T2. Cap. 31. Reunión familiar

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Santana se movía nerviosa por toda la casa intentando que todo estuviera bien. Llevaba el día entero ausente, pensando en cómo iría la cena con sus padres y con las personas más importantes de su vida, Brittany y Sarah.

- San -rió Brittany parando a su mujer y obligando a que se sentara en el sofá- ¿No crees que estás demasiado nerviosa?

- Quizás un poco -admitió la morena con la niña pequeña en brazos suspirando fuertemente- vale, quizás demasiado. Pero no lo puedo evitar.

- Todo va a salir genial, no tienes de qué preocuparte. Termina de poner la mesa y yo voy a ir a cambiar a Sarah.

La latina se puso a lo que la dijo obedientemente. Tras poner el último plato, el sonido del timbre interrumpió la paz presente en la casa. Se dirigió a la puerta respirando profundamente y abrió, encontrándose con sus padres, visiblemente más nerviosa que ella.

Santana los saludó y se hizo a un lado dejándolos entrar en su casa, acompañándolos después hasta el salón, a la espera de Bittany y Sarah para empezar a cenar.

- ¿Qué tal el trabajo? -preguntó Gloria acomodándose en el sofá que le indicaba su hija.

- Bien, aunque en estas fechas siempre hay más jaleo con los nuevos musicales y representaciones. ¿Y vosotros?

Tras una ligera conversación, Brittany salió con una gran sonrisa de las habitaciones, colocando la ropa a la niña. Habían comprado un vestido para la ocasión, casi del mismo color que los ojos de la niña y de su madre. Sarah, que mantenía contra su pecho un peluche, se percató de la presencia de sus abuelos y se quedó completamente callada, con la boca abierta.

- Vamos cariño, saluda a nuestros invitados.

Brittany no quería meter la pata otorgando títulos como "abuelo" o "abuela" sabiendo que su mujer aún no se sentía muy cómoda con la situación. Tanto Gloria como Manuel se quedaron embobados con la pequeña mientras esta murmuraba a ambos con una mano metida en la boca.

- Creo que por ahora es todo lo que tiene que decir -rió levemente la bailarina mientras acariciaba la espalda de la niña- ¿Cenamos?

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La cena había pasado con normalidad. Todos habían puesto de su parte para que no pasaran toda la velada en total silencio, sobretodo Brittany y Gloria. Sarah también había puesto su parte manchándose de arriba a abajo su vestido nuevo con su comida y terminando vestida con un  pijama de patos que la había regalado Kurt hacía unos días.

Cuando terminaron, las anfitrionas los invitaron a sentarse en el sofá mientras ellas recogían pero Gloria se adelantó llevándose a Brittany a la cocina, dejando los otros dos solos con la niña.

Manuel se sentó en un extremo del sofá y Santana en el otro con la niña entre sus brazos, que debido a la visita, se había olvidado totalmente de su hora de dormir y estaba despierta y juguetona. La abogada despegó los ojos de su hija fijándose en su padre que no dejó de mirarlas.

- ¿Quieres un café? -preguntó la más joven señalando la cocina.

- No, últimamente me sienta un poco mal tomarlo por la noche -compartió el hombre mirando un poco su corbata para después mirar a su hija con una sonrisa- estás hecha una mujer... has madurado mucho.

- Cuando tienes que valerte por ti desde los dieciocho años para poder sobrevivir, lo haces de golpe -contestó sin pensar Santana.

Manuel se revolvió incómodo en su asiento, arrascándose la nuca sin saber qué contestar. Santana suspiró sintiéndose mal por su pronto... sabía que su padre estaba poniendo todo de su parte para que su relación pudiera ser como antes o al menos mejorar un poco... y ese tipo de comentarios no facilitaban las cosas.

Nunca es tarde [Brittana/Faberry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora