose, fueron a la terminal dónde salía su avión rumbo a su luna de miel. Una escala y once horas después, ya se encontraban en la capital de Francia.

Puck, Finn y Alexia, habían organizado una semana en París para su viaje de bodas. Era un pequeño deseo que tenían ambas desde que eran adolescentes y los chicos lo sabían.

- Se han tenido que gastar mucho dinero, no tenían que haberlo hecho. Con algo más sencillo...

- Lo han hecho con todo el cariño del mundo San, no seas así y disfrútalo.

La pareja, tras caminar un par de minutos, no lograba situarse en el aeropuerto. Todo era muy diferente a su país, no encontraban ni si quiera la cinta con las maletas.

Santana comenzó a desesperarse y suspiró, sentándose en unos bancos cercanos a la sala de espera. Miró el reloj de su muñeca, con el cambio horario debían ser más o menos las tres de la mañana. Brittany se acercó a ella, besándola la coronilla tratando de tranquilizarla, sabía lo nerviosa que podía llegarse a poner con los viajes largos.

- Quédate aquí. Voy a dar una vuelta para intentar localizar nuestras maletas.

Santana vio desaparecer a su mujer tras una nube de gente. No podía entender como a esas horas podía haber tanta en un aeropuerto. Metió su mano al bolsillo de su cazadora localizando su móvil. Estaba apagado, debía de haberse quedado sin batería tras tantas horas de vuelo.

Levantó la cabeza y localizó a Brittany que la estaba sonriendo y tendiéndola la mano.

- No has tardado nada.

- Ya, me he encontrado con una mujer que venía en el vuelo con nosotras y la he preguntado. Me ha dicho que las maletas están en esa dirección.

Dos minutos después, ambas vieron la cinta en la que se encontraban únicamente sus bolsos dando vueltas. Santana, literalmente, se tiró hacia su maleta rezando para que no faltase nada. Alma la había contado muchísimas historias sobre lo que pasaba con las maletas en los aeropuertos y la daba muy mal presentimiento desde pequeña, por si la suya aparecía en otro lugar distinto o peor, no aparecía.

Suspiró feliz al bajarla de la cinta y revisar los cuatro pequeños candados que aseguraban las cremalleras. Al levantar la vista con una gran sonrisa, vio a Brittany frente a ella, riéndose con ganas. La abogada la miró con cierto enfado, hasta que observó detrás de su mujer, a un hombre de unos cuarenta años, bien peinado y vestido de traje, con un cartel en el que ponía "López-Pierce".

- ¿Quién es ese? –preguntó confundida haciendo que la bailarina se girara para mirarlo- ¿lo conoces?.

Brittany negó con la cabeza. Cogió su maleta y después, entrelazo su mano con la de su mujer para acercarse rápidamente al extraño.

- Frena Brittany -protestó la latina unos pocos metros antes de llegar- no tengo ni idea de francés, solo lo poco que aprendimos en el colegio, tenemos que buscar un interprete que...

- Bonjour Monsieur –comenzó Brittany con una pronunciación casi perfecta interrumpiendo las divagaciones de la otra- qui êtes-vous? (Buenos días señor, ¿quién es usted?)

Santana la miró sorprendida, ¿desde cuándo hablaba francés? y... ¿por qué ella no sabía nada? El hombre al ver la cara de sorpresa de la morena, rió levemente. Dejó el cartel a un lado y las tendió la mano.

Nunca es tarde [Brittana/Faberry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora